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Viernes, 28 de marzo de 2008
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Caprichos en su salsa

Por Graciela Zobame
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El papá juega con el nene. Es un buen padre, no sólo porque juega, se ríe, salta y hace ejercicio físico sino porque engaña al nene. Se tira como un tonto para el otro lado en el arco para que el chico haga un gol. Sigue la tradición de su propio padre que se hacía el tonto y le permitía ganar, siempre parece, en el Escalectric (juego de hombres, mamá no juega con autitos). Ahora el niño otra vez, disfrazado de Superman, vence al padre cuando juegan a la lucha. Niño pellizca al adulto que cae vencido. Por fin esa nociva diferencia y jerarquía entre padre e hijo que torturó a generaciones anteriores, ha quedado en el olvido. El chico está feliz, se cree un ganador, ha superado en todo a su padre. Y el padre es un buen padre, ya lo dijimos. Hizo trampa todo el tiempo pero lo hizo a favor de su niño. Qué hermosa la infancia cuando los padres están dispuestos a construir un mundo a medida... ¿Para despertar hay tiempo? Bueno, ahora es la hora de comer. ¿Quien está en casa enfrascada feliz en la cocina, preparando la comidita? Mami. Mami que no juega al aire libre y que ha preparado un plato lleno de verduras. El chico, obviamente, apenas ve ese menjunje se niega a comerlo. El padre lo debe tener acostumbrado a hamburguesas y papas fritas a lo largo de cada salida de hombres, como la de recién. Pero la madre no va a romper la burbuja de cristal. Además, recordemos que este chico está acostumbrado a ganar. En la otra mano y escondida atrás de la espalda tiene preparada una segunda opción. Un plato de fideos con salsa. ¿Qué hará con el otro plato de comida? ¿Lo tirará a la basura? ¿Se lo dará al padre, que ya se ha visto, está acostumbrado a hacerse el perdedor? Una pregunta más: Si le iba a dar el plato de fideos de todos modos, ¿por qué razón le presenta el plato de verduras? Tal vez porque ella reconoce que es incomible, tal vez para reafirmar el dominio de la situación que tiene el pequeño príncipe en esta casa. El chico complacido enseguida sumerge su tenedor en el manjar estándar. Lo que no sabe es que ha sido engañado una vez más. Parece que las benditas salsas tienen las bondades de todas las verduras que estaban en el plato. La madre y el padre son grandes, no han sido engañados pero suponiendo, ya que no estamos en condiciones de negarlo, que esa salsa efectivamente contenga todas las vitaminas y propiedades que acusa, sólo contribuye a dejarlos tranquilos en cuestiones matemáticas, porcentajes en vitaminas y nutrientes. Pero poco contribuye esta idea a una educación alimentaria que desconoce texturas, colores, sabores, etcétera etcétera.

Knorr, con su nuevo producto, ha salvado a esa madre que sin estas Nutrisalsas nuevas, se habría convertido en la bruja de este spot. “Una salsa de tomates lista con pulpa de espinaca, remolacha y zanahoria sin trozos, que aporta naturalmente vitaminas, fibra y hierro. Es ideal para los niños que no quieren comer verduras ni vegetales. Así, las madres pueden incluir en el menú diario de su familia los vegetales que necesitan, de manera rica y práctica... “¡Y sin incluirlas!” se podría agregar.

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