Página/12 :: las12 :: Rescatar la singularidad

Los espectáculos y ciclos que han tomado como eje el tema de los desaparecidos durante la dictadura militar en Argentina han sido muchos y variados, pero no se pueden olvidar hitos como el de Teatro Abierto en el año 1981, o autores como Griselda Gambaro o Tato Pavlovsky, y más adelante en el tiempo El Periférico de Objetos; el Grupo Teatro Libre, las performances y escraches de H.I.J.O.S y, llegando hasta la actualidad, el ciclo de Teatro por la Identidad.

Actualmente se encuentran en cartel Los pasos de Paloma, de Patricia Zángaro, interpretada por Mercedes Alonso y dirigida por Laura Yusem, y Guardapolvos, ópera prima de Tamara Kiper (actriz de La omisión de la familia Coleman y El viento en un violín, de Claudio Tolcachir). La primera está interpretada por Mercedes, hija del artista Carlos Alonso y hermana de Paloma Alonso, desaparecida en la última dictadura. Mercedes Alonso encontró en este trabajo la manera de realizar un homenaje a su hermana en un momento donde las circunstancias fueron encadenándose unas con otras “por el interés de muchos jóvenes en conocer el accionar de Paloma y su militancia en alfabetización. Los chicos del Normal N° 1 decidieron hacer una agrupación y bautizar el Auditorio con su nombre y la Universidad del Cine quiso hacer un documental con sus imágenes”, explica la actriz. Así Mercedes se interpreta a ella misma, a Paloma y a su madre, “pero esta obra fue escrita para mí, para ayudarme a exorcizar los demonios, y para poder darle finalmente un cierre a tanto dolor”.

Por su parte, Tamara Kiper –a pocos días de ser mamá– explica que su obra se titula Guardapolvos porque “a mi papá se lo llevan de la guardia de Boulogne, estaba trabajando, era médico, y tenía su guardapolvo puesto. Entre las pocas cosas que fuimos encontrando, enterándonos a lo largo de los años, fue que una testigo recordó que el día que llegaron secuestrados a la ESMA lo hicieron con batas de médico un grupo de personas; uno de esos era mi papá, Luis Saúl Kiper. Y se llama así también porque mi mamá guardó y lavó esos guardapolvos durante muchísimos años. Como un tesoro”.

Tanto en Guardapolvos como en Los pasos de Paloma se observa el interés en destacar la singularidad de Luis o Paloma. Mercedes Alonso dice que junto a su madre y su hermana han querido rescatar, y que la dramaturga Patricia Zángaro ha sabido dar a conocer, la alegría de Paloma “de sentir en profundidad la maravilla de estar viva. A mí me marcaba el camino, y nos unía el amor por la poesía, la danza y el teatro. Realmente era un ser extraordinario: segura, abierta, responsable, honesta, libre y muy cariñosa”.

Tamara Kiper explica que los personajes de Guardapolvos son dos nenas en un pasado, y en el presente, están representadas por cuatro hermanas. “Esas nenas son la infancia de estas cuatro. Hay algo que intenté contar con la obra, es que si bien tiene muchos datos de mi historia, también está abierta a que cada uno la llene y se identifique con sus propias historias, porque hablo concretamente de mi papá, que era una persona, un ser humano más, y ahí es a donde más me interesaba llegar, hablar de una persona en particular como cualquier otra, con sus gustos particulares, sus pensamientos, su carácter, su mirada del mundo, un papá que juega con sus hijos, trabaja. Eso que hace que una persona sea quien es. Quería hablar de lo singular y no de los 30.000. Tenía una necesidad muy grande de contar que éste era un hombre y no es lo mismo que otro. Aportar una mirada de lo que la dictadura le hizo a la gente. Gente en particular. Individuos. Personas con nombre y apellido.”

Los pasos de Paloma. Viernes, 20 hs. En el Centro Cultural de la Cooperación. Av. Corrientes 1543. 50778000. $ 70.

Guardapolvos. Lunes, 21 hs. Timbre 4. México 3554. 4932-4395.

Reservas: www.alternativateatral.com. $ 40 y descuentos a estudiantes y jubilados.

escenas

Rescatar la singularidad

Dos obras que relatan dos destinos en la marea de horror que fue la última dictadura militar. La necesidad de poner nombre y apellido cuando las cifras instalan una bruma sobre lo particular.