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Viernes, 7 de enero de 2005
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Razones de sobra para tocarse más

Vayan estos besos brujos que no consuelan, pero acarician

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Ay, amiguitas! ¡Ay, mis queridas/os, estimados/as! ¿Cómo encontrar en estos días otro calor que no suba de la tierra si el frío nos ha agarrotado el alma? ¿Cómo pensar en jolgorio cuando fue en ese trance que se cerró la trampa? Y aun así, mis dolientes, magulladas/os, desesperados/as/es compañeras/as/as de tantos viernes, hay que buscar un respiro para el cuerpo y el alma. Y como sé, a la vez, que no habrá en lado alguno la firmeza que necesitan los/las apropiadas/os encastres/es de cualquier tipo y factor, es que os propongo unos ejercicios de tocamiento que calman lo suyo, aunque sea de momento.

1. Empiece por quitarse todo: sobre todo, quítese de enfrente de la tele, apague la radio, arroje el diario a la bolsa verde destinada al cartoneo (eso sí, primero Ud. debe terminar de leer esto/a). Es fundamental que limpie su mente. Después sí, quítese los anillitos, queme el corpiño (con tirarlo al asfalto alcanza) y hasta la pelusa que se acumula bajo las partes (para eso deberá revolearlas y airearlas lo suyo). Ahora sí, siga adelante.

2. Busque a quién tocar: paso fundamental si los hay. No se recomiendan mascotas, ya que si bien ellas/os dan cariño desinteresado, también le heredarán una buena cantidad de pelos y aumentarán la temperatura de la piel considerablemente. Elija a quien lo/la/le elija a su vez. Un buen tocamiento exige consentimiento.

3. Ponga a trabajar los cinco dedos: articularlos, extenderlos, buscar los agujeritos (¡epa, no tan rápido! ¡no ese agujerito!), los pliegues, los recovecos. Demórese en las zonas menos transitadas y no se haga/el vivo/a, que las caricias no son cosquillas y las últimas son un arma de guerra.

4. Fúndase, entréguese, abrácese: al fin, no queda más que dejar que las distintas partes suyas se pongan en contacto con las distintas partes del/la/le otra/e/o. Incluso es posible un leve meneo, una palmadita, la libertad suficiente para que fluya lo que tiene que fluir. Apriétese todo lo que el clima le permita y un poquito más también, que esto es todo lo que nos queda. O nosotros/as somos lo que hay y no queda más que disfrutarse.

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