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Lunes, 8 de noviembre de 2004
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Los juveniles de River marcaron la diferencia

Gastón Fernández y Mareque fueron los mejores de River y de la cancha en un desteñido clásico. Por el lado de Boca quedó muy poco para el elogio, apenas las ganas del voluntarioso Martín Palermo.

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Por Adrian De Benedictis

De la misma manera en que sucedió en el último enfrentamiento disputado en el estadio de Boca, un jugador de River que no estuvo entre los titulares terminó siendo el más destacado de otra edición del encuentro más clásico del fútbol argentino. El juvenil Gastón Fernández repitió lo que había realizado Maximiliano López en aquel encuentro, donde River también se fue con todo el éxito. El delantero ingresó a los 34 minutos en lugar de Salas, y lentamente se fue convirtiendo en el hombre más importante para el equipo conducido por Leonardo Astrada. Además del gol convertido a los 11 minutos de la segunda etapa, Fernández desequilibró reiteradamente a sus marcadores, y participó de todas las acciones ofensivas del ganador.
Entre las mejores producciones también se encontró el defensor Mareque, quien exhibió firmeza en la marca sobre el sector izquierdo. El marcador lateral también fue criterioso cuando decidió incursionar en ofensiva. Con el partido igualado, Mareque rechazó la pelota casi en la línea, lo que hubiera sido el gol de Cardozo. La actuación de Costanzo también contribuyó de forma positiva. El arquero reaccionó bien en los envíos aéreos, aunque algunos rechazos fueron hacia el centro de la cancha, con el peligro que eso implica. Entre las acciones más difíciles, Costanzo contuvo un cabezazo de Palermo.
En el medio, Gallardo intentó siempre adueñarse de todos los avances, pero muchas veces no tuvo precisión. Estuvo cerca de convertir con un tiro libre, pero encontró bien ubicado a Abbondanzieri. Por la derecha, González no estuvo en su mejor nivel y centralizó demasiado su búsqueda en el campo rival. Por el otro lado, Zapata no tuvo incidencia durante el primer tiempo y la única chance para convertir la desperdició. Luego hizo un mayor despliegue sobre esa franja, e incluso también participó en combinaciones hacia el área de Boca. Mascherano no pudo en el duelo con Cascini por el dominio de la pelota, y tampoco mostró todo su potencial.
Por su parte, Nasuti y Tuzzio cumplieron en el peor momento de River, pero siguen teniendo problemas para prevalecer en el juego aéreo. Palermo ganó casi siempre en ese aspecto. En el lateral derecho, Gandolfi no logró controlar a Cardozo, y encima cometió muchas infracciones.
La dupla de delanteros no pudo prevalecer en ningún momento. Salas apenas estuvo 34 minutos en la cancha, y en ese tiempo no se destacó ante la presencia de Schiavi y Traverso. Su baja condición física volvió a frustrarlo, igual que en el anterior clásico. López no pudo repetir su última gran actuación ante Boca, y no logró aprovechar su velocidad en ningún momento. El jugador tuvo dos oportunidades para marcar, pero en la primera perdió ante el arquero y en la segunda remató alto. Entre los otros dos ingresados, Cuevas marcó el segundo gol, en una jugada de contraataque, y Méndez apenas estuvo los últimos segundos. A esa altura, el objetivo ya estaba cumplido.

Por Facundo Martinez

Otra vez, Boca no funcionó, y eso que éste era un partido clave para sus aspiraciones, que debía afrontar con sus luces encendidas. Pero no fue así, el hasta ayer equipo de Brindisi estuvo lejos de una buena forma, individual y colectivamente y cayó, sin atenuantes, evidenciando fisuras en todas las líneas. Nada, o muy poco, de Tevez, que buscó recibir constantemente de espaldas al arco, pero fue bien tomado entre Tuzzio y Nasuti, quienes le dificultaban el giro y le recortaban espacios para desequilibrar; en los primeros minutos pareció estar rápido y enchufado, pero terminó mal, flojo, con balance negativo.
Con Tevez disminuido, el único que se lució fue Palermo, que buscaba cortar a cabezazo limpio los pelotazos que desde el fondo enviaban sus compañeros a la zona de ataque, tratando de habilitar a algún compañero. Complicó con su presencia y su entusiasmo y si no pasó de eso fue porque no tuvo muchas chances para rematar, ni una sola buena habilitación.
Entre los volantes, el único que se destacó fue Cardozo, por lo que hizo en la primera parte, ya que después, como todos, se fue quedando. Ledesma, en tanto, ayudaba a mantener cierto pequeño equilibrio en la zona de volantes, prueba de ello es que sin él, River se adueñó del mediocampo y terminó desbordando a Cascini, que había arrancado bien, pero terminó mirando pasar por sus flancos a los rivales, que aprovechaban el espacio que cedió Brindisi al sacar a Ledesma. De Guglielminpietro, poco juego y menos ideas. No consiguió pasar a Zapata ni asociarse con sus compañeros, aunque participó de la única buena jugada de Boca, en el arranque del complemento, que no terminó definiendo Cardozo y salvando Mareque.
Entre los de la última línea el mejorcito fue Calvo, a pesar de tener que jugar con la pierna cambiada, lo que lo obligaba a terminar cerrándose demasiado cuando se proyectaba en ataque. Lo de Jerez fue también prolijo, y no tuvo responsabilidad en el segundo gol de River. En ataque, sacó los algunos buenos centros. Schiavi, por su parte, comenzó bien, anticipando casi siempre a López, pero con el correr de los minutos terminó acumulando faltas y regalándole varios tiros libres a River, algunos de ellos muy peligrosos por su proximidad con el área. Jugó varias pelotas al límite y se salvó de ser expulsado, tras cachetear, de puro guapo, al pequeño de Fernández. Lo de Traverso fue también pobre, ya que al juego brusco le sumó varios errores en la salida del equipo que provocaron buenas contestaciones de la ofensiva de River; salió a cortar muy jugado y terminó perdiendo varias veces.
Al bueno de Abbondanzieri le tocó la más fea en la derrota. Sin tanta responsabilidad en el primero, aunque pareciera que pierde la ubicación frente al firulete de la definición de Fernández, sale mal para cortar un remate de Fernández, en el segundo, que termina definiendo Cuevas, tras ganarle en la lucha al arquero. De los que ingresaron: Schelotto, pura queja, y Cagna, todo impotencia. Cangele, jugó solo tres minutos.

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