Tal vez una de las sorpresas literarias del a帽o, la primera novela de Irma Elena Marc (Rosario, 1951), Algunas alteraciones en la naturaleza de las cosas, narra con un lenguaje perturbado e ir贸nico los efectos a煤n poco atendidos de los a帽os de plomo. Cora, una ex militante mao铆sta, madre de una hija, sobrevivi贸 al secuestro y a la tortura durante el genocidio argentino. Por supuesto no sali贸 indemne: para escapar de la c谩rcel de la dictadura debi贸 casarse con Charlie, 鈥渆l que dec铆a que era su mejor amiga鈥, dejar atr谩s a los compa帽eros de lucha y exiliarse en Espa帽a por a帽os. Ahora en su casa, donde lo 煤nico con vida son unas pocas plantas, recibe la visita de aparecidxs, familiares y amigxs muertxs que en cierto modo casi la obligan a iniciar viajes al pasado. 鈥淭e vengo a invitar a un paseo, un paseo muy especial, te voy a llevar al pasado, si dec铆s que s铆, vamos a visitar a las personas que vos quieras, en el tiempo que vos quieras. 驴Te anim谩s?鈥, le dice Marcelina,鈥漧a vieja de mierda m谩s divina鈥 que Cora conoci贸 en su vida. Aun con fastidio, dialoga con el fantasma fumador: 鈥...habl茅 con voz de lejan铆a, una voz de distancias enormes, con el cansancio acumulado como polvo, sintiendo una vez m谩s el goce de la melancol铆a, harta del goce de la melancol铆a, de la costumbre de vivir mal鈥.
Establecido de una vez en las primeras p谩ginas el pacto de lectura 鈥搇eemos una novela pol铆tica protagonizada por fantasmas que se aparecen en la noche o en el fondo de una taza de t茅鈥, Algunas alteraciones... sigue los pasos de Cora hacia el pasado (se podr铆a decir entre el pasado por la manera de avanzar a oscuras que la escritura de Marc imita con cuidado) y en los encuentros que mantiene con el Sopita, un amigo de su etapa revolucionaria, o con su hija Ana, que le reprocha que le haya puesto el mismo nombre que el de su t铆a, asesinada por los milicos. 鈥淵o tambi茅n sent铆a rabia, qu茅 joder. Pendeja de mierda. Siempre lo mismo. En la vida de mi hija, desde que se anunci贸, parec铆a que iban juntos el amor y el espanto鈥, piensa Cora, afectada para siempre por la irrupci贸n de los genocidas que, en aras del orden, alteraron de manera atroz la naturaleza de vidas y cosas.
鈥淎lgunos familiares y amigos fueron presos pol铆ticos o exiliados 鈥揹ice la autora鈥. La persona m谩s cercana de mi entorno que estuvo presa nunca pudo relatar lo que le sucedi贸, de modo que siempre sent铆 que faltaba 鈥榣a palabra鈥, que la palabra tambi茅n fue una v铆ctima, otra desaparecida, algo sustra铆do que hab铆a que restituir, darle entidad, que yo ten铆a que hacer hablar lo silenciado. S茅 que esa negaci贸n es una de las secuelas de los tormentos vividos; algunos pudieron hablar, dar testimonio para que se supiera la verdad; otros prefirieron vivir como si nunca hubiera sucedido. Las v铆ctimas no fueron solamente los desaparecidos-detenidos, toda vez que el dolor y la tortura psicol贸gica la padecimos todos los familiares y los ex militantes.鈥 Sin embargo, la novela recupera esas circunstancias dram谩ticas desde una perspectiva an贸mala, muchas veces c贸mica o agresiva, incluso rid铆cula, como cuando Cora, por insistencia del Sopita, acude a una iglesia evang茅lica donde la farsa de la posesi贸n divina (o demon铆aca) le recuerda escenas de tortura padecidas durante el cautiverio: 鈥淰imos tambi茅n que varios le tiraban agua, supongo que bendita, y que la pobre aullaba y se sacud铆a como si le pasaran corriente el茅ctrica. Sin que me diera cuenta, empec茅 a gemir, me tap茅 la boca para tragar la angustia, pensando: Dios m铆o, el pelotudo del Sopita me manda a este lugar en la reput铆sima conchadelalora para presenciar un puto simulacro de tortura, a m铆, justo a m铆, que fui torturada hace treinta y cinco a帽os, a partir de los cuales no tuve un puto segundo de mi puta vida en que lo pudiera olvidar鈥. Gran novela sobre la pesadilla de la historia encarnada en un personaje femenino de voz irrepetible.
Algunas alteraciones en la naturaleza de las cosas
Irma Elena Marc
Baltasara Editora
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