En su l煤cida y brutal teor铆a King Kong, la incisiva autora y directora francesa Virginie Despentes se preguntaba: 鈥溌縋ara cu谩ndo la emancipaci贸n masculina?鈥, y, acto seguido, anotaba: 鈥淧or supuesto que ser mujer es penoso. Miedos, apremios, imperativos de silencio, llamadas a un orden que ya lleva mucho de caduco, festival de limitaciones imb茅ciles y est茅riles. Siempre extranjeras, que se tienen que bancar el laburo de mierda y proporcionar la materia prima con la cabeza agachada... Pero, comparado con lo que es ser hombre, parece una risa... Porque, al final, no somos las m谩s aterrorizadas, ni las m谩s desarmadas, ni las m谩s trabadas. El sexo del aguante, de la valent铆a, de la resistencia, siempre fue el nuestro. No es que nos hayan dado a elegir, de todas formas鈥.
Y esa mirada reivindicativa, de aguerrido vaso medio lleno, esconde una situaci贸n de hecho inquietante: que, dado el estado 鈥搈is贸gino鈥 de las cosas, muchos hombres est谩n atrapados en las estructuras r铆gidas, estereotipadas, francamente machistas, que se ofrecen como dadas, naturalizadas. Con consecuencias, 鈥揹e m谩s est谩 decir鈥, lisa y llanamente nefastas para la mujer, pero hete aqu铆 el asunto: nefastas tambi茅n para el var贸n que, como Virginie bien plantea, no ha logrado a煤n la emancipaci贸n masculina. 鈥淪er谩s due帽o, jefe y proveedor, o no ser谩s nada鈥, pareciera ser el lema que, desde que el mundo es mundo, gira por la cabecilla de, incluso, los m谩s liberados. Tipos sensibles, conscientes de la causa, afines incluso (s铆 que los hay), que reciben el vapuleo de sus pares cuando no adhieren a las m谩ximas de 鈥渉acerse hombre a los golpes鈥.
Golpes que, en ocasiones, llegan al... suicidio. De all铆 que especialistas como el psiquiatra y psicoterapeuta local Enrique De Rosa hable de una 鈥減atolog铆a de g茅nero鈥 al referirse al suicidio en un art铆culo del 31 de enero del diario La Naci贸n titulado: 鈥淧or qu茅 se suicidan cuatro veces m谩s los hombres que las mujeres鈥. Y es que, acorde con datos del Ministerio de Salud de la Naci贸n, de los 26.940 casos registrados en los 煤ltimos doce a帽os, 21.331 fueron de varones. Ninguna casualidad: los n煤meros apenas si replican una tendencia que se ve espejada a nivel mundial. Y como primera explicaci贸n plausible, recoge la citada nota del ya mencionado especialista: 鈥淟os hombres presentan una tendencia al comportamiento motor m谩s que a la respuesta emocional. Entonces la descarga motora frente a la frustraci贸n se produce como violencia a otro o a s铆 mismo鈥.
驴Violencia autodirigida, dice? En efecto: violencia autodirigida que, a su vez, se manifiesta en los m茅todos violentos (con perd贸n de la iteracci贸n) que los se帽ores optan al momento de quitarse la vida: porque mientras ellos tienden a emplear el ahorcamiento o las armas de fuego, las mujeres se inclinan por mecanismos menos agresivos y m谩s 鈥渄ecorosos鈥, como el envenenamiento con cualquier sustancia... Y, como se anotaba previamente, las estad铆sticas repiten f贸rmula a nivel global, en (casi) todas las latitudes, con el agravante de que la tasa de suicidios de hombres va en aumento 鈥搇a de mujeres, por su parte, y acorde a distintos estudios, ha disminuido鈥.
De all铆 que la Encuesta Internacional de Masculinidades y Equidad Images (2011), de Chile, marcase el preocupante factor de que el 8,8 por ciento de los hombres chilenos reconoc铆a haber tenido pensamientos suicidas en el 煤ltimo mes. En este sentido, el peri贸dico brit谩nico The Guardian exhort贸 la semana pasada a que el gobierno tomase cartas serias sobre un asunto que, a su entender, se ha vuelto una tragedia nacional. 鈥淓n 1981, 4129 hombres de UK se quitaron sus propias vidas. Tres d茅cadas m谩s tarde, a pesar de las mejor铆as en psiquiatr铆a y salud, prevenci贸n y pol铆tica social y personal, el n煤mero de 2012 escal贸 a 4590鈥, contabiliza el medio. Acorde a Clare Wyllie, de la ONG Brit Samarintans, 鈥渓os hombres crecen esperando alcanzar a la mediana edad una esposa que los cuide y un trabajo de por vida en una industria masculina. La realidad, en cambio, los encuentra en una posici贸n muy diferente. La sociedad construye un ideal masculino y la gente aspira a 茅l. Mucho tiene que ver con llevar el pan al hogar. Cuando un hombre no lo consigue, puede tener efectos devastadores para 茅l鈥.
Por su parte, el manual Modelo para Armar: nuevos desaf铆os de las masculinidades juveniles, editado por ONU Mujeres Argentina, escrito por Lucila Trufo y Hugo Huberman, se帽ala un punto similar: 鈥淣o s贸lo las mujeres pagan el precio por vivir en una sociedad dominada por hombres; ellos tambi茅n pagan un precio alto por el poder y los privilegios que tienen en una sociedad patriarcal: su autoestima se ve afectada cuando no logran adecuar su vida a lo esperable para un var贸n exitoso, o bien se enfrentan a situaciones de exclusi贸n al no responder a lo socialmente esperado鈥. Se帽ala, adem谩s, que los motivos de los suicidios masculinos 鈥渟uelen ser profundas depresiones que provienen de no cumplir con el modelo de hombre ganador, potente, proveedor y protector鈥. 驴Cortito y al pie? El modelo de masculinidad hegem贸nico es una maldici贸n para todos. Y todas, de m谩s est谩 decir.
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