Cuando hab铆a quedado atr谩s esa costumbre noventera de provocarle un ACV a los participantes de un programa de televisi贸n, ya sea tir谩ndoles un cami贸n con acoplado encima de sus humildes autos o present谩ndoles a la madre despu茅s de cuatro d茅cadas sin previo aviso, lleg贸 Los Unos y los Otros. Se reaviv贸 la sangre del talk show que supo darnos momentos inolvidables, como el 鈥渟i quer茅s shorar, shor谩鈥 de Moria Cas谩n, o los dichos de Clomro, el se帽or con pasamonta帽as que juraba venir de otro planeta en Frente a frente, conducido por Alejandro Rial, o el grito desesperado de una madre queriendo ver a su hija en Va por Vos, de la dupla Andino-Pais, 鈥淜arinaaaaaaaaaaaaaa鈥, luego convertido en ringtone bizarro.
Los Unos y los Otros (alguno de los dos sintagmas podr铆a haber quedado en femenino, 驴no, genios?) sale por Am茅rica, en esa hora sopor铆fera de la tarde que la televisi贸n argentina parece no poder resolver a favor de un contenido que no parezca dirigido al ama-de-casa-aburrida-que-espera-los-chicos-del-colegio. Los tiempos han cambiado, se帽ores productores, pero tal vez no quieran enterarse porque Los Unos... mide 6 puntos, un rating casi milagroso para ese canal. La conductora, Andrea Politti, viene de descansar de esta tarea de otro pseudo reality perverso, preocupado por la poblaci贸n obesa y desesperada por adelgazar. En Cuesti贸n de peso, muchos participantes se animaron a decir que el ego de la se帽ora era m谩s pesado que los kilos que quer铆an sacarse de encima y que los maltratos de la actriz superaban cualquier fantas铆a previa que hubieran tenido sobre los maltratos en la tele. Al parecer, Politti no quer铆a que los gordos y gordas le contestaran en vivo sus chistes, las insinuaciones de romances entre ellos, las tiradas de orejas por no haber adelgazado lo suficiente y dem谩s bajadas de l铆nea de la 鈥減elirroja鈥, que siempre quer铆a quedarse con la 煤ltima palabra. Aires de diva, dijeron, y el formato de Endemol descans贸 un a帽o y volvi贸 al ruedo en marzo, m谩s loco que nunca, con estrategias de control militar, a cargo de otra actriz devenida en conductora, Claribel Medina.
Los Unos... trata un tema cada tarde. Al principio, los t贸picos giraban en torno de conflictos dom茅sticos de corte vincular: 鈥淨uiero que mi mujer se vuelva a ocupar de la casa y de la familia鈥; 鈥淓l es muy celoso鈥; 鈥淪u marido quiere reconquistarla y ella no quiere鈥. Con respecto a este 煤ltimo, basta recordar el caso de la rusa residente en Espa帽a Svetlana Orlova, quien fue degollada por su ex despu茅s de rechazarlo en vivo en un programa que intent贸 reconciliarlos, para abortar cualquier intento parecido, pero se ve que las cabezas atr谩s de Los Unos... no conocen esta historia. No conformes con esta apuesta maravillosa, de insistirle 鈥渄aaaaale鈥 a una mujer que por alguna raz贸n hab铆a dicho basta, la emisi贸n sobre los celos toc贸 el techo de las ideas reaccionarias que pueden circular por televisi贸n. A la pregunta sobre qu茅 cosas le daban celos a 茅l, ella dec铆a 鈥渜ue yo me vea con mis amigos varones鈥, 鈥渜ue use polleras cortas鈥, 鈥渜ue salga de mi casa鈥. Politti, siempre preocupada por ser ingeniosa y sensual, lo que no est谩 mal hasta que ten茅s enfrente un cuadro que desangra dramatismo, le dec铆a a la joven 鈥溌縫ero vos no pod茅s ser m谩s buenita?鈥 o 鈥溌縩o deber铆as dejar de provocarlo?鈥. Si a esa escena, mediada por las luces y las c谩maras, no le corresponde un final violento en la vida real, entonces los finales violentos son producto de la imaginaci贸n de las locas feministas, que ven sangre donde hay rosas. La chica, que asist铆a desconcertada porque encontr贸 en Politti una enemiga y no una defensora, y el chico, que no tuvo que defender su postura polic铆aca ya que para eso la ten铆a a la conductora, claramente no pueden pagar las sesiones privadas de las psic贸logas del panel. Una de ellas, Graciela Moreschi, parec铆a m谩s preocupada que la estrella, pero su poco 鈥渢uneo鈥 impide que se mantenga en primer plano m谩s de siete segundos.
Esta cronista entrevist贸 a la mexicana Marta Lamas en noviembre del a帽o pasado. Hac铆a pocas semanas que ella participaba de El Ma帽anero, un programa de gran audiencia en su pa铆s, junto a un conocido conductor local, Brozo, que disfrazado de payaso les pasa un trapo 谩cido a conservadores y derechosos de su pa铆s. Dec铆a Lamas, militante feminista desde la facultad, que ocupar esos espacios masivos es una herramienta para difundir una causa con mala fama. No importa si hay que jugar el juego de la ropita y el maquillaje, lo que importa es llegar a mayor cantidad de gente con un mensaje que por una vez se resista a que las nenas se visten de rosa, los varones de celeste, las mujeres sufren y aguantan y los hombres celan porque ellas son, a veces, un poquito trolas. 驴Qu茅 dir铆a Politti si su marido le dijera que esos escotes que tanto le gusta usar no van m谩s? Pero claro, ella no es pobre, tiene todos los dientes y no sale en programas de televisi贸n mostrando sus miserias.
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