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Viernes, 14 de julio de 2006
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Bella por doquier

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Muchas mujeres cometen el error fatal de concentrar todos los tratamientos de belleza en el rostro y en el cabello, descuidando “otros puntos cruciales de la gracia femenina”, como señala atinadamente el número de enero de 1965 de la revista local Femirama. Por ejemplo, el cuello, tan olvidado a veces por señoras que tienen un cutis facial luminoso y terso, pero que más abajo exhiben una piel marchita realmente lamentable. En consecuencia, “cuidemos el cuello limpiándolo y tonificándolo cada noche, refrescándolo con lociones apropiadas cada mañana, nutriéndolo siempre que sea posible con una crema especial para esta zona que podremos aplicar a mano o con un aparato de masaje eléctrico muy práctico y placentero: la vibración nos proporcionará un movimiento profundo y tonificante de la piel y los músculos”.

Si el cuello se presenta opaco y grisáceo, apliquemos una sencilla y accesible máscara de rodajas de pepino que se sostendrán con una tira de gasa, mientras aprovechamos para refrescar los ojos con compresas de té de manzanilla helado y practicamos el ejercicio de la bicicleta para las piernas. Por otra parte, si el cuello es demasiado grueso, Femirama nos garantiza que se puede afinar con “fáciles giros gimnásticos, moviendo la cabeza rápidamente a la derecha, luego a la izquierda, adelante y atrás, 20 veces seguidas cada día”. Estos ejercicios también son un magnífico aliado contra la papada, sobre todo si se les añade el masaje manual o eléctrico, complementado por una buena crema fortificante.

Tampoco hay que soslayar los brazos, cuya flaccidez mejora notablemente si tomamos con las manos nuestras muñecas, sosteniéndolas a la altura de los hombros y tiramos hacia fuera, aflojamos y volvemos a tirar (por lo menos, 20 veces). Si los codos se ven oscuros y rugosos, se indica masajearlos con medio limón ligeramente exprimido y mojado en aceite puro de oliva, lo que los tornará suaves y blancos (y muy perfumados, claro).

Nos quedaría, por el día de hoy, hablar del busto, ese atributo femenino que los soutiens bien elegidos contribuyen a modelar, pero que también requiere de tratamientos particulares “por tratarse de un órgano muy delicado: es decir, masajes con cremas que penetran al instante y que sirven para el desarrollo de los senos pequeños o para el fortalecimiento de lo que ya están fláccidos”. El ejercicio recomendado para los brazos también sirve para tonificar velozmente los pechos, sobre todo si luego se aplican duchas bien frías, incluso en pleno invierno. Todo sea por alcanzar la perfección física, meta femenina si las hay.

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