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Viernes, 9 de junio de 2006
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Sobre la ansiedad del juego y los favores de la indiferencia

¿Recordáis, amiguitas/es/os/otes aquel bello, enigmático e inspirador slogan de evento futbolero transmitido en AM: “Pelotas chicas, pelotas grandes, qué pelotas las de Fernández”? Adivinen.

No seré yo, amigas, amigos, amigues, amigus, amiguis, quien proteste contra la gesta deportiva sin igual, puesto que en esas últimas palabras queda clarísssimo que no puedo desprenderme de esa sensación de que todo evento pelotero algo tiene para ocultar. Pero como les decía, no me quedaré en recuerdos de mi más tierna infancia y avanzaré sobre realidades más tocables, más maleables, más permeables, más amables que la patada limpia que nos regalará la pantalla. La cosa está en cómo aprovecharse de esta ansiedad en la que todis parecen estar imbuidos para traer agua a la propia molienda del goce, la aventura y el despiporre. Veamos:

Oportunidad 1: El tumulto. Vaya a saber por qué razón el ánimo gregario convoca a grupos enteros a arremolinarse en el mismo sillón. ¡Albricias! Es el momento de situarse frente a ese/sa sujeta/to/te de deseo para echar mano a todas esas partes que la atención frente a la pantalla descuida. Amén de dejarse abrazar, apachurrar y refregar si es que los muchachos regalan un gol de tanto en tanto. Consejo extra: invite a su casa y suba la calefacción, para estos menesteres es mejor que la concurrencia ande suelta de ropa.

Oportunidad 2: El festejo. Si le andaban faltando ocasiones para notar qué bella puede ser la vida, déjese contagiar por el ánimo general y proponga Ud. una cábala nueva homologando clímax con resultados que aun cuando sabemos que no es una ecuación exacta, a veces es necesario mentir, no se culpe. Asegure a sus amigos y amiguetas/tes que cuantas más veces se toquen mejores resultados habrá y jure y perjure que hay que enredarse para asegurarse el próximo partido. Riesgo extra: a veces la alegría es sólo brasileña. Evite que la/le/lo consideren yeta.

Oportunidad 3: El aislamiento. A Ud. que es de las/los/les mío/a/s, a Ud. que le gusta tocarse por mucho que ya le hayan toqueteado, a Ud. que sabe innovar las técnicas consigomismo/a/e, a Ud. que no se detiene ni siquiera cuando se nota que en esa silla está haciendo algo más que acomodarse, ¡éste es su momento! Podrá Ud. pasarse las banderas por las partes, las cornetas por donde guste y los deditos por donde ya sabe sin miedo ni pudor, ¡nadie estará mirando mientras dure el partido! Consejo extra: esta oportunidad es altamente frustrante para exhibicionistas; en ese caso, anime el entretiempo.

Oportunidad 4: El consuelo. ¿Cuántas relaciones han empezado de este modo? ¿Cuántos amantes se han descubierto gracias al secado de una lágrima? ¿Quién no ha decidido alguna vez ahogar sus penas antes de que éstas la/lo/le ahoguen a una/no/ne, eh? Mire bien a quién va a consolar en caso de ser necesario, manténgase cerca, si alguien más tuvo la misma idea ¡incluidle! No hay goce sin generosidad ni triángulo o grupo que dure cuatro años. Riesgo extra: en casos de pena máxima ocasionada por Mundial, Ud. puede notar que quien Ud. había detectado como amante apetecible es en realidad un/a/e zángano/(mmmm) que no deja de evocar tiempos mejores. Cuestión de saber elegir.

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