La instalaci贸n puede verse en el espacio Contempor谩neo 30, de la planta baja del Malba y propone la llegada y estancia en el lugar de una tribu formada por ocho figuras 鈥搑ealizadas en pasta de papel鈥 de forma humana y a escala, sin rostro, ambiguas en su sexualidad; unos cuerpos que parecen estar naciendo mientras se los observa, destilando un silencio perturbador desde su blancura encandilante, separados entre ellos pero dialogando con el espacio, donde parecen m谩s suspendidos que plantados, a punto de que alguien les baje una bandera de largada para que despierten de la enso帽aci贸n en la que parecen reposar, para luego pasar de este posible estado larva-estatuas de sal y salir de all铆 para dar lugar a las nuevas vidas que sus cuerpos de ficci贸n 鈥搕razados con esa ambig眉edad estudiada y provocadora鈥 vienen a proponer. Un paisaje que podr铆a verse como desolador o como un sue帽o trunco, que encierra una promesa en la intuici贸n velada de algo ya visto pero que, desde all铆, renacer谩 mejorado, vital y poderoso. Esta tribu creada por Elba Bairon est谩 acompa帽ada por peque帽as construcciones arquitect贸nicas racionalistas producidas en yeso y juntas arman un laberinto-cosmos del que es f铆sicamente f谩cil salir, pero que nos deja atrapados emocionalmente.
Daniel Molina, uno de los cr铆ticos que m谩s escribi贸 sobre esta artista, dice sobre la muestra: 鈥淣unca sabemos del todo qu茅 dice una obra de Bairon, porque no emite mensajes sino que produce efectos. Lo suyo es una religi贸n sin dios (como el budismo o el tao铆smo): hay mundo fuera del lenguaje porque el arte (cuando logra esta intensidad) sana y salva. Milagrosamente鈥. En la visi贸n del cr铆tico este corpus de obra vendr铆a a contar, sin embargo, un mundo de ruinas, un mundo que describe lo que qued贸 luego de que todo 鈥搎uiz谩 la vida鈥 haya sucedido.
Desde otro 谩ngulo, los ojos del que observa podr铆an ver en este inquietante conjunto de obras una propuesta de nacimiento, de cuerpos en formaci贸n, de otro milagro que hable m谩s de un comienzo que de un fin.
La muestra surgi贸 por un encargo del museo. Explica Victoria Giraudo, coordinadora ejecutiva de curadur铆a, que Bairon, 鈥渆n vez de realizar una muestra antol贸gica de su producci贸n hasta el momento, plante贸 ella misma la realizaci贸n de un cuerpo de obras totalmente nuevo. Malba, conociendo la trayectoria de Elba Bairon, su seriedad como artista, la sensibilidad y el refinamiento de su trabajo, asumi贸 el riesgo de fijar fecha de exhibici贸n sin conocer el resultado final. S贸lo se sab铆a de las piezas y del dise帽o espacial de la sala a trav茅s de varios bocetos en acuarela鈥. Una apuesta fuerte e inusual del Malba, que no es af铆n a las sorpresas.
El museo solvent贸 la producci贸n del conjunto de esculturas y objetos especialmente realizados para la sala que el museo le dedica al arte contempor谩neo. Bairon, a quien le tom贸 un a帽o concluir el trabajo, se gan贸 el derecho de sorprender y de jugar con la intriga, dada su larga trayectoria que la define como una artista impecable, original y puntillosa en cada una de sus realizaciones.
No empez贸 siendo escultora. Sus primeros trabajos fueron grabados y dibujos y s贸lo despu茅s lleg贸 a la escultura, en busca de la dimensi贸n que incluyese el espacio en sus producciones y su inter茅s por lo corp贸reo. 鈥淯na situaci贸n disparadora 鈥揺xplica Bairon鈥 puede provenir tanto de la literatura como de la vida cotidiana鈥, dice. Y sus esculturas ahora devienen instalaciones quiz谩 por esa necesidad que ya va m谩s all谩 de trascender lo corp贸reo y de afincarse en el relato tridimensional de un mundo propio. Ese es el cosmos de Bairon hoy con su tribu de ocho pioneros so帽adores o intoxicados por el propio blanco que los carga de una pureza que quiz谩 necesita ensuciarse de color para pasar a otra instancia, pero que as铆, congelada tal cual la artista la plant贸, s贸lo se encuentra en trance. La ausencia de color marca un deseo m谩s que de pureza de esencia y all铆, con esa imposibilidad de contar lo que se ve y s贸lo con el atrevimiento de palpitar sus efectos, abandona al espectador con esta propuesta, totalmente nueva en su larga producci贸n, para que se pierda y encuentre 鈥揺ntre estos posibles fantasmas blanqu铆simos鈥 los propios, sean del color que fueren.
Mujer de vida itinerante, Bairon naci贸 en La Paz, Bolivia, en 1947. Desde 1967 vive y trabaja en Buenos Aires. Estudi贸 grabado y litograf铆a. Pas贸 su adolescencia en Montevideo, donde estudi贸 pintura china, uno de los encuentros m谩s importantes de su carrera. Cont贸 recientemente a la revista Sauna: 鈥淭en铆a 12 o 13 a帽os. Mi familia me pregunt贸 si me gustar铆a anotarme en unos talleres de pintura china, dije que s铆, que me encantar铆a probar, y me fascin贸. Fue un encuentro extraordinario. Lo primero que me atrap贸 fue lo m谩s superfluo, por llamarlo de alg煤n modo: el pincel, las tintas, el papel absorbente, la pizarrita..., pero luego, con el tiempo, me fui fascinando con lo tan sutil del trazo, esa presi贸n tan delicada que hay que hacer. Fue muy hermoso, muy hermoso. Pero el aprendizaje es muy arduo: empezabas haciendo s贸lo tracitos peque帽os, m铆nimos, casi como si estuvieras escribiendo un ideograma, hasta lograr una l铆nea suave, con matices, con una precisi贸n fabulosa. Al principio era como escribir, y luego de un tiempo empezabas ya a trabajar un poquito m谩s, pero era todo una cuesti贸n de repetir y repetir hasta lograr lo que se buscaba..., y eso fue lo que me result贸 fascinante鈥. Esa fascinaci贸n la traduce hoy en el trabajo meticuloso de su obra y en el trazado de sus trabajos m谩s recientes, que destilan la paciencia de encontrar, m谩s all谩 del tiempo que toma y aun corriendo contra ese propio tiempo, el efecto buscado. Bairon empez贸 esta obra con una idea muy precisa que, como ella misma aclara, en el devenir de la realizaci贸n le fue permitiendo encontrar otros rumbos enriquecedores que no traicionaron su idea inicial. Vista desde una plano general, a la distancia, es una obra figurativa; acerc谩ndonos a las figuras de esta particular tribu, la figuraci贸n se desdibuja y llega la abstracci贸n. En estos seres creados por Bairon se percibe el tr谩nsito por un precipicio donde el equilibrio es muy fino entre proponer una figura o estallarla. La misma Bairon lo confirma a Las12: 鈥淢i intenci贸n fue trabajar en ese borde entre la figuraci贸n y la abstracci贸n. Estas figuras humanas, a las que me gusta llamar seres, me permitieron trabajar en este l铆mite impreciso. Y la imprecisi贸n llega a todo, incluso a lo sexual. Estas figuras no tienen sexo鈥. Y repite: 鈥淪on s贸lo seres鈥.
Esta instalaci贸n escult贸rica 鈥搎ue podr谩 visitarse hasta marzo鈥 contin煤a, aun en su novedad, la l铆nea de la producci贸n m谩s reciente de Bairon (ganadora del Gran Premio Sal贸n Nacional Nuevos Soportes e Instalaci贸n y del Premio Federico Jorge Klemm a las Artes Visuales 2012), que se caracteriza por la sutileza po茅tica, el misterio y la ambig眉edad y por el trabajo con la figura humana. Cuenta a Las 12: 鈥淒esde 2003 empec茅 a trabajar con la figura humana. Ya en mi muestra en Proa lo hice y luego en la galer铆a Braga Men茅ndez. Lo que aqu铆 quise hacer fue poner a estas figuras en una escena. No s茅 bien qu茅 es la escena. Pero hay una escena. Me abruma siempre tener que explicar mi obra una vez que la termin茅鈥.
Junto a la tribu de seres tambi茅n se exhibe una serie de acuarelas que sirvieron de estudio preparatorio para el desarrollo de la instalaci贸n. A Bairon, de alguna manera, le causa gracia haber ganado en el 鈥渞ubro鈥 nuevos soportes, considera que cuando algo es inclasificable va a parar all铆. Se podr铆a decir que, m谩s que el soporte, lo nuevo que trae Bairon es el entrecruzamiento de sus experiencias anteriores a las que de un modo m谩s o menos sesgado les aporta tambi茅n una visi贸n tanto literaria como cinematogr谩fica. Alguien coment贸 que esta obra ten铆a una influencia del Kubrick de 2001, odisea del espacio, y no parece ser una llave muy torcida para abrir la interpretaci贸n y sensaci贸n que la obra produce. A Bairon no le gusta hablar de su obra, ya se dijo, s贸lo quiere hacerla, y que esa llave secreta la decodifique el espectador, participativo y tambi茅n generador de significados. Le comentamos lo de Kubrick. Le encant贸.
Junto con la exposici贸n, Malba edit贸 un cat谩logo biling眉e espa帽ol-ingl茅s, de cuarenta y ocho p谩ginas, con el ensayo Una cifra escondida en una piedra, de Teo Wainfred, adem谩s de un registro fotogr谩fico de las esculturas y la reproducci贸n color de las acuarelas que sirvieron de boceto a la instalaci贸n. En uno de los pasajes del texto de Wainfred incluidos en el cat谩logo se lee:
鈥淟a obra de Elba Bairon es un desfile de figuras cifradas, mediante las cuales la artista intenta llevarnos por el camino de la experiencia. A este mundo nuestro, tan seguro de s铆 mismo, estas figuras quietas llegan para se帽alar con la punta de sus instrumentos met贸dicos que todo puede ser de acuerdo a qui茅n lo mire. (...) Elba es la 煤nica que conoce los antecedentes de estas im谩genes. Qu茅 cosas las han tra铆do hasta aqu铆. Pero es a nosotros a quienes nos toca darle el soplo. La orden. El lev谩ntate y anda.鈥 Entonces vayamos y miremos y ordenemos a esta banda de ocho figuras 鈥撀縮o帽adores, zombies, pioneros de un nuevo mundo, desechos de un mundo que ya no ser谩?鈥 que nos lleven a so帽ar el mejor sue帽o que nuestra conciencia no se atreve a descifrar sin hablar en potencial. Orden茅mosle a la obra que nos permita encontrar las palabras justas que nos cuenten un cuento que nos conmueva con la posibilidad 煤nica de su efecto m煤ltiple. 鈥淟a chamana鈥 la llama Molina. La maga, decimos ac谩.
En Malba. Figueroa Alcorta y Salguero. Hasta el 10 de marzo.
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