El caso de la beba cuyos padres son sospechosos de haberle provocado la muerte cerebral permite el g茅nero de especulaciones a los que el avance cient铆fico nos obliga sin acostumbrarnos. 驴De haberse decidido la desconexi贸n del respirador artificial, la pr贸xima secuencia hubiera sido la donaci贸n de 贸rganos? 驴O nuevamente habr铆a que haber consultado a los padres inculpados como sugiri贸 en su momento, ante la posibilidad de suspender la ayuda mec谩nica, la jueza Amalia Garc铆a de Fabre (quien tampoco protegi贸 a Ludmila durante una sospechosa agresi贸n anterior)? 驴La autopsia, hoy practicada en el cuerpo de la beba, era imprescindible para esclarecer el delito, aun de haberse decidido la desconexi贸n del respirador? 驴Y la necesidad de aquella instancia, hubiera eliminado la posibilidad de donaci贸n? 驴Hubo alg煤n instante en el que estuvo en juego la elecci贸n entre la b煤squeda de pruebas definitivas de un delito y la salvaci贸n de vidas?
Hace algunos a帽os, en una nota sobre la donaci贸n de 贸rganos, la fil贸sofa Laura Klein reflexionaba en estos t茅rminos:
鈥揂ntes, cuando mor铆amos, mor铆a el ser humano con el ser vivo. Hoy se separa y es posible morir como ser humano y no como ser vivo. En el caso del trasplante para definir la acci贸n se define la muerte. En un principio se consideraba muerte a la muerte cerebral, hoy basta con la cortical. En cualquier momento se va a definir como muerte la de un determinado punto de la corteza. La pregunta es por qu茅, para legitimar ciertas pr谩cticas hay que definir qu茅 es vida y qu茅 es muerte. Entonces, debatir sobre cu谩ndo el feto deja de ser una bellota 鈥搈et谩fora cl谩sica utilizada por los partidarios de la despenalizaci贸n del aborto鈥 para transformarse en un roble; las fronteras entre el vegetal y el ser humano, para legitimar la pr谩ctica del aborto, la eutanasia y la donaci贸n de 贸rganos ser铆a obsceno.
Pero las declaraciones cient铆ficas que describieron en detalles la d茅bil vida mental de Terry Schiavo o el informe de la doctora Susana Caminos de que 鈥渆l corazoncito late porque se lo hacemos latir, pero la beba est谩 muerta鈥 no aquietan los fantasmas en torno de las condiciones en que a veces se deja de ayudar a la mera vida biol贸gica. En el follet铆n de la donaci贸n de 贸rganos falt贸 esta vez 鈥揳煤n en potencia鈥 la escena verdaderamente donante: aquella en que un familiar en duelo presentido, que sabe que el cuerpo en agon铆a no es ya aquel ser querido a punto de perder, decide permitir que sus 贸rganos sirvan para salvar otras vidas. Pero en este caso, aquellos que podr铆an haber decidido la donaci贸n de los 贸rganos de Ludmila, ser铆an aquellos que habr铆an intentado despedazar el cuerpo antes de que 茅ste fuere pensado como seccionable para la ablaci贸n. Sin embargo, el anonimato respecto del receptor le evita al donante tanto que 茅ste se angustie cuando el 贸rgano donado no es aceptado por el cuerpo receptor, como que conserve la fantas铆a de que algo del muerto vive en otro cuerpo vivo. De haberse decidido una donaci贸n de 贸rganos, las circunstancias en las que Ludmila empez贸 a perder la vida hubieran sido ignoradas por los receptores. Una ley sugestionada, culposa, lleg贸 tarde y prefiri贸 asegurar el castigo. La muerte natural se le adelant贸 y contin煤a amenazando a potenciales receptores de 贸rganos, con la renovada desesperanza de padres dispuestos a sostener la vida de sus hijos. Los escr煤pulos con que se imagina preservar una 茅tica facilitaron un mayor n煤mero de v铆ctimas. S贸lo queda la m贸dica justicia de probar qui茅nes fueron culpables de un delito.
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