A partir de una suerte de “realismo poético” en mis letras, busco construir un puente expresivo a través del cual podamos coincidir hacedores populares y pueblo. Sembrar solidariamente junto a músicos y cantantes, en un campo donde germinen y se desarrollen nuestras voces latentes, y atravesar el cerco impuesto por un circuito mercantil digitado, que sistemáticamente oculta nuestra labor. Intento lograr que se difundan masivamente los tangos actuales (esos que históricamente nos vienen pintando vivencias y sentires cotidianos). Que se corra la cortina a la producción viva para que, ensamblada al ayer, mantenga encendida la antorcha heredada de los geniales maestros, en un genuino acto comunicativo.
El tango fue declarado Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por la Unesco. En ese abrazo, tan vigente como necesario, tenemos que encontrarnos incluidos todos. Pero creo que mis letras van más allá, porque con el tango compuse letras como “8 horas punto” que habla del trabajo esclavo, letras que hablan sobre la trata de mujeres, la violencia de género o la invasión desmedida de la construcción, como en “Buenos Aires gris”. Si se cumple el ciclo acceder-apreciar-demandar, tal vez los organismos oficiales extiendan su apoyo al género, más allá de las fronteras de un límite cerrado al turismo.
“Lo que hoy es cultura viva, mañana será memoria.”
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