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Viernes, 13 de junio de 2008
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Las cautivas de una cosmovisi贸n masculina

Por Tammy Quintanilla *

El debate sobre la prostituci贸n todav铆a es un tema espinoso para el movimiento feminista en la regi贸n y en el mundo. Sigue existiendo una reticencia a profundizar, por el hecho de tener que considerar si se es abolicionista o reglamentarista, y de este modo se vuelve necesario que se reconozca la prostituci贸n como trabajo sexual para reivindicar los derechos de las mujeres. La pol茅mica persiste y el feminismo no tiene una posici贸n. Por otra parte, desde las organizaciones de trabajadoras sexuales advierten que si empezaron en esa actividad es porque no tuvieron otras oportunidades. No lo eligieron como una alternativa m谩s entre otras. Que algunas de esas organizaciones lo entiendan como trabajo es una manera de aceptarse, y esa posici贸n es respetable. Pero todas las mujeres que est谩n en prostituci贸n revelan que no empezaron eligiendo. Esta falta de oportunidades es tambi茅n una causa para que las mujeres terminen en el comercio sexual. No es una causa del comercio sexual como fen贸meno social, sino de los motivos por los cuales las mujeres terminan ejerciendo la prostituci贸n. 驴Por qu茅 en los Estados no se visibiliza todo esto? Porque en 茅stos hay personas, y a las normas, que son las herramientas de los Estados, tambi茅n las hacen personas. Todos esos actores tienen una visi贸n cultural seg煤n la cual, bas谩ndose en el patriarcado y la dominaci贸n masculina y el egocentrismo, la prostituci贸n es una figura institucionalizada socialmente. No se cuestiona a los prostituyentes, porque se considera que la masculinidad requiere que haya servicios sexuales disponibles las 24 horas. En cambio, no se concibe en esos t茅rminos a las mujeres. Est谩n las que se portan bien, las decentes, las virtuosas, las casadas. Y est谩n las putas. Son las cautivas de esa cosmovisi贸n que se traslada a las normas, que a su vez representan las concepciones culturales. La prostituci贸n es una pr谩ctica arraigada y justificada culturalmente en mitos tales como la necesidad irrefrenable de los hombres, o la prostituci贸n concebida como una vida alegre. La mayor铆a de las mujeres que se prostituyen tuvieron una ni帽ez y adolescencia de violaciones sexuales, marginaci贸n, abandono moral de sus familias, manipuladas por sus propios padres y sin oportunidades de educaci贸n ni trabajo. Mientras tanto, los estados consideran la trata un delito, emiten legislaci贸n y programas nacionales, pero siguen haciendo intervenciones violentas contra aquellas mujeres que ejercen comercio sexual, sin siquiera fijarse si en esos procedimientos hay v铆ctimas de trata. No existen pol铆ticas verdaderas. Si se sigue sin articular la din谩mica existente entre el comercio sexual y la trata, si se empecinan en diferenciarla, va a seguir siendo muy limitada la acci贸n del estado.

* Abogada. Activista del Movimiento El Pozo, de Per煤.

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