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Viernes, 31 de mayo de 2013
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Más de lo mismo en el “esperado” regreso de Susana Giménez a su show televisivo.

Mucho brillo y pocas nueces

Por Marina Yuszczuk

La reina máxima de la televisión volvió “con todo”, y extrañamente es un poco lo mismo que decir que volvió con nada. Es que el “con todo”, estribillo tantas veces preferido por la megalomanía televisiva que parece prometer fiestas rompeportones, en realidad es la primera marca de un regreso construido como evento por un canal –en este caso Telefe, y de todo esto la vuelta de Susana Giménez fue el ejemplo de manual–, con trailer de pretensiones cinematográficas y todo. Pero lo que se vio la noche del “esperado regreso” de Susana fue apenas la fachada de una fiesta, en la que el plato fuerte de la noche era la intriga de ver si Susana estaría más o menos rejuvenecida y más o menos flaca. Y flaca está, según ella porque no come nada más una ensalada de frutas a lo largo del día y porque, según dijo en la presentación del programa, dejó las tres P: la pizza, la pasta y la política, que en la enumeración resulta ser no un asunto vital sino un engordante más o menos nocivo que se podría incluir o excluir a voluntad de la dieta de una diva.

Aprovechando la nueva silueta conseguida a costa de un continuo sacrificio que ahora implica también la despolitización, la apertura del show mostró a Susana enfundada en cuero negro para hacer el trayecto que va de un caserón en Punta del Este hasta el canal, y que le permitió cruzarse con distintas estrellas convertidas en asistentes o chepibes: entre otros, a Soledad Pastorutti se la vio mansa y arrodillada junto a Su como su costurera personal, Julio Bocca fue el repartidor de diarios que llevó la noticia del regreso en bici, Marley condujo el helicóptero en el que viajó Su, Diego Torres le limpió el parabrisas al descapotable de la diva y Darín le hizo de chofer. Ellos, junto con Pablo Echarri, Sebastián Estevanez y Mike Amigorena, que también participaron de la apertura, fueron los invitados a un primer bloque eterno y aburrido que los tuvo en el living reciclando esa misma apertura en la forma de una charla boba que a lo sumo contó con la gracia de colegiales picarones de Darín y Diego Torres. El resto, pintado. Y luego las perlitas permitieron regurgitar una vez más lo que se había invertido en la presentación, mostrando por ejemplo a Susana comiendo sushi con Marley, comentando que los enanos mueren jóvenes o exclamando con homofobia zoológica frente a dos perros que se montaron: “¿Otra vez? ¡Pero son los dos varones! ¡Qué dura está la calle!”. Con el mismo nivel de sofisticación, la diva anticipó un nuevo juego donde ahora se regalan dos millones en lugar de uno (“¡Es guita dos millones!”), se rió de la senilidad de la abuela de la Sole, que apenas reconoce a su familia, hizo comentarios de actualidad dignos de la sobremesa más ploma, como “¡Qué orgullo! Tenemos Papa, tenemos reina, tenemos a Messi”, y conversó con la Nona sobre lo peligroso que es hacer caca en los inodoros de los aviones.

En otro bloque, la invitada de lujo fue Luisana Lopilato, discretamente embarazada de siete meses que parecen menos y embutida en un vestido tubo con lentejuelas y unos tacos altísimos. A tono con esos embarazos de las estrellas donde lo más importante es hacer de cuenta de que no pasa nada, Lopilato soportó un look que contradice ese momento en que dan ganas de estar en casa en pantuflas y entre detalles triviales sobre el nombre del bebé, la alegría del padre y los planes para salir de gira no bien nazca el hijo, lo más sincero que alcanzó a decir fue que tenía miedo de parir, pero el tema no pasó a mayores porque el lugar para hablar de algo que sea verdadero no es precisamente el escenario montado por y para Susana. Con poco más que eso –brindis y bailecito forzado de todos los invitados junto a Su– terminó la primera noche del regreso, uno donde el formato exhibe un grado de desgaste altísimo. Y en cuanto a Susy, bueno, una diva no es lo más interesante que puede ser una mujer, pero en su caso, tanto como en otros, da la sensación de que se terminó el reinado de las divas, y no parece que haya que lamentarlo.

Susana Giménez se emite los lunes, a las 22.30, por Telefe.

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