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Viernes, 31 de marzo de 2006
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Un week-end bien equipado

Todavía estamos a tiempo, si el clima nos favorece, de organizar un week-end de despedida del verano en estos inicios del otoño. Un viaje corto de sábado y domingo a un punto cercano, que nos permita cambiar de paisaje y distendernos antes de que empiece la intensa temporada invernal. Pero, según nos exhorta el fascículo 43 del tomo IV de Femirama (3-3-1964), “el feliz éxito de este fin de semana dependerá de un equipaje adecuadamente organizado”. No crean ustedes, sin embargo, que será necesario un gran despliegue de vestuario y otros elementos. Para nada, el secreto está en elegir “prendas prácticas para llevar, vestir y conservar en orden. Clásicas y sobrias, de estilo preferentemente deportivo”. Por supuesto que pueden ustedes permitirse algunos accesorios –siempre dentro del estilo mencionado–, “una joya, un sombrerito de paja, un pañuelo de seda”. En resumen, dice Femirama, “una valija prudente y previsora, que tenga en cuenta la condición inestable y tornadiza de la estación”.

La primera pregunta que surge es ¿cómo debemos vestirnos, cualquiera sea el medio de locomoción elegido? El fascículo consultado nos tranquiliza evitándonos toda duda: “Una sola es la respuesta: un traje sastre de línea sobria, de gabardina con falda y chaqueta rectas”. En cuanto al color, ha de ser neutro “de modo de combinarlo fácilmente con otros tonos”. Se sugiere, por elegante y sufrido, el color tostado, preferiblemente acompañado de una prenda de punto, más flexible y adaptable que una blusa de tela. Para llevar con nosotras durante el trayecto, se indica “un bolso más bien grande, de cuero marrón o natural, o de becerro azul oscuro o negro, en el que podemos poner, entre otros artículos imprescindibles, el necessaire de uso personal”. Para completar el atuendo, mocasines al tono con tacones gruesos de no más de 4 centímetros. Y, no podría ser de otra manera, “un par de guantes deportivos, de hilo y cuero, o de pecarí beige”.

Dentro de la valija: dos juegos de ropa interior, camisón o piyama, una bata corta inarrugable, un vestido chic (puede ser de seda pesada) para la noche, de un color diferente al del traje sastre, que se llevará con una cartera tipo sobre de cuero fino y de un tono acorde; un chal de lanita liso; un par de zapatos de taco alto de línea sencilla; un impermeable liviano y un paraguas plegable; un par de zapatillas ballerina; un par de pantalones de gabardina elastizada.

La brillante idea que nos propone Femirama es elegir vestidos y accesorios de muy pocos colores de base que además armonicen entre sí, para poder hacer muchas combinaciones a través de estos dos días de puro relax. Y así, funcionales y elegantes, coquetas y prolijas, podremos partir de week-end ligeras de equipaje pero jamás imprevisoras.

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