Sexualidades en disputa. Homosexualidades, literatura y medios de comunicación en América latina, de Daniel Balderston y José Quiroga, es un tÃtulo muy largo pero explÃcito, aunque nos guste más el glamoroso tÃtulo que aparece en uno de sus capÃtulos: Abriendo las venas gay de América latina. Se trata de un libro de crÃtica, con apariencia de muestrario exhaustivo, editado por Libros del Rojas, donde los autores no dejan, como se hace a menudo en trabajos similares, la literatura que tematiza el amor entre mujeres en el pie de página. Casi como una parodia de las cadenas filiatorias que la crÃtica establece entre Borges y Arlt, Balderston y Quiroga establecen una genealogÃa a partir de El beso de la mujer araña de Manuel Puig para el deseo de hombre a hombre, y En breve cárcel de Sylvia Molloy para el deseo de mujer a mujer. Más que genealogÃa, que remite a paternidad y padrinazgos, me gustarÃa inventar para la relación que establecen los autores entre El beso de la mujer araña y las posteriores El lobo, el bosque y el hombre nuevo de Senel Paz, Tengo miedo, torero de Pedro Lemebel y La más maravillosa música de Osvaldo Bazán –diferentes tramas desplegadas entre polÃtica y sexualidad, y otra sexualidad–, la condición de “tiasgoâ€, defendida por Néstor Perlongher para definir la relación entre el cliente fijo y el miché, donde la igualdad establecida por la transacción permite el excedente de la complicidad, la protección y el ademán pedagógico. Pensemos al tÃo, no como el que paga sino como el que facilita el circuito del deseo sin la máscara del pasaje a la virilidad impuesta por el padre, el que permanece un poco al sesgo de la institución familiar desde el pato Donald hasta Isidoro Cañones. Como sobrina de En breve cárcel, Balderston y Quiroga sitúan El cÃrculo imperfecto de Alicia Plante, algo asà como la grafÃa de una voz, o mejor dicho, un retrato a cuatro voces de mujeres. Ana, Lola, Remi y Miranda no son personajes –aunque también lo son– sino posiciones ante la Otra, no como las de un tablero de ajedrez donde hay un remate –y la incompleta figura del cÃrculo impide que lo haya–, ni a la manera militar donde la tierra a ocupar está fija en el mapa, porque el objeto amoroso se desplaza y adopta diferentes máscaras. Aquà es preciso recordar la provocativa afirmación de Néstor Perlongher, citada en la página 78 y perteneciente a su artÃculo El fin de la homosexualidad: “La femenina, bien valga aclararlo, continúa en cierto modo su crecimiento y extensión, pero en un sentido al parecer más de corporación de mujeres que de desbarajuste dionisÃacoâ€. En el momento en que Perlon-gher anuncia la disolución de la homosexualidad masculina en la vida social y el declive de la orgÃa y de las fiestas proponiendo “abandonemos el cuerpo personal. Se trata ahora de salir de sÃâ€, parece reivindicar esa orgÃa y esa fiesta precisamente en el lugar donde ésta brillarÃa por su ausencia en calidad de “desbarajuste dionisÃacoâ€. Lo que Perlongher observa como corporaciones de mujeres parece aludir a la tradición lesbo-literaria que se originó en el ParÃs modernista bajo la forma de alianza entre editoras, libreras y escritoras unidas, además de la producción, por el amor. Es evidente que las lesbianas no han logrado el suficiente capital en sus producciones ni para sus producciones como para temer el conflicto entre militancia y mercado como los gays. En charla personal, Néstor Perlongher corrigió su expresión “corporaciones†por la de “yire sedentarioâ€. Tanto En breve cárcel como El cÃrculo imperfecto ponen en escena esa circulación de deseo donde los celos invisten de amor a la rival y se descubre la fuerza erótica de la amiga de la amiga. No se trata, en efecto, de un desbarajuste dionisÃaco sino de una circulación yámbica. Yambo era la diosa mitológica de vagina riente que, a su vez, hizo reÃr a Deméter, y entre cuyos labios inferiores asomaba la cara de Dionisios niño.
Existen objeciones a un proyecto como el de Sexualidades en disputa... y son las de la gauche de la gauche de la gauche divine, si algo asà funciona también en el universo gay que no es un universal. Muchos crÃticos y autores se niegan a poner el énfasis en la homosexualidad, pensándola como una parte en un todo y no como algo que marca la obra en sà misma. Pero esa tensión también está explÃcita en el libro. Balderston y Quiroga explican que existen pocas antologÃas en América latina en las cuales los autores hayan estado de acuerdo en aparecer como miembros de un circuito gay y que ésta no es necesariamente una cuestión de permanecer en el closet sino una resistencia al mercado de la identidad y sus equÃvocos.
Las lectoras deseosas pueden rastrear en este libro adorables eslabones carnales del continuum lesbiano como Teresa de la Parra, Lidia Cabrera y Emma Barrandeguy.
Sexualidades en disputa... diferencia crÃticamente la existencia de un mercado gay-lésbico de las identidades de una comunidad gay y lésbica de lectores capaz de construir a sus autores en la complicidad para perseguir las cinco letras de DESEO.
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