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Viernes, 8 de agosto de 2003
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punto de partida

Mariana Arias hace rato que decidió cambiar de rumbo. Dejó el modelaje primero por la actuación y ahora por el rol de entrevistadora en el programa La partida, que precisamente hace eje en un momento de giro o cambio de sus entrevistados.

Por Sandra Chaher
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Mariana Arias sigue siendo una mujer muy hermosa. Tanto como cuando hace una década hacía ondular el cuerpo largo y la cara gatuna por las pasarelas. Es muy probable que ya en aquel entonces Mariana Arias hubiera empezado a darse cuenta de que no quería sólo pasear vestidos hermosos o acceder con amabilidad y gracia –que le sobran– a los pedidos de los fotógrafos. Y hoy está definitivamente alejada del modelaje, pero no cambió su estela etérea y su aire reconcentrado, y en su discurso sigue apareciendo esa sensación de responsabilidad frente a los demás, a ella misma y a los desafíos que emprende.
Esa energía concentrada y seria está puesta hoy al servicio de “La partida”, un programa de entrevistas emitido semanalmente por Plus Satelital. Surgido del Estudio de las Artes y los Oficios –un proyecto mentado fundamentalmente por Susana y Tomás Hoffmann, y que Mariana integra–, “La partida” busca encontrar en cada entrevistado esas encrucijadas de la vida en que se afirman o se tuercen destinos. Ella les da tiempo para que exploren hasta donde se animen en sus emociones. No insiste mucho, respeta los límites de los entrevistados, y apela fundamentalmente en la confianza y seguridad que puedan haberles dado antes y durante el reportaje. Pudo verse, por ejemplo, a una María Kodama bastante más risueña, relajada y accesible de lo habitual, o a un Luis Ortega con espacio suficiente para contar detalladamente el proceso de descubrir y conocer a los personajes de su película Caja negra.
Mariana Arias llega al bar envuelta en una capa negra. Se sienta intentando no llamar la atención, pero es imposible. Pide un cortado, anticipa que no será el primero, abre un cuadernito en el que tomará notas mientras es entrevistada (como estuvo estudiando periodismo y ahora es ella la que reportea, podría suponerse que busca pistas, claves, en las preguntas que le hacen otros) y escucha.
–¿Por qué otro programa de entrevistas? La televisión está llena de entrevistados y entrevistadores.
–Lo nuevo de “La partida” tiene que ver con el concepto. La entrevista enfoca las partidas, las decisiones, los giros, las influencias. O cuando uno está partido y no sabe a dónde ir, o cuando te jugás en una partida, o con qué contás en ese momento de tu vida y qué dejás y qué tomás, o dónde buscás lo que necesitás, si lo hacés dentro tuyo, fuera... Y a partir de eso, elegir a personas que tengan cosas para contar sobre esos procesos, que hayan traspasado con riqueza esos momentos. Por ejemplo, Juan Carlos Gené, que tuvo en su vida muchos momentos en los que debió tomar decisiones, como irse de la Argentina en la época de la dictadura y sin embargo su pasión por el teatro no murió. Y cuando vivía exiliado en Venezuela, pero ya podía volver porque acá había democracia, no lo hizo por el compromiso que había asumido con el grupo de teatro que había formado allá.
–¿Cómo trabajan cada entrevista?
–Tomás Hoffmann hace la dirección de contenido y dirige la investigación de cada entrevista. Yo estudio con él, pero tenemos varias reuniones todo el equipo antes de cada entrevista.
–Los reportajes son semanales. Les lleva mucho tiempo cada uno entonces.
–Sí, nos lo tomamos muy en serio (sonríe). Pero tenemos bastante trabajo adelantado.
–Que vos conduzcas, ¿fue una decisión estética?
–¿Por qué yo? “La partida” surgió del encuentro de trabajo entre Susana, Tomás y yo cuando hicimos el corto Futbolhadas. No sé si hubo una elección estética. Yo estuve haciendo entrevistas cuando hacía un programa en Infinito hace un par de años, y también estudié periodismo en la Universidad Católica el año pasado. Pensando tu pregunta, quizá sí sea una decisión estética, pero es también un don que ellos me dan y yo me siento afortunada y responsable por eso. Pero para mí también es una partida, algo difícil, porque hay una elección con compromiso, con mucha dedicación y trabajo.
–Te lo pregunto porque hay como un quiebre entre una estética muy apoyada en tu belleza y entrevistas que más bien bucean en lo personal. De pronto, después de una respuesta muy íntima de un personaje viene el corte en el que aparecen imágenes tuyas como en tus épocas de modelo.
–Estuvimos sacando algunos separadores porque también nos hacían ruido a nosotros. Pero es cierto que la estética tiene que ver con mi historia, conmigo. Quizá que yo esté al frente del programa tiene que ver con darle contenido a lo bello. Pero el lugar, que es el Estudio de las Artes y los Oficios, también es bello. Es un lugar que hace a lo que queremos decir en el sentido de calidez, intimidad... ahí hay objetos, fotos y libros que son de todos nosotros. Y las paredes son bellas, pero con cuadros de Van Gogh. A eso me refiero: que mi belleza esté al servicio de un programa con contenido. Uno puede pensar que la estética comunica y que es más atractivo y sensible ver algo bello.
–¿A quién tenías muchas ganas de entrevistar y por qué?
–A Cecilia Roth. Quería conocerla más. La vi trabajar, leí y vi reportajes que le hicieron, tenemos amigos comunes, y me interesaba especialmente.
–¿También puede tener que ver con tu vocación actoral?
–Quizá. Pero en este momento estoy más volcada hacia la comunicación. La vocación de actriz no se apaga, pero no me siento capaz de hacer diferentes papeles, siento que me falta para poder hacer cualquier cosa.
–¿Seguís tomando clases de teatro?
–No. Estudio cosas relacionadas con la actuación pero desde el psicoanálisis, con Susana y Tomás. Psicoanálisis y cine, extensiones psicoanalíticas digamos. Siempre me interesó mucho el psicoanálisis.
–¿Hacés terapia?
–Nunca dejé de analizarme, desde muy chiquita (sonríe).

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