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Viernes, 11 de octubre de 2002
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Los fabulosos

Por Moira Soto
Hace como dos años y pico, a Susana Szperling se le antojó salirse de la normalidad y hablar de monstruos, esas “producciones contra el orden regular de la naturaleza”, según reza el diccionario, “con una fealdad, innovación o desproporción en lo físico o en lo moral”, siempre hablando en términos de realidad concreta y palpable. Pero los monstruos que tentaron a la arriesgada bailarina y coreógrafa fueron aquellos nacidos del sueño de la razón, de antiguas religiones, del ancestral temor a lo desconocido. En suma, de la fantasía humana que ha engendrado a lo largo del tiempo y del espacio extraños entes, según anotó Borges en El libro de los seres imaginarios, de 1968 (en colaboración con Margarita Guerrero). Precisamente a este fantástico manual habitado por insólitas criaturas de leyenda –entre las que no faltan animales soñados por C.S. Lewis, Poe y Kafka–, que acompañó a Szperling en los años que vivió en los Estados Unidos, pertenecen los prodigios que van tomando formando delante de los ojos del público en el espectáculo coreográfico titulado justamente Seres imaginarios.
Por ahora, estos hechos sorprendentes tienen lugar en un ámbito soñado: la antigua biblioteca Miguel Cané del barrio de Almagro, donde trabajó Borges, con sus anaqueles y sus largos pupitres, maderas y libros y amable convivencia, que vienen siendo visitados –en ciertos horarios y fechas– por un grupo de chicas y chicos en pos de universos despegados de la cotidianidad. De movida, entonces, las/os espectadoras/es sentadas/os en sillas de las de antes –como todo el mobiliario– creen asistir a la clásica escena de lectoras/es en plan de consulta, en una biblioteca pública. Pero he aquí que muy pronto el silencio y la formalidad característicos de estos sitios empieza a romperse: alguien trepa hasta el ultimo estante, las chicas y los chicos –sin cambiar su ropa de calle– comienzan a transformarse en otra cosa, emiten extraños sonidos, se relacionan entre ellos y ellas, chocan, se enredan, se convierten en nuevos monstruos, en híbridos, en seres bestiales pero humanizados que charlan, ríen, gritan, lloran, juegan. Sobre todo juegan este juego tan libre y creativo que les propuso Susana Szperling, ella misma apareciendo cada tanto y tirando alguna pista sobre algún bicho de turno en el poco convencional escenario.
Como quien no quiere la cosa, van ocurriendo las metamorfosis de las/os lectoras/es en sus lecturas, es decir, en esos seres no naturales. De pronto, el lugar es ocupado por squonks, sirenas, lamias, el mono de la tinta china, la escila... y –no podía faltar a la cita– el hide-behind, esa criatura que remite al siempre perturbador tema del doble, considerado origen de todos los mitos del genero fantástico: especie de reflejo, de sombra que se adhiere y te persigue sin que lo veas nunca, te devuelve todos tus gestos, quizás en son de burla según la mirada humorística de Szperling, que ha logrado –con el brillante rendimiento de Diego Brizuela, Lucía Lacabana, Belén Lalla, Valeria Martínez, Margarita Molfino y Sebastián Scandroglio– hacer magia y sacar de la galera de la imaginación seres fabulosos. Y no sólo los reunidos por Borges –entre los cuales la escila de Lalla conmueve con su maravilloso canto–, porque la creadora y directora de este espectáculo lleva su juego lo suficientemente lejos como para permitirse inventar sus propios monstruitos, un par de cotillas que cotorrean como locas en un idioma que sólo ellas conocen, pero que el publico entiende muy bien y se muere de risa.
Seres imaginarios va el sábado 19 de octubre, en la Biblioteca Miguel Cané,
Carlos Calvo 4319. También podrá verse en El Galpón de la Comedia (La Plata),
los próximos 18 y 25 de octubre.

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