La ley integral de violencia contra las mujeres tiene aspectos novedosos, como el que se refiere a las violencias simbólicas, así como las violencias contra la libertad reproductiva y obstétrica. “Me preocupaba si en la reglamentación estaban o no las figuras nuevas. Y veo que se consagran. La violencia contra la libertad reproductiva, por ejemplo, está bien explicada, y se va a constituir en una herramienta importante para nosotras. Está bien definida, dice quiénes pueden incurrir en violaciones a esta ley, y no sólo incluye al personal de salud, sino también a los participantes que puedan estar vinculados con las mujeres por razones privadas, por afectos. Nadie puede obligarte a tener un hijo o a no tenerlo, a que tomes cuidados para regular tu fecundidad o no, porque hay esposos que les prohíben a las mujeres que se pongan un DIU”, opina Chiarotti, con la reglamentación en la mano.
A la hora de los derechos concretos, Chiarotti subraya “una parte muy buena que acusa de violar este artículo a los profesionales de la salud que no brindan el asesoramiento necesario o la provisión de todos los medios anticonceptivos, o los que se niegan a realizar prácticas lícitas, como el aborto legal”. El círculo cierra con la resolución sobre abortos no punibles. “Se abren muchas posibilidades. El tema es la implementación, cómo las vamos a implementar, cuánta fuerza hay para ponerlo en marcha. Se requiere mucho convencimiento, mucha fuerza de los sectores sociales”, desafía Chiarotti.
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