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Viernes, 23 de junio de 2006
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De los bocados que no se le niegan a nadie y de las bocas agradecidas

Pocos manjares hay que pueden comerse sin que se agote ni el/la comensal ni quien se deja comer ¡no se prive!

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Pocos manjares hay que pueden comerse sin que se agote ni el/la comensal ni quien se deja comer ¡no se prive!

Amigochis, amigables, amiguete/ta/s o simplemente de estas últimas, sepan Uds. que alguien más que Uds. está en el día de la fecha, que es miércoles pasado para Uds. Y hoy mismo para mí por esa magia del periodismo, pendiente de esos aguerridos muchachotes que aunque carecen de altura sobran de otras partes nos ponen a transpirar a nos cual si nos la estuvieran poniendo a nos igualmente. ¡Yo también quiero ver el partido! Así pues, desconcentrada como estoy o mejor dicho concentrada en los culitos prietos de nuestros jóvenes argentinos y esperando que nos pasen alguna vez un mundial así de escandaloso con géneros más variados, mis consejos de la semana serán puestos en baño maría, en reposo, en reserva aunque nunca en el freezer porque el frío no es para una, que tanto trabaja por calentarse y calentar a quienes en mi regazo buscan el trópico –que lo hay, lo hay–. Entonces bellezas ansiosas por seguir escalando la cumbre de la final futbolera, os voy a brindar unas recetas que son casi cábalas y que sirven tanto para esperar la próxima ronda como para ubicar en partes menos masticables pero no menos saboreables, Uds. verán.

1

Hágase la croqueta: Cómo no se preguntará Ud., para qué, tal vez, pero hete aquí que no hay una sola manera de confeccionarla o de dorarla a la píldora así que tengan a bien tener en cuenta este consejo que se va de la carnicería tradicional para no alentar el precio del vacuno y obligará a Ud. a buscar 250 gramos de carne de cordero, más una cebolla mediana, un diente de ajo, tomillo, canela, sal y pimienta. Una vez reunidos y expuestos los ingredientes no los introduzca en hueco alguno (ya le veía la intención), más bien mezcle la carne con la cebolla picada y el diente de ajo molido, la sal y la pimienta para más luego hacer pequeñitas croquetas de 3 o 4 centímetros. Más tarde las fríe Ud. en aceite bien caliente y las sirve así o frías pero siempre espolvoreadas con canela que es lo que le dará más tarde el empujón necesario para gritar por su equipo o bien para abrirse camino entre los muslos de alguien más que eso siempre es justo y necesario. Amén.

2

Sirva el vino de la despedida (antes que la/lo despidan a Ud.) Receta con algo de gualicho y mucho de paciencia, requiere por lo menos tres semanas de preparación en las que Ud. irá pensando muy bien a quién dársela a beber de la forma más apropiada. Hubo quien refirió que esta bebida de final sólo genera mejores comienzos, pero cada quien a sus menesteres y que haga su propia experiencia. La cosa es así: toma Ud. una cantidad suficiente de pétalos de rosa cuidando muy bien de cortarles esa partecita blanca que está unida al capullo. Se los pone a macerar en vino tinto (yo recomiendo un cabernet bien añejado, esto no es para libaciones juveniles) durante siete días. Pasado este período se quitan estos pétalos y se los cambia por otra docena de pétalos frescos. Y al fin de la semana, por tercera vez se repite el procedimiento. Al final de los 21 días estará Ud. listo/a/e para decirle adiós con elegancia a quien desee o bien ahuyentar de una relación la parte malograda y quedarse con la buena. Momento: antes de servir quite los pétalos y ponga una buena cantidad de miel. La vida así será una recompensa. ¡Salud!

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