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Viernes, 10 de abril de 2015
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rescates

No te calmes

Carlota
Descuartizada circa 1845

Por Marisa Avigliano

La descuartizaron dos veces, cuando la arrancaron de Angola para usarla de esclava en Cuba y cuando finalmente rompieron su cuerpo en pedazos. En Triunvirato, uno de los ingenios azucareros de la provincia de Matanzas donde los azotes marcaban las vetas para la amputaci贸n futura y los cepos buscaban ser sus ra铆ces nuevas, Carlota, la lucum铆 tropical, fue vasalla y cautiva, un cuerpo negro ultrajado a diario sobre el oro blanco. Pero la apropiaci贸n de identidad y tiempo no impidieron que la mujer sin datos personales ni fechas saliera del hacinamiento para recuperar la libertad robada y dejara que el aliento tibio de Africa la convirtiera en la l铆der rebelde de su regi贸n. No fue la 煤nica, muchas mujeres en la historia cubana de mediados de siglo XIX cubrieron con su cuerpo el agujero que la esclavitud perforaba. Fermina, Juliana, Caridad, Dolores, Luc铆a y Filomena no son nombres en un listado, son luz en la lucha antiesclavista. A Fermina, la mujer del ingenio Acana capaz de degollar al explotador 鈥搇a cr贸nica cuenta que degoll贸 a uno y que lo hizo de un solo impulso鈥, la fusilaron en marzo de 1844 despu茅s de que sus hermanos la liberaran de los grillos con que la encerraron (los dos pies en el mismo cepo) mientras aguantaba sola los golpes y la furia para que los otros pudieran escapar y llegar a la Ci茅naga de Zapata. Fueron los tambores de 茅bano los que marcaron la hora se帽alada para que Carlota y sus compa帽eros a fuerza de pu帽o y sangre desarmaran a los cancerberos; por un momento la revoluci贸n parec铆a ser imparable, pero fue s贸lo un momento. Los esclavistas no tardaron en pedir ayuda a la comisi贸n militar y al gobernador de la Cuba colonial que a su vez le pidi贸 ayuda al pa铆s del norte. La rebeli贸n de los negros era ahora una cuesti贸n internacional. Demasiado pronto La Vandalia, una corbeta de la marina de guerra de los Estados Unidos, lleg贸 al puerto de La Habana. Ahora el capit谩n O鈥橠onnell sab铆a que pod铆a contar con ellos 鈥減ara terminar de una vez con la rebeli贸n de los afrocubanos鈥. No tardaron en darle muerte a la lucha libertaria con una secuela de torturas y ejecuciones, desigualdad de armas, desigualdad de cuerpos. Pero el destino de Carlota no iba a ser la horca ni el pelot贸n de fusilamiento que los lacayos c贸mplices ejerc铆an en devota costumbre, para terminar con ella 鈥搉o lo lograron a pesar de la mutilaci贸n鈥 ataron sus brazos y sus piernas a cuatro caballos y los hicieron galopar puntuales hacia los cuatro puntos cardinales. Los miembros despedazados de la angole帽a fueron el fuselaje ideal para propagar el aviso miserable. Pero a pesar de los intentos conspirativos y los a帽os de silencio, la mujer descuartizada se convirti贸 en fuego inextinguible, leyenda e inspiraci贸n. Operaci贸n Carlota (鈥渃omo si los huesos y la sangre de Carlota y sus compa帽eros se juntasen nuevamente para liberar a su Africa robada鈥) se llam贸 la misi贸n militar cubana que en 1975 viaj贸 a Angola para defenderla de invasiones extranjeras entre las que estaba la Sud谩frica del apartheid. Parece que Carlota le da miedo a quien corresponde, mucho m谩s miedo que la idea de un posible infierno que se arrastra desde la epopeya sumeria de Gilgam茅s, parece que Carlota es s铆mbolo de terror para los que no se aterrorizan cuando someten a otros a vejaciones. Bienvenida Carlota, y no te calmes, que la que da miedo es otra Carlota, la Carlota de Hush... Hush, Sweet Charlotte, la siempre temible Bette Davis.

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