El pr贸ximo lunes 27 arranca en Buenos Aires la primera Bienal de Performance ideada y dirigida por Graciela Casab茅. Ese lunes, y con cupo ya agotado desde el primer d铆a de reserva de entradas, tendr谩 lugar una charla con Marina Abramovic (Belgrado, 1946) guiada por la cr铆tica Andrea Giunta. Abramovic, radicada actualmente en Nueva York, se autoproclam贸 a s铆 misma la abuela de la performance. Es que la artista comenz贸 a desarrollar sus trabajos en este soporte en los inicios de los 鈥70, pocos a帽os despu茅s de que otras mujeres tomasen su propio cuerpo como campo de batalla para sus expresiones, coincidiendo con la llegada del arte conceptual, la lucha pol铆tica de nuevos movimientos sociales en todo el mundo (desde la Revoluci贸n Cubana hasta el Mayo Franc茅s) y la concientizaci贸n realizada por los movimientos feministas que un铆an arte y vida y que, en el plano de la performance, pretendieron erradicar la representaci贸n de la mujer como sujeto pasivo (esas que l谩nguidas o fl谩ccidas yac铆an en decorados sillones, casi tan pasivas como el sill贸n), cambiando radicalmente el asunto. Ahora ser铆an las propias mujeres las que se representaran a s铆 mismas con sus cuerpos en acciones extremas, para sacudir definitivamente la modorra en las representaciones realizadas anteriormente, y fundamentalmente por hombres, sobre sus propios cuerpos. No hubo para esa intenci贸n nada mejor que la performance, un arte donde el cuerpo es el soporte de la obra, donde el cuerpo se convierte en la materia prima con que se experimenta, explora, cuestiona y transforma. El cuerpo es tanto herramienta como producto. As铆 es, la performance es una expresi贸n que permite a las artistas buscar una definici贸n de su cuerpo y de su sexualidad sin tener que pasar por el tamiz de la mirada masculina. En los 鈥60 y en los a帽os sucesivos, las artistas de performance reflexionan sobre el arte mismo, sobre el artista y sobre el producto; analizan sus l铆mites, sus alcances y sus objetivos; cuestionan la separaci贸n entre el arte y la vida; establecen una relaci贸n participativa y compleja entre la audiencia y quien produce arte, y convierten a espectadores y espectadoras en parte activa de su trabajo. En la performance, las artistas se presentan a s铆 mismas, es la acci贸n en tiempo real, convirtiendo su cuerpo en significado y significante, en objeto y sujeto de la acci贸n. La performance permite la experiencia del momento, del instante, es un arte donde la inmediatez adquiere significado.
鈥淗ay dolor, pero es una especie de secreto muy guardado; el momento en el que pasas por la puerta del dolor entras en otro estado mental. Cuando experimentas esa sensaci贸n de belleza y amor incondicional, de que no hay fronteras entre tu cuerpo y lo que te rodea y comienzas a sentir esa sensaci贸n de ligereza y armon铆a contigo misma, algo se transforma en sagrado.鈥 As铆 describe Marina Abramovic su m茅todo, el que ahora viene a presentar a Buenos Aires con entrada libre y gratuita, un sistema de introspecci贸n ideado por ella, que ha aplicado a sus creaciones durante casi medio siglo de carrera y que 煤ltimamente fue experimentado hasta por Lady Gaga.
Entre sus numerosas performances, destacamos la serie de Ritmos, realizada en 1974, como inicio de un trabajo sobre la conciencia del cuerpo y la conciencia del trabajo con el p煤blico. En Ritmo 0, Abramovic 鈥損ara probar los l铆mites de la relaci贸n entre el artista y el p煤blico鈥 adoptaba un rol pasivo, mientras el p煤blico la forzaba a realizar la actuaci贸n. Coloc贸 sobre una mesa 72 objetos que la gente le permitiera usar en la forma que ellos eligieran. Algunos de estos objetos pod铆an usarse de manera placentera, mientras que otros pod铆an infligir dolor o incluso da帽arla. Entre ellos hab铆a tijeras, un cuchillo, un l谩tigo, una pistola y una bala. Durante seis horas la artista permiti贸 a los miembros de la audiencia manipular su cuerpo y sus acciones. Los espectadores ten铆an la instrucci贸n de usar los objetos del modo que ellos quisieran. Al principio, los espectadores fueron pac铆ficos y t铆midos, pero gradualmente comenzaron a ser m谩s violentos. Dijo Abramovic sobre lo sucedido: 鈥淟a experiencia que aprend铆 fue que si se deja la decisi贸n al p煤blico, te pueden matar... Me sent铆 realmente violada: me cortaron la ropa, me clavaron espinas de rosas en el est贸mago, una persona me apunt贸 con el arma en la cabeza y otra se la quit贸. Se cre贸 una atm贸sfera agresiva. Despu茅s de exactamente 6 horas, como estaba planeado, me puse de pie y empec茅 a caminar hacia el p煤blico. Todo el mundo sali贸 corriendo, escapando de una confrontaci贸n real鈥.
Cerrando el arco de este trabajo y del concepto de performance en la contemporaneidad, Abramovic 鈥揺n el marco de una retrospectiva de su obra en el MoMA en 2010鈥 present贸 su extenuante performance The artist is present (El/la artista est谩 presente) donde desde el 14 de marzo de 2010 y durante 416 horas divididas en ocho horas diarias la artista se sentaba frente a un atrio y all铆 recib铆a de a uno a los espectadores. Entre ambos s贸lo mediaba la mirada y el silencio. Era un pacto t谩cito: s贸lo pod铆an mirarse. Mientras la artista a trav茅s de su mirada le daba entidad al espectador observado, 茅ste rec铆procamente devolv铆a su esencia a la artista, marcando 鈥搈谩s bien enfatizando鈥 su presencia.
El p煤blico acudi贸 en manada de todas partes del mundo, se hicieron colas largu铆simas y muchos espectadores llegaban de noche para hacerse un lugar para el d铆a siguiente y as铆 quiz谩 tener la suerte de estar ante un verdadero face to face con la artista.
鈥淟o peor que nos puede pasar con la bienal 鈥揹ice su gestora, Graciela Casab茅 a Las 12鈥 es que nos desborde. Eso me da miedo.鈥
Y su peor pesadilla est谩 sucediendo ahora que parte del p煤blico se queja por no poder presenciar la charla abierta y gratuita 鈥損ero sometida al cupo del auditorio de la Universidad de San Mart铆n鈥 con la Abramovic, una artista que durante cuarenta a帽os de trabajo fue redefiniendo el arte de la performance donde parece que desde el dolor infligido en el cuerpo en los inicios del soporte ahora la acci贸n pasa por estar junto a otro u otra.
En eso coincide Casab茅, que en una ma帽ana fresca en el bar Rivas de San Telmo, continu贸 charlando con Las12 sobre la Bienal: 鈥淗asta el siglo XX la performance se trataba de trabajar con el cuerpo propio, luego a partir del siglo XXI esto cambia y se trata no s贸lo de modificar el propio cuerpo sino de transformar el de los otros o ni siquiera ahora los artistas deber铆an estar presentes, pueden inventar acciones dirigidas y actuadas por el p煤blico o por otros artistas鈥.
As铆 como el dolor aparec铆a en las primeras performance y en casi todo el siglo pasado, incluyendo a una joven Yoko Ono dej谩ndose cortar la ropa por tijeras que le daba al p煤blico mientras yac铆a en el piso expectante, hasta la francesa Orlan que hizo del quir贸fano su atelier y de all铆 sali贸 su cuerpo mutante y dolorido para contar una historia de un cuerpo con autonom铆a, hoy el dolor parece haber sido cambiado por la resistencia o por una causa comunitaria.
En cuanto a la resistencia, la performance VI Sesi贸n en el Parlamento de Os铆as Yanov que tiene lugar en el Malba 鈥撯渓a Bienal tambi茅n pudo hacerse gracias a la alianza con otras instituciones鈥, cuenta Casab茅鈥 es un claro exponente. All铆 diez humanos sin sexo, cyborgs, vestidos con catsuits magenta interact煤an con tenaces esculturas de Yanov hasta la extenuaci贸n. Los cyborgs parten de un centro com煤n, un centro energ茅tico, y desde all铆 se separan para dar vueltas por el museo y toparse con los visitantes y con las esculturas contra las que hacen su trabajo de fuerza. Cuando la energ铆a se agota, vuelven todos al centro com煤n a cargar fuerza y luego vuelven a desperdigarse en movimientos m谩s o menos aleatorios y as铆 sucesivamente. Lo verdaderamente interesante, seg煤n dijo a Las12 la curadora de esta experiencia Laetitia Mello, es 鈥渃omprender al individuo como generador de cambios o variaciones corporales鈥.
La artista cubana Tania Bruguera, otra de las estrellas de la performance contempor谩nea invitada a la Bienal, trabaja con el concepto de una performance donde incluye a lxs otrxs y espera que 茅stxs realicen cambios m谩s all谩 de su cuerpo, espera que estos cambios sucedan en su modo de vida. As铆 Bruguera dijo por mail a Las12: 鈥淵o fui educada en el socialismo y mi arte tiene que tener una funci贸n social鈥. Esa misma funci贸n social hace que ahora no pueda acudir a la cita en Buenos Aires. Se encuentra en una especie de dudoso encierro en La Habana, sin su pasaporte disponible. Ocurri贸 que a finales del a帽o pasado, la artista que vive entre La Habana, Chicago y Par铆s trat贸 de llevar su obra Susurro de Tatlin N6 a la Plaza de la Revoluci贸n. En la performance, dos falsos militares custodian un micr贸fono al que cualquiera tendr铆a acceso para hablar libremente un minuto estricto, luego del cual 鈥揾ubiese o no terminado su discurso鈥 ser铆a desalojadx. El espacio ser铆a tomado para reclamar pac铆ficamente por aquello que lxs cubanxs consideran reivindicaciones b谩sicas. No pudo ser. Tania Bruguera estuvo presa dos d铆as y se le quit贸 su pasaporte. Su obra es un claro ejemplo de performance enlazada con la comunidad.
Entre las artistas argentinas elegidas por Casab茅 y su equipo asesor 鈥揷onformado por los curadores de las instituciones con las que la Bienal hizo alianza鈥 destacan los trabajos de la dramaturga Marina Oberzstern, El Gran Ensayo; Asamble, de la artista visual Amalia Pica, y Los contempladores, de Diana Szeinblum, entre otros trabajos de artistas argentinos y extranjeros, no todos pertenecientes al n煤cleo duro de la performance.
Se extra帽an algunos nombres de la escena local como Susy Shock, Fabiana Barreda, Ver贸nica Meloni o Natasha Voliakovsky. Pero 茅sta es la primera Bienal, el comienzo de otro largo camino que habr谩 que recorrer, muchacha.
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