Viernes, 13 de junio de 2003
Sociedad
Hacen ver las estrellas
Seis mujeres son las encargadas de entretener, informando, actuando y narrando, a los chicos y a los adultos que visitan el Planetario. Lo que para todas fue primero solamente un trabajo, se convirti贸 en una fascinaci贸n que ahora intentan transmitir a los visitantes.

Por Sonia Santoro
Cientos de chicos de cuarto, quinto y sexto grado van pasando alborotadamente al gran sal贸n. El barullo no puede ser contenido por m谩s shs shs con que las maestras intenten. La relatora se presenta e invita a que se haga de noche. Despacito van apareciendo las estrellas, la Luna, los planetas. Los chicos reclinan los asientos, miran el cielo, y se callan. Empieza la funci贸n.
鈥撀緾贸mo se llama el movimiento que hace la tierra? 鈥損regunta la relatora.
鈥撀÷otaci贸n!! 鈥揼ritan los chicos como si estuvieran frente al m谩s divertido de los video juegos.
鈥揅laro. 驴Y cu谩nto tarda en rotar? 鈥搃nsiste esa voz que, a oscuras, esta vez habla de los secretos astron贸micos y tienta a los chicos a pensar las distancias en el espacio, la atm贸sfera, las caracter铆sticas de la luna, las supernovas, los p煤lsares y los agujeros negros. Al mismo tiempo, la relatora maneja el instrumento planetario que pone las estrellas, mueve los astros, las distintas constelaciones, o sea, crea el efecto-cielo tan real que permite el Planetario de la Ciudad de Buenos Aires 鈥淕alileo Galilei鈥. Seis son las mujeres del Planetario: profesoras, maestras, actrices que se dedican al oficio tan peculiar de dibujar los cielos y transportar 鈥搈ediante la narraci贸n鈥, a ni帽os y adultos al espacio.
Luc铆a Valery es profesora de geograf铆a y la m谩s antigua en el oficio. Hace 30 a帽os que trata de infundir el amor por el espacio a los chicos con estos espect谩culos. Apenas 6 a帽os antes, el 13 de junio de 1967, se inaugur贸 el Planetario, aunque la idea de su construcci贸n hab铆a sido gestada en 1958 por el concejal socialista Jos茅 Luis Pena y el secretario de Cultura del municipio Aldo Cocca. La siguen sus colegas Andrea Clerici, con 23 a帽os de contar historias cient铆ficas; Ana Zeppa, con 22; y Graciela Cacace con 16. Marcela Lepera, maestra jardinera y actriz, hace 15 a帽os que se dedica a traducir la ciencia para los m谩s chiquitos, acompa帽ada, desde hace 8, por la actriz Sandra Costa.
鈥撀緾u谩l es la funci贸n que cumplen?
Sandra Costa: 鈥揅rear inquietud. Si un chico se va de ac谩 con la sensaci贸n de que la astronom铆a es interesante, est谩 buena, es divertida, eso quiere decir que cuando vea un libro de astronom铆a no lo va a patear.
Ana Zeppa: 鈥揇espertar el bichito, las ganas de ... Y conmover.
Andrea Clerici: 鈥揃ueno, el cielo conmueve. Ese cielo tiene treinta y cinco a帽os pero el efecto cielo es lo mejor que hay en el Planetario. Es lo 煤nico que lo diferencia de todo, del cine...
Se puede decir sin temor a equivocarse que no hay nada, en la ciudad al menos, que produzca la sensaci贸n que logran esos 18 metros de techo abovedado, observados desde las butacas que se reclinan para favorecer la contemplaci贸n.
El Planetario debe su nombre a un singular instrumento de proyecci贸n, el Planetario Zeiss, modelo V, que est谩 ubicado en el centro de la sala deproyecci贸n. El aparato proyecta unas 8 mil estrellas como si fueran verdaderas. Y muestra, entre otras cosas, la v铆a l谩ctea, las estrellas fugaces, las nebulosas de Ori贸n y Andr贸meda, los planetas, las figuras de las constelaciones. Permite demostrar los movimientos m谩s diversos como el giro diurno del cielo o el movimiento anual geoc茅ntrico del sol; y el cielo de cualquier lugar del mundo, en cualquier 茅poca. 鈥淓s un proyector enorme que te muestra el cielo en diferentes latitudes. Son placas perforadas que representan sectores del cielo. Tiene dos bochas, del norte y del sur, que tienen 贸pticas y desde esas 贸pticas proyectan pedazos del cielo. Y, despu茅s, ten茅s los planetas con movimiento que los pon茅s de acuerdo a las coordenadas en el lugar que corresponde. El resto se pasa con auxilios: videos, l谩ser, diapositivas鈥, explica Cacace.
Cada funci贸n est谩 en manos de una relatora y un t茅cnico de sonido. Las relatoras se encargan de narrar la historia e ir manejando el planetario, poniendo diapositivas, encendiendo luces, apagando otras, pasando un video, todo al mismo tiempo y con una coordinaci贸n que lleva tiempo alcanzar.
La primera vez que Zeppa vio todas las palanquitas que iba a tener que manejar dijo 鈥溌n mi vida lo voy a poder hacer!鈥. Y sin embargo, de ella han aprendido unas cuantas. La 煤nica manera de aprender es mirando a las dem谩s, porque no hay otro planetario en la ciudad. Existe otro en el pa铆s pero est谩 en Rosario, Santa Fe.
En realidad la 煤nica que ten铆a alg煤n sue帽o depositado en el Planetario es Andrea Clerici, que desde que Armstrong pis贸 la Luna qued贸 seducida para siempre por el espacio. Se especializ贸 en geograf铆a matem谩tica para poder trabajar en este simb贸lico edificio. 鈥淐uando me recib铆 era el 5 de octubre, el D铆a del Camino, por eso digo que ese d铆a empec茅 un camino. Present茅 la solicitud, me hicieron una prueba de micr贸fono y entr茅鈥, dice. Zeppa entr贸 por concurso, buscando un trabajo fijo de m谩s horas que las que pod铆a acumular como profesora. Costa lleg贸 hace 8 a帽os para hacer un casting como podr铆a haberse presentado para trabajar en una obra de teatro o televisi贸n. Jam谩s hab铆a estudiado astronom铆a. 鈥淢e hicieron contar un cuento por micr贸fono y hasta que empec茅 a dar funciones tuve todo un tiempo de entrenamiento para aprender un mont贸n de cosas, primero, b谩sicamente para ubicar constelaciones鈥, cuenta. Lo cierto es que la fascinaci贸n que ejerce el trabajo las ha tentado y atrapado a todas.
Estas mujeres no pueden, aunque quieran, dejar de mirar para arriba cuando dejan el Planetario. 鈥淎hora, J煤piter est谩 cerca de la Luna y se ve b谩rbaro鈥, acota Costa. Su trabajo tambi茅n las ha convertido en especie de lun谩ticas para los ojos ajenos. Sobre todo cuando empiezan a hablar sobre su tarea o a pasarse la informaci贸n necesaria para llevar adelante una nueva funci贸n. 鈥淯na vez 铆bamos en un colectivo y le digo a Ana: me tengo que acordar de apagar la Luna. Y el que estaba sentado adelante nos mir贸 con cara de 鈥榚st谩n re locas鈥欌, cuenta Cacace. Zeppa hizo un texto con el vocabulario propio de este peque帽o grupo, donde las frases m谩s repetidas son: Tengo la Tierra en el bolsillo, faltan los anillos a Saturno, par谩me el asteroide, hay una negra a la que se le corri贸 la m谩scara. Pero sobre todo, lo que m谩s disfrutan es esa sensaci贸n de poder, que no pueden sentir en ning煤n otro lado. 鈥淓s maravilloso detener la Tierra y decirle ahora rod谩鈥, dice Clerici. 鈥淧oner las estrellas y 隆te las voy a hacer ver!鈥, r铆e Costa. 鈥淒etener el tiempo, volver en el tiempo, a 1980 por ejemplo o ir al futuro al a帽o 14000鈥, agrega Lepera. Lo que cambia en realidad, explican, es la posici贸n de los planetas: que pod茅s ponerlos como estaban el d铆a que naciste o cuando nacieron tus hijos, como hizo alguna.
Cada una redacta y colabora en la producci贸n de los temas que van a tratar los espect谩culos que se renuevan cada a帽o. La sala tiene capacidad para 340 personas por funci贸n. De martes a viernes, hacen cinco funciones diarias para chicos desde preescolar hasta los 煤ltimos a帽os delsecundario. Adem谩s hay funciones para jubilados, para ciegos, para sordos, para universitarios o para cualquiera que se acerque durante el fin de semana.
鈥撀緾贸mo son las funciones para ciegos?
G.C.: 鈥揟rabajan desde lo t谩ctil y lo auditivo. Se colocan unos auriculares donde escuchan una voz grabada, que es la de Mario Pergolini. Y cada estrella, cada astro que aparece en el cielo, que tiene visualmente una intensidad de brillo, se traduce a sonidos; el sonido es holof贸nico, es tridimensional. Y al mismo tiempo, el cielo del planetario, que es como una medida esfera, ellos lo tienen en la mano con las estrellas de las que van a hablar en relieve.
鈥撀縔 las de los sordos?
A.Z.: 鈥揝e hace con traducci贸n simult谩nea. Voy hablando y una persona iluminada lo traduce en lenguaje de se帽as. Lo que pasa es que las ideas tienen que ser transmitidas de otra forma, es otro mundo. No se puede traducir la palabra desmembr谩ndola, y eso lo fui aprendiendo con la persona que traduce, que es toda una autoridad en sordos. No pod茅s hacer oraciones muy largas, ni muy bien adornadas, ni con met谩foras, tiene que ser directo el lenguaje.
La diferencia fundamental en estas funciones, cuentan las mujeres, es que los chicos agradecen mucho que haya una funci贸n para ellos. El espect谩culo del anochecer en el Planetario siempre es m谩gico, pero hay funciones donde las relatoras notan que los chicos sienten que est谩n en Disney. 鈥淓l otro d铆a vinieron chicos de una villa y no entend铆an c贸mo se proyectaba en el cielo una imagen para que tiren la basura en los tachos y no en el piso. Yo les tapaba y destapaba la luz del proyector para ver c贸mo aparec铆a y desaparec铆a la imagen y uno grit贸: 隆la se帽ora hace magia!鈥.
En el Planetario, la fusi贸n entre arte y ciencia da buenos resultados. Y, a pesar de las dificultades econ贸micas para mantener la tecnolog铆a, cumple exitosamente con su idea de abrir la ciencia a la sociedad, despertando el inter茅s de los m谩s chicos. Unos 1700 chicos por d铆a pasan por all铆. Durante el a帽o pasado asistieron casi 500 mil personas. Y se espera que este a帽o sean muchos m谩s porque durante las vacaciones de invierno se har谩n actividades en conjunto con la Carpa Cultural Itinerante, de la Secretar铆a de Cultura del GCBA.
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