Dormir sobre una almohada rellena de flores de lúpulo para darle frescura a la tez.
Locionar todo el cuerpo con agua de puerros, que torna la piel tan suave como pétalos de lirio.
Bañarse los ojos con agua de mileloto, variedad del trébol que otorga lustre a la mirada.
Lavarse la cara con jugo de primaveras silvestres que brinda destellos nacarados a la epidermis.
Usar la siguiente loción corporal rejuvenecedora: 1/2 kilo de frutilla y 1/4 de frambuesas pisadas, añadir 1/2 litro de leche hervida y dos gramos de tintura de benjuí. Reducir la mezcla a la mitad en baño maría. Filtrar y conservar en pequeños frascos en el refrigerador. Atención a posibles alergias.
Cortar a lo largo una rebanada de pepino, mojarla en leche fría y pasarla por la cara y el cuello. Dejar secar la piel y enjuagarla con agua filtrada donde se maceró salvado de almendras.
El aceite de oliva se perfuma con una gotas de mimosa y se destina a suaves masajitos en torno de los ojos, y también para friccionar vigorosamente el cuero cabelludo y las uñas.
Los ojos irritados mejoran con compresas de decocción de saúco.
El puré de frutillas reemplaza con mucha ventaja a cualquier dentífrico.
El vinagre de los 8 poderes, tónico y reconstituyente cutáneo, se prepara con un litro de vinagre de Orleans más 50 gramos de rosas rojas, 25 de reina de los prados, 25 de trébol, 20 de verbena silvestre, 25 de jazmín del país. Se conserva filtrado y bien tapado.
(No abrigue temores porque nadie ha de confundirla con ningún elemento comestible y menos aún con un florero.)
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