El asunto es as铆: cuando la premiada, exitos铆sima y estimada novelista Colleen McCullough 鈥搑esponsable ella de alrededor de 25 piezas literarias, tanto rom谩nticas como hist贸ricas, incluido su hitazo The Thorn Birds, llevado a tev茅 bajo el t铆tulo El p谩jaro canta hasta morir鈥 falleci贸 recientemente a sus 77 pirulos, hubo quienes se expresaron sentidamente. Como Shona Marty, del sello editorial Harper Collins, que acaso la recordara como 鈥渦na de las primeras escritoras australianas en tener 茅xito en la escena mundial鈥, subrayando as铆 uno de los tantos logros de quien adem谩s (隆y como si fuera poco!) laburase como neurocient铆fica en el Great Ormond Street Hospital londinense, o se desempe帽ase como investigadora en el 谩rea de neurolog铆a de la Universidad de Yale, o diera c谩tedra (literalmente) en la materia, o fundara un departamento de neurofisiolog铆a del Royal North Shore Hospital, en Sydney... En fin, un pil贸n de chapas que evidentemente no alcanzaron para que ciertos peri贸dicos la despidieran como lo merec铆a. Tal fue el caso de The Australian, que encabez贸 su obituario de la siguiente manera: 鈥淒e apariencia simplona y ciertamente pasada de kilos, Colleen McCullough fue 鈥搒in embargo鈥 una mujer ingeniosa y c谩lida. En una entrevista, dijo: 鈥楴unca me ha preocupado mi look o mi figura, pero nunca he tenido problemas en atraer a los hombres鈥欌 (sic). 驴En serio, The Australian? 驴De verdad? Habiendo tanta madera de d贸nde cortar, 驴qu茅 necesidad de priorizar 鈥搊 mencionar siquiera鈥 cu谩nto interesaba al sexo masculino, si era bonita, si le sobraban rollos? 驴Ni en la muerte se puede dispensar a una mujer del sexismo, la cosificaci贸n, la degradaci贸n?
Por fortuna, el texto hizo hervir sangre, ver estrellas de furia; y el enojo generalizado se manifest贸 en redes sociales que, m谩s temprano que tarde, comenzaron a describir la elecci贸n de palabras como 鈥渋njusta鈥 o, ya con menos pruritos, 鈥渞ealmente est煤pida鈥. A tal punto la indignaci贸n generalizada que, en plan de repudio (aunque sin perder el sentido del humor), muchas voces se unieron espont谩neamente para satirizar al diario, imaginando c贸mo ser铆an sus propios obituarios de ser escritos por el mentado medio. As铆, en 140 caracteres o menos, distintas personalidades 鈥搚 otro tanto de an贸nimos鈥 se expresaron v铆a Twitter, compartiendo propias y par贸dicas necrolog铆as estilo The Australian, etiquetando todas y cada una de ellas bajo el hasthtag #MyOzObituary (en slang, 鈥淥z鈥 es la forma coloquial de referirse al pa铆s, y tambi茅n al citado peri贸dico), convirtiendo el gesto humor铆stico en rechazo expansivo y petit fen贸meno viral. Sobran los ejemplos; hete aqu铆 algunos...
Wendy Harmer, dramaturga, locutora y escritora australiana, se despach贸 al son de 鈥淟lana, ruidosa e irritante, logr贸 forjar una carrera en la comedia. Lo cual es extra帽铆simo, considerando que las mujeres no son graciosas鈥. Jane Caro, autora feminista y profesora inglesa, defini贸 para s铆 misma: 鈥淒e baja estatura y rechoncha, con barbilla extra, JC escribi贸, sin embargo, libros, art铆culos y novelas y, de vez en cuando, le permitieron aparecer en tev茅鈥. Mientras tanto, Cathy Wilcox, ilustradora y caricaturista, opt贸 por una sint茅tica descripci贸n: 鈥淒emasiado femenina para ser una historietista鈥. Jennifer Weiner, autora estadounidense responsable de t铆tulos como En sus zapatos (tambi茅n adaptado a film), entre otros hits editoriales, hizo su propio obituario en s铆mil modalidad: 鈥淒elgada de cabello, gruesa de muslos. Ruidosa. Extra帽amente, escritora de best-sellers鈥. Ni los varones se quedaron atr谩s, conmovidos por el injusto trato a McCullough. El multilaureado escritor ingl茅s Neil Gaiman, por ejemplo, creador de The Sandman y esposo de la cantante feminista Amanda Palmer, anot贸 para s铆 mismo: 鈥淎 pesar de que su barba parec铆a pegada con plasticola y que su cabellera muy posiblemente fuera una peluca, se cas贸 con una estrella de rock鈥. El presentador de noticias australiano Hugh Riminton, por su parte, eligi贸 鈥渄espedirse鈥 en vida con las siguientes palabras: 鈥淓ra incurable. Pero, al menos, no era una mujer鈥. 驴El colmo? Hasta un medio local, el Sydney Morning Herald, se sum贸 a la ola ironizante, poniendo en jaque a The Australian 鈥損ropiedad, dicho sea de paso, del magnate de noticias Rupert Murdoch (quien, para los desmemoriados, enfrent贸 problemas legales hace unos a帽itos por intervenir los tel茅fonos de celebridades)鈥 con una notuela por dem谩s sard贸nica. Anotando que s贸lo las mujeres son definidas como 鈥渟implonas鈥, quiso el SMH equilibrar la balanza y procedi贸 a realizar una serie de obituarios de famosos escritores varones, 鈥渢odos ciertamente simplones鈥. Para Roald Dahl, por ejemplo, lanz贸: 鈥淎unque a煤n sin maquillaje se pareciera al Payaso IT, de todas maneras mostr贸 talento para el grotesco鈥.
En resumidas cuentas, el absurdo fue la mejor manera que encontraron colegas (隆hombres y mujeres!) para denostar la forma en que, en m谩s de una ocasi贸n, se escriben los obituarios de personalidades femeninas. Elocuente, de hecho, es el caso de otra cient铆fica: Yvonne Brill. Cuando el 30 de marzo de 2013, The New York Times public贸 la necrol贸gica de esta do帽a canadiense conocida por su aporte al desarrollo de misiles y tecnolog铆as de propulsi贸n, ganadora 鈥揺ntre otros premios鈥 de la NASA Distinguished Public Service Medal y, de manos de Obama, la National Medal of Technology and Innovation, el diario opt贸 por arrancar las primeras l铆neas de la siguiente manera: 鈥淗ac铆a un bife stroganoff incre铆ble, sigui贸 a su marido de trabajo en trabajo y se tom贸 ocho a帽os de licencia para criar a sus tres hijos鈥. Aj谩... Justo es decir que, al informar acerca de un fallecimiento, son m谩s que bienvenidos los datos de color, pero justo (bis) es aclarar que hay algo sospechoso cuando se priorizan los talentos culinarios o, para el caso, la apariencia f铆sica antes que las bondades profesionales. En palabras de la periodista Stephanie Merritt, 鈥渆l obituario de Colleen McCullough demuestra que el aspecto no lo es todo... a menos que seas una mujer鈥. Y luego, su gran pregunta gran: 驴Para cu谩ndo celebrar p煤blicamente a una f铆sica, a una escritora, a una atleta sin menospreciarla al mismo tiempo? En serio: 驴para cu谩ndo?
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