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La oscuridad puede ser una canción desencajada, puede ser un misterio siniestro cada vez más cerca de revelarse; la oscuridad puede ser también una noche sin consuelo olvidada al margen del último exceso de respiración para intentar recuperar una vida que ya está devastada o una piedra de hostilidad perdida en la fractura de las cosas que se quedaron secas, secas y quietas, como los cuerpos que no tienen más nombre. True Detective es una serie repleta de oscuridad, de secretos ocultos, de suspenso tenebroso y de perturbación por historias humanas de soledad corrosiva y profunda.
El argumento parece simple y poco original, se trata de dos detectives que investigan el caso de una prostituta encontrada muerta atada a un árbol, desnuda y con cuernos en la cabeza. Pero el engranaje formal detrás de la trama está pensado para que todo sea perfecto y magnético: la estructura temporal entre dos momentos de la historia que están en constante vaivén, la atmósfera oscura con reminiscencias a H. P. Lovecraft, la música fascinante desde el tema de apertura de The Handsome Family, el lineamiento dibujado con exactitud de los dos personajes principales y el guión cuidado hasta el último detalle, que tal vez sea lo más destacable de los ocho capítulos que dura la primera temporada. El texto de Rust, uno de los detectives que interpreta el premiado Matthew McConaughey, es una pieza literaria por sí misma, bella e hiriente, como las grandes obras de la literatura que, además de tener belleza, duelen. El creador es Nic Pizzolatto, un novelista con poca experiencia en televisión, que se animó a entrar en el medio corriendo riesgos.
Otra de las particularidades de True Detective es que la intriga termina en ocho episodios, no hay que esperar año tras año para el desenlace. Se habla de una segunda temporada, pero con personajes y argumentos nuevos. Es una miniserie que se parece a una película larga fragmentada en partes. Además del clima oscuro, hay cierta cadencia en el ritmo, como si las cosas fueran más lentas, como si los momentos estuvieran impregnados de silencio y espera, lo que hace a la trama todavía más literaria, con referencias también a Robert Chambers o Nietzsche. “Somos cosas que funcionan bajo la ilusión de tener un ser, esta acumulación de experiencias sensoriales y sentimientos programada con la total seguridad de que somos alguien cuando, de hecho, nadie es nadie”, es una de las frases de Rust.
El lugar de las mujeres en la historia puede resultar polémico, pero la intención no es mostrar el lado más cándido del ser humano, hay cierta agresividad incisiva, de incomodidad permanente. Los protagonistas son dos hombres, Rust se separó tras sufrir una tragedia familiar y su compañero Marty (interpretado por Woody Harrelson) es un marido infiel que sufre y hace sufrir por sus miserias. Alrededor de ellos surgen mujeres a veces sometidas, a veces fuertes, a veces víctimas. La mujer y las amantes de Marty aparecen al principio pendientes de los deseos del hombre, pero poco a poco se rebelan y exigen respeto. La imagen inicial más impactante es la de la prostituta desnuda atada a un árbol; a partir de ahí todo va a girar en torno de la resolución de ese hecho, en medio de pistas macabras, iglesias que ardieron y fueron abandonadas en medio de la nada y mentes perversas. El caso entero puede leerse como una investigación sobre el lugar de la mujer en la sociedad y qué hacen los hombres, cómo tratan a las mujeres, para terminar haciéndolas pasar por putas y matándolas. La trama no es condescendiente con la mujer, pero tampoco con el hombre, ya que puede verse cómo pasa de degradarse a sí mismo a degradar a las mujeres que tiene al lado. En True Detective se trata de revelar cómo se manejan las relaciones entre las personas en un orden común que está podrido por dentro, una trama universal contada con impactantes herramientas formales.
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