Lunes, 25 de abril de 2005

Otros tiempos, otras circunstancias, otro contexto, pero la referencia es igualmente válida. Poco menos de 22 años atrás, en rueda de prensa durante el Mundial de España de 1982 y ante referencias respecto del supuesto malestar de Enzo Trossero por tener que esperar su turno para ser titular, la reflexión del técnico César Menotti dio por cerrado el tema, dándole la derecha al jugador: “Si Trossero no estuviera molesto por no jugar, sería un imbécil...”. Por estos días –otros tiempos, es cierto–, la situación de Guillermo Barros Schelotto en Boca ha provocado una serie de remezones reflejados en páginas y páginas de revistas y diarios, y minutos y minutos de radio y televisión, como si el Mellizo ahora (como Trossero entonces), pudiera sentirse conforme con no jugar.
Como para agregar nafta berreta a un fueguito intencionado para vender más, andan por allí encuestas que convocan a responder si Barros Schelotto está para ser desbancado como ídolo en Boca por Rodrigo Palacio. Mientras tanto, los vendedores de desinformación no les contaron a quienes, quizá, quieran saber que el miércoles último, en una comida en la que el saliente cuerpo técnico de Independiente se reunió como lo hace periódicamente, se agregó una mesa para dos comensales inhabituales.
Juntos llegaron y juntos compartieron gastronomía y charlas de fútbol Guillermo Barros Schelotto y Rodrigo Palacio. Con el mismo mezquino criterio del tacticismo prudente, pareciera que tanto no pueden ser ídolos los dos –Palacio, aunque sea un recién llegado, pero con todas las condiciones para serlo– como que los dos no pueden jugar juntos. Salvo, como cuando al ir perdiendo con Racing, no solamente estuvieron al mismo tiempo en la cancha Palacio y Barros Schelotto sino también Palermo y Marcelo Delgado.

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