–Desde muy pequeña (con 4 años) mis padres detectaron que podÃa tocar al piano todas las melodÃas que escuchaba en la radio, pero no sólo la melodÃa si no también la armonÃa. Las maestras del jardÃn también notaron esta cualidad. Mis padres buscaron rápidamente una escuela vocacional para que comenzara en el camino de la música, hasta que cumplà los siete años e ingresé al Conservatorio de La Habana a estudiar formalmente. Allà estudié piano y dirección coral.
–Pasa a formar parte de su cultura general, aunque en el futuro no ejerza la carrera de músico. Y en el campo espiritual ofrece satisfacción para quien la escucha, la practica y la ejerce. Es una expansión del espÃritu inigualable. Quien practica y hace la música tiende a ser mejor ser humano.
–Creo firmemente que la práctica de conjunto, ya sea dentro de un coro o de una orquesta, forma mejores seres humanos en el espÃritu de la colectividad, de la solidaridad, de ser necesario para el conjunto, de saber que su granito de arena es importante para el resultado final del esfuerzo colectivo. El trabajo en colectivo disuelve el egoÃsmo natural.
–Muchas veces siento que levito y quiero llevarme a todos conmigo al cielo, porque el acto de hacer música es un fenómeno a veces sobrenatural dirigido sin pies en la tierra. Todo el discurso melódico y sobre todo armónico va sugiriendo muchas cosas: colores, texturas de sonidos, dirección del sonido. Todo no suena en la misma dirección. Las sensaciones que recorren el cuerpo son múltiples. Existen pasajes en donde se eriza la piel, momentos culminantes y, al final, se queda una vacÃa con todo lo que entregó.
–He cantado de mezzo en obras de Vivaldi, la Novena sinfonÃa, de Beethoven; Canto General, de Mikis Teodorakis; Concierto Oratorio, de Michel Legrand, y en algunos pequeños momentos con mi coro. Creo que todos me han dado mucho placer y los he disfrutado por igual situada en tiempo y espacio.
–Ciertamente he viajado mucho, sola como directora y también con el Coro Nacional de Cuba y el Coro de Cámara Entrevoces. Nos hemos presentado en escenarios históricos muy importantes y también en lugares muy populares y humildes. La música en particular, y el arte en general, es patrimonio de los pueblos. Siempre retorno a mi Patria –con mayúsculas–, porque esta tierra que me vio nacer es arraigo, esta revolución que me formó me lo dio todo y a ella le he devuelto todo mi saber. Aquà están mi familia, mi trabajo, mi mar, mis muertos. Aquà está todo lo que quiero en la vida; nunca traicionaré a esta hermosa tierra.
–Me emociona sobremanera la buena música, sea del género que sea, si está bien escrita y si está bien ejecutada. No admito la chabacanerÃa y la cursilerÃa.
–Soy fundadora de la Universidad de las Artes en Cuba (1976), pero desde muchos años antes me dediqué también a la enseñanza en el nivel medio. He graduado varias docenas de alumnos a lo largo de estos años, y cada uno ha representado algo nuevo. Aprendà de sus criterios, de sus modos de ver la música, y también de sus situaciones en la vida.
–Fijate que no. Porque en Cuba curiosamente, a diferencia de otros paÃses, en el caso de la dirección de coros, las mujeres estamos en mayorÃa, y de ahà se ha derivado un número considerable de mujeres que dirigen orquestas en nuestro paÃs.
–Tengo que aprender a decir que no.
<p>* Digna Guerra nació en La Habana, es docente, cantante, pianista. Dirigió el Coro Nacional de Cuba y la Orquesta Sinfónica de su paÃs. Actualmente dirige el Coro Entrevoces. Visitó Buenos Aires a propósito del Segundo Encuentro Internacional de Orquestas y Coros Infantiles y Juveniles para el Bicentenario.© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados
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