Imprimir|Regresar a la nota
Viernes, 9 de agosto de 2013
logo las12
danza

Cuando las cosas mandan

La pieza para dos cuerpos y algunos objetos urgentes de este milenio que compusieron Diana Szeinblum y Lucas Condr贸 despliega un ejercicio de belleza filoso y deliberado.

Por Liliana Viola
/fotos/las12/20130809/notas_12/unacosa.jpg

Las ventanas abiertas de Windows, minimizadas pero activas; el celular multiuso y los auriculares, por nombrar s贸lo tres extensiones del cuerpo humano contempor谩neo, circulan en una cotidianidad donde el todo a la vez o el todo en uno ya no son proeza sino funci贸n incorporada. La velocidad y la potencia que hace unas cuatro d茅cadas monopolizaban personajes inveros铆miles como la mujer bi贸nica y el hombre nuclear, se democratizaron. Entonces, la propuesta de Una cosa por vez, la pieza para dos cuerpos y cuatro objetos con coreograf铆a de Diana Szeinblum y Lucas Condr贸, hay que advertirle al p煤blico: resultar谩 violenta, por su calma. Tiempo al tiempo y o铆do a las cosas, parecen ser las l铆neas de un gui贸n a fuego que siguen con seriedad pasmosa y precisi贸n no mec谩nica estos dos personajes, primero el caballero (Lucas Condr贸), despu茅s la dama (Paula Almir贸n o Diana Szeinblum que se alternan en las funciones), vestidos como para enfrentarse a la calle pero tambi茅n como para poner las manos a la obra en una urgencia, reparar algo, un orden que est谩 crepitando entre los objetos y los cuerpos. Casi id茅nticos en sus recursos el hombre y la mujer se relacionan con lo otro, luego entenderemos que es la fuerza de eso otro lo que les impone movimientos inteligentes, est谩n negociando. La lucha amorosa entre cosas y personas es tan 铆ntima que por momentos da pudor seguir mirando lo que se despliega arriba de la pista, de la arena, del ring en el que se est谩 metamorfoseando la escena. A pesar de la aparente reiteraci贸n de argucias, el hombre y la mujer nunca bailan parejos, no son pareja, los une la presencia en este mundo en movimiento constante. Alguien a la salida de sesenta minutos de experiencia dice en voz alta que m谩s que en un teatro, este ejercicio de belleza paso a paso deber铆a estar en un museo, irrumpir a la entrada o a la salida, permitirle a la gente circular entre ellos y las cosas, quedarse mirando hasta el infinito o huir. Las palabras 鈥渋nstalaci贸n鈥 y 鈥減erformance鈥 son una asociaci贸n de salvataje para poner este objeto que perturba y que atrae en alg煤n lugar m谩s apropiado para los tiempos que corren. Una cosa por vez deber铆a poder exhibirse en un aeropuerto. La mayor铆a acuerda. Y no es este otro de los efectos de una coreograf铆a con filo deliberado, dirigida a cortar con la inercia. Es que aqu铆 sucede todo lo contrario, res non verba, las cosas mandan. Regreso sin escalas a un lenguaje que desconoc铆a la urgencia por paliar las obsesiones, por contarnos un cuento o incluso conmover, la situaci贸n dram谩tica entre todos los personajes (s铆, a esta altura debemos tomar a los objetos como cuerpos aut贸nomos) nunca promete relatos ni advertencias morales y, de golpe y sorpresa, consigue las im谩genes m谩s bellas, porque s铆... Qu茅 belleza se puede arrancar de la relaci贸n con lo inerte, qu茅 hay de revelador en el contacto fagocitador del pl谩stico con la piel. Una fidelidad literal al t铆tulo de la obra impide que se superpongan las acciones, los personajes y los objetos. Unos operarios montan la escena apenas los espectadores se acomodaron en sus butacas, es un piso de pl谩stico que cumple la funci贸n de permitir que se deslicen 茅l primero, ella despu茅s, los dos probablemente al final. 驴Sabr谩 soportar el peso de los bailarines sin reaccionar? Quien ha visto esta obra jam谩s volver谩 a depositar la confianza en la superficie que pise. La mesa, la silla y el objeto indefinido (que en este caso es una sugerente mara帽a de cables negros), trinidad madre de la danza contempor谩nea, est谩n all铆 cargando el peso de su historia y de su propio esqueleto, antes de que empiece todo. Parsimonia, la mirada ansiosa se aferra a un personaje lateral, el dj, Pinkler, que va dosificando los incre铆bles sonidos de una banda creada por Ulises Conti. Los ruidos de afuera, los sonidos encantadores de un mundo que impone otro ritmo sirve de letan铆a, di谩logo interrumpido y tutelado por los fantasmas de Cage y de Pina Bauch, de a uno por vez.

Una cosa por vez. S谩bados a las 19. Espacio Callej贸n. Humahuaca 3759.

© 2000-2022 www.pagina12.com.ar|República Argentina|Todos los Derechos Reservados

Sitio desarrollado con software libre GNU/Linux.