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Viernes, 9 de diciembre de 2011
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Perlas surtidas

Por quinta vez consecutiva, la señal de cable TCM nos invita a ver otras 50 películas dignas de ser contempladas. Desde el primer Spielberg a Apocalipsis Now, sin desdeñar títulos menos prestigiosos pero tan atractivos como La dama y el fantasma o Contacto en Francia.

Por Moira Soto
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Así no hay quien pueda irse en paz al otro barrio: la señal de cable TCM nos vuelve a conminar con otra nueva edición, la quinta, de 50 películas para ver antes de morir. Tampoco es que todas las producciones seleccionadas este año sean veramente imperdibles ni que todas se merezcan el más alto puntaje. Pero hay unas cuantas que realmente vale ver, quizá rever por neto y simple goce cinéfilo, por gusto hacia los géneros que en la lista de este año están representados, aunque no siempre en estado químicamente puro. Por caso, ¿en qué casillero meter ese estrambótico musical de culto firmado por Jim Sharman en 1975, titulado The Horror Picture Show? Como quiera que se lo clasifique, siempre han de resultar regocijantes las aventuras nocturnas de la juvenil Susan Sarandon en el castillo regenteado por el regio Tim Curry, monarca del bizarro (miércoles 14, a las 0.15).

Ya que estamos en esa zona border, aunque en otro registro, justo es destacar la adorable La dama y el fantasma (1947), acerca de una joven viuda que compra una casa en la costa inglesa y descubre que está habitada por su antiguo dueño, es decir, su espectro. Ella es la más que bella Gene Tierney; él, Rex Harrison, supremo comediante, seductor fantasma a los sones románticos de Bernard Herrmann (martes 13, a las 22). Y rozando el fantástico cotidiano, voilà Reto a muerte (1971), de cuando Steven Spielberg todavía hacía buenas películas, subiéndonos al autito colorado de un modesto viajante que en las rutas californianas es asediado peligrosamente por un enorme, monstruoso camión cisterna, con el que libra una lucha encarnizada por salvar su vida (lunes 10, a las 22).

Otro vehículo –dicho sea literal y literariamente– de terror es Christine (1983), un Plymouth Fury ‘57 que ama a su dueño Arnie, pero quiere total exclusividad (guión basado en Stephen King) y es muy capaz de tomarse terribles represalias por meros celos en esta joyita de John Carpenter (lunes 12, a las 22). Para obtener otro tipo de escalofríos, se pasa El pozo y el péndulo (1961), Roger Corman recreando a Poe, una obra con desniveles, pero donde las escenas altas compensan generosamente, en particular la media hora final. Con el príncipe Vincent Price y la emperatriz Barbara Steele (sábado 17, a la 1 de la madrugada, el domingo 18, a las 22). Ciertamente, El silencio de los inocentes (1991), con memorable desempeño de Jodie Foster como la agente Clarice Sterling (“el mundo es más interesante si tú estás en él”, le susurraba con toda razón el caníbal Hannibal Lecter, en la piel enmascarada de Anthony Hopkins), justifica dedicarle un par de horas (hoy viernes, a las 22). Y no es de desdeñar el sombrío Batman (1989) de Tim Burton, con un justiciero tentado por el mal que combate, y ese joker exuberante del sobreactor Jack Nicholson (mañana sábado a las 22, el domingo 11, a las 17.45).

En la onda vintage se ofrece con méritos más que suficientes La última película (1971), de Peter Bogdanovich, sobre frustraciones surtidas en Anarena, un pueblito de la Norteamérica profunda, mientras se cierra la única sala de cine (domingo 11 a las 22). La ley de la calle (1983), ejercicio poético visual con Mickey Rourke, Matt Dillon y Diane Lane desencantados en Tulsa, con The Police en la banda de sonido (martes 13 a las 0.05). Si buscan suspenso, estar en vilo con tensión creciente, hay dos propuestas bien distintas: La sombra de una duda (1943), del Hitchcock más malicioso y ambiguo (miércoles 21 pasada la medianoche), y Contacto en Francia (1971), Gene Hackman y Roy Scheider, contra el tráfico de drogas en Marsella, acción trepidante garantizada por William Friedkin (domingo 25, a las 0.15, lunes 26 a las 18). El delator (1935), historia de una traición seguida de un gesto de redención, narrada magistralmente por John Ford, con un memorable Victor McLaglen (lunes 12, a las 23.45). También de Ford es Cuán verde era mi valle (1941), tocante crónica familiar y social en el País de Gales, a fines del XIX (viernes 23, a las 0.15, lunes 26 a las 18).

En el rubro westerns, brilla Conciencias muertas (1943), trágico relato de William A. Wellman sobre los riesgos de la justicia por mano propia y la necesidad de víctimas expiatorias (lunes 19 a las 22). Sin ser exactamente una del Oeste, la extraordinaria Yojimbo (1961), de Kurosawa, tiene elementos del género, la presencia arrolladora de Toshiro Mifune y el detalle de haber inspirado el personaje de Clint Eastwood en la trilogía que se inicia con Por un puñado de dólares, de Sergio Leone (miércoles 14, a las 22). Imposible cerrar estas recomendaciones sin mencionar Apocaplipsis Now (1979), la tremenda transposición de El corazón de las tinieblas, de Joseph Conrad, al contexto de la guerra de Vietnam, obra fascinante y desmesurada de Francis Ford Coppola (sábado 17 a las 22).

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