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Viernes, 28 de enero de 2005
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El simple arte de planchar

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Ninguno de los animadores que nos recomiendan eufóricamente jabones de lavar la ropa en la televisión se atrevería a darnos consejos sobre planchado, una labor tan específicamente femenina. Entonces, para saber cuáles son los pasos apropiados para el alisado de una camisa masculina, prueba decisiva del rendimiento de cualquier ama de casa que se precie, no nos queda otro remedio que apelar a las Normas magistrales del planchado perfecto, de Amparo López Blanco (Colección Delicias Hogareñas, Buenos Aires, 1927).
Lo ideal es tener la susodicha camisa, ya prolijamente lavada, dándole buena forma, para luego descolgarla en el punto justo de humedad: hay que estar muy atentas, avisa la señora López Blanco, porque si se seca demasiado se deberá acudir al rociado que inevitablemente resulta desparejo. Bien, plancha caliente y camisa en mano, podemos comenzar: “Tomar la manga derecha con el puño hacia arriba, estirarla y planchar desde el codo hacia el hombro, con la abertura del puño siempre hacia arriba. Estirar la manga y planchar desde el codo hasta el hombro. Repasar desde la mitad de la manga hacia el puño, preferiblemente con la mano izquierda”. ¿Vieron que con esta claridad científica todas las dudas sobre este arte desaparecen? Prosigamos, entonces: “Ahora, planchar el interior del puño, dar vuelta la manga y plancharla del otro lado, luego la parte exterior del cuello y la tirilla interior”. ¿Seguimos a doña Amparo? Por supuesto que sí, porque ahora viene lo mejor: “Planchar canesú y parte superior de la espalda. Para da vuelta la camisa, tomarla por los hombros con los brazos cruzados, la manga derecha debe colgar de la tabla para no entrar en contacto con la parte húmeda de la prenda. Proceder con la manga izquierda de la misma forma que con la derecha. Planchar la otra parte del cuello. Tomar la camisa por los hombros y colocarla a lo largo de la tabla, el cuello a la izquierda de la planchadora. Planchar a continuación el lado izquierdo de la espalda y la parte superior de la misma. Estirar y secar las costuras de los costados”. ¿Están ahí, todavía, gentiles lectoras? Por que todavía hay más: “Colocar la delantera izquierda sobre la parte posterior ya planchada. Estirar y planchar ligeramente la tira de ojales, preferiblemente con una toalla liviana entre la tira y la espalda. Luego planchar la tira del revés”. ¿Quién dijo que planchar una camisa era juego de niñas? Alguien que no leyó hasta el final estas normas: “Colocar la derecha delantera sobre la tabla y terminar de plancharla. Secar las costuras. Correr ligeramente la camisa hacia el borde de la tabla y finalizar el planchado de la parte interna de la espalda. Poner la delantera derecha sobre la espalda de la camisa y planchar la tira de los botones”. En una próxima entrega, aprenderán a doblar a la perfección una camisa tan bien planchada.

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