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Viernes, 25 de noviembre de 2005
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Todavia hay vírgenes

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Precio módico –hay que tener en cuenta las ventajas, tampoco se puede pretender que sea gratis–, seguridad –¿o no la relaja la cara de nada de la doctora que ofrece sus servicios?– y sobre todo la chance de hacer borrón y cuenta nueva. ¿Por qué ellos podían hasta ahora acceder a todo tipo de alargamientos, ensanchamientos, alisamientos y demás y nosotras debíamos resignarnos a que nuestras pobres vaginas se fatiguen de tanto abrirse y cerrarse cual campanillas frente al sol sin nunca un maquillaje, una ayuda, una gimnasia que las sostenga en su elasticidad de los años mozos? Bueno, sí, dirán que hay gimnasia, que se pueden contraer los músculos pubocoxígeos y que eso ayuda a la retención urinaria y otras barbaridades de las se habla muy lejos de espacios como éste, dedicados a las tendencias de la moda y la publicidad. O algo así. Pero lo cierto es que necesitábamos un servicio como el que ofrece Pam, la doctora del jopo agraciado. Necesitábamos que alguien se apiade de nuestra cara más íntima, le dé una refrescadita a la sonrisa vertical. Porque que una no la vea no quiere decir que no exista, es como la espalda cuando llega la hora de broncearse, nada peor que estar negra de adelante y blanca leche de atrás. Somos una unidad, amigas, y como tal no hay que descuidar ningún detalle. Sigan el ejemplo de Don Tomás Constantini, el hijo dilecto del no menos dilecto coleccionista, que cuidando la integridad del modelaje ahora piensa en una agencia de modelos que se llame Inteligencia y que tenga modelos ídem. No sabemos muy bien para qué, ni siquiera terminamos de saberlo cuando él termina de explicar que una modelo además de modelar puede conducir programas de tele, hacer entrevistas y hasta escribir libros (¿qué, no sabían que Julieta Prandi es poeta?). Y aunque puede no es debe, de la mano de TC saldrán los nuevos tanques (no por el peso, obvio) todo terreno, capaces de sacudir cabezas y dejar caer algunas ideas. Por eso, señoras, señoritas, no descuiden ningún detalle: si tanto se cuida la cara, cuídese también lo que lleva bajo la bombacha, que ya sabe Ud. que son los vellos que la enmarcan los que compiten con la yunta de bueyes y no los que peina Giordano. Que a esos los sacudan modelos inteligentes.

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