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Lunes, 8 de agosto de 2016
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El seleccionado de fútbol de Esperanto, una idea argentina

Un golazo con la lengua

La idea de aunar idioma y fútbol nació de la mano de Jorge Montanari, Francisco Godínez Galay y Juan Pablo Alvarez, miembros del colectivo alternativo deportivo Bola Sin Manija. Desde 2014, el equipo es el miembro 51º de NF-Board (Nouvelle Fédération Board o “FIFA paralela”).

Por Fabio Lannutti
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Iban 4-4 y faltaban dos minutos para que termine el tiempo reglamentario de un inusual partido de fútbol disputado el último 28 de julio en Nitra, la ciudad más grande de Eslovaquia occidental. En el marco del 101º Congreso Universal de Esperanto, y con una concurrencia de más de dos mil personas hablantes de ese idioma artificial, estaba en juego la 2ª edición de la Copa Zamenhof válida para la NF-Board, entidad que nuclea a selecciones de naciones no reconocidas, regiones separatistas y otro tipo de comunidades que no cumplen los requisitos de la FIFA.

En esa oportunidad se enfrentaban ZMOS (una Selección de Alcaldes de Eslovaquia que venía de ganar la “Champions League” de intendentes de toda Europa) contra la Selección Internacional de Fútbol de Esperanto (con valores como el local Samuel Stano, que tiene sólo 13 años, y el tanque Emile Malanda, de República Democrática del Congo, que se calzó la 9 con 47 años). En el último minuto ganó ZMOS 5 a 4 y se llevó el preciado trofeo, que el año pasado fue a parar a manos de Sahara Occidental.

Pero, ¿qué es el esperanto y de qué manera llega a vincularse con el fútbol? Vayamos por partes, diría un matarife con marcado entusiasmo.

El esperanto es una lengua internacional y planificada, ideada para hacer posible la comunicación entre los hombres de todos los pueblos de la tierra en pie de igualdad y por encima de las diferentes culturas. Tiene una característica distintiva: su neutralidad y la ausencia de privilegios para los hablantes de un idioma nacional concreto. La base de este idioma tan particular fue creada en 1887 por el oculista polaco Lázaro Zamenhof. Según las estadísticas, es la lengua construida más hablada del mundo hoy en día. Con más de 100 años de uso práctico, el esperanto demostró ser un idioma vivo, capaz de expresar todos los matices del pensamiento humano.

La idea de aunar idioma y fútbol nació de la mano de Jorge Montanari, Francisco Godínez Galay y Juan Pablo Alvarez, miembros del colectivo alternativo deportivo Bola Sin Manija, que además inventó el ping pong con obstáculos y fue una disciplina en los World Alternative Games, una especie de Juegos Olímpicos “desquiciados” que se realizan en Gales.

La Selección de Fútbol de Esperanto está plenamente conformada por hablantes de esa lengua de todo el mundo. Cuenta el DT Montanari: “Siempre nos fascinó el fútbol ‘No-FIFA’, por lo que regularmente cubríamos información de ese tipo de torneos en los que juegan selecciones como Gozo (una de las islas de Malta), Darfur, Occitania, Principado de Seborga, República Turca del Norte de Chipre, Islas Chagos, el Kurdistán, el pueblo Mapuche, los Gitanos y muchas más”.

Montanari habla esperanto desde el año 2000. Y cuando en 2013 se anunció que el Congreso Mundial de Esperanto se iba a realizar en Buenos Aires, surgió la idea de crear el seleccionado de fútbol, que desde 2014 es el miembro 51º de NF-Board (Nouvelle Fédération Board o “FIFA paralela”). “Fue una tarea lenta de convencimiento y mucho laburo, pero salió todo fantástico y fuimos creciendo”, dice Montanari, quien junto a sus amigos cumplió el sueño de “inventar un seleccionado y dirigir partidos verdaderos, cuyo fin es usar el fútbol como herramienta de difusión del esperanto para aquellos que no lo conocen, que creen que está muerto o que no tiene utilidad alguna aprenderlo”.

Ahora bien, ¿de qué modo se financia la participación en los torneos? “Es complejo –dice Alvarez–. Por un lado, los congresos son costeados por la Asociación Universal de Esperanto (uea.org), que tiene socios y otros recursos en todo el mundo. Y la selección, poco a poco, se va ganando su lugar. Primero nos contentamos con que nos dejaran probar la locura de armar un partido. Pero este año sumamos la venta de tres publicidades en la camiseta y hasta una señora belga donó dinero porque estaba emocionada con lo que habíamos generado. Aunque en general nuestro socio importante para los esponsoreos es la ciudad donde se dan los congresos, dado que no sólo nos presta un estadio sino que aporta árbitros, terrenos para entrenar y difunde localmente el evento.” Por lo demás, la Liga de Esperanto de Brasil ya financió dos veces el viaje de una de las estrellas del seleccionado, Paulinho Esperantista, quien metió un hat trick en la final de Nitra.

Montanari dirigió en esta ocasión a Novota Zoltan, un ex goleador de Checoslovaquia en el Mundial Sub-17 de Japón 1993, que en realidad juega en la selección de Felvidek, región perdida por Hungría a expensas de Eslovaquia tras la Primera Guerra Mundial. En la selección también participaron futbolistas de Timor Oriental y hasta un jugador de Benín que venía a entrenar sin zapatillas, “hasta que nos dimos cuenta de que no era por rebelde sino... porque no tenía. Y en el mismo equipo había jugadores alemanes de muy buen pasar. Se da una convivencia increíble entre culturas y realidades impensadas”, subraya Montanari.

Pese a haber perdido 5-4 en el último suspiro del encuentro, desde la tribuna esperantista el aliento no cesaba y se cantaban en esa lengua algunas estrofas del himno compuesto por el mismo Zamenhof: “Bajo el sagrado signo de la esperanza / se reúnen los combatientes de la paz / y pronto avanza la obra / por el trabajo de los esperanzados”.

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