Edith Wharton
1862 - 1937
El dice Danielle Steel y se equivoca. Nunca le铆 a Danielle Steel, era La casa de la alegr铆a de Edith Wharton, le responde la dama de honor suplente (Helena Bonham Carter) a Aaron Eckhart en Conversaciones con otras mujeres. Libro y autora ideales para citar en una pel铆cula de sentimientos retenidos, porque Lily Bart, la protagonista de la novela que Wharton public贸 en 1905, es de las que suspenden la pasi贸n s贸lo para cumplir con lo que se debe hacer 鈥搚 lo que se debe hacer en las historias de Wharton siempre tiene que ver con ahuyentar a la pobreza y dejar contenta a la sociedad mirona鈥. Sab铆a c贸mo contarlo, conoc铆a muy bien las vistas fisgonas de la cofrad铆a, ella misma hab铆a nacido y crecido en una de ellas, 驴qu茅 secretos pod铆an esconderle las masculladoras tazas de t茅? Ni uno solo. Edith Newbold Jones (el Wharton 鈥揷omo casi siempre鈥 es de un marido que qued贸 en los cr茅ditos) naci贸 en la New York de La edad de la inocencia (su libro m谩s famoso y por el que gan贸 el premio Pulitzer en 1921) el 24 de enero de 1862, a los veintitr茅s se cas贸 con Teddy Wharton (茅l ten铆a treinta y cinco) y juntos vivieron 鈥搈uchas veces sufriendo ella tormentosas depresiones鈥 las infidelidades p煤blicas que pudieron durante casi tres d茅cadas 鈥撁﹍ se enamor贸 de un raj谩 de la lejana Borneo y ella de un periodista del Times (William Fullerton), de una cantante de 贸pera (Ixo) y de una poeta (Mercedes de Acosta).
Edith empez贸 a escribir relatos y novelas a los once 鈥搈uchos quedaban sin terminar鈥 pero reci茅n los public贸 unos a帽os antes de cumplir los cuarenta.
La amiga de Henry James, de Cocteau, Hemingway y Scott Fitzgerald, la que dej贸 su ciudad natal para ser la m谩s europea de las neoyorquinas 鈥損or su participaci贸n en la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial, Francia le concedi贸 la orden de la Legi贸n de Honor y ya nunca m谩s volvi贸 a vivir en otro lugar, muri贸 en Saint-Brice-sous For锚t, no muy lejos de Par铆s, en 1937鈥 mantiene una eminencia est茅tica dif铆cil de igualar 鈥搒us historias tenebrosas dan miedo de verdad鈥 y el don perfecto de saber cu谩nto le preocupa al cuento poder encontrar la situaci贸n narrada y cu谩nto a la novela, su personaje. Un don que, como la costura invisible, fue quiz谩s el que le permiti贸 ser una pionera del paisajismo 鈥揟he Mount, la mansi贸n que dise帽贸 en Massachusetts, est谩 abierta al p煤blico鈥 y un referente delicioso para cualquiera que quiera conocer los detalles del arte de la decoraci贸n 鈥揷贸mo no recordar los ambientes de sus novelas, donde las telas y los empapelados pincelan el color de las tensiones: 鈥渟er铆a un papel tan bonito... para el despertar de un beb茅. Esto fue hace a帽os, desde luego. Pero era un papel bastante caro, y no ha deste帽ido... (...) Se le ocurri贸 que tal vez intentara hacerle una broma; sab铆a que no hay nada m谩s cr铆ptico que el humor de los que carecen de humor鈥 (La misi贸n de Jane)鈥.
Las veces que cruz贸 el Atl谩ntico, sus escenas amorosas convertidas en ensayo social y su genialidad para develar el precio de la aristocracia hacen juego con un almohad贸n, una taza manchada por un secreto y un guante 鈥搉aturalmente siempre es el guante el que m谩s se ha estrujado鈥 y exhiben 鈥揵ien pueden agregarse las ilustraciones de Maxfield Parrish鈥 que lo irresistible combina muy bien con el sufrimiento que s贸lo tiene aquello que no se muestra.
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