Riquelme jugó más o menos; Central, con problemas para armar el equipo, jugó mucho más de lo que sus propios hinchas esperaban; Boca jugó mucho menos de lo que lo habÃa hecho contra Banfield, habÃa menos gente de lo que se habÃa anticipado con las entradas agotadas, Palacio no se hizo un picnic con Azconzábal ni con el debutante Espinoza como muchos presumÃan, Caranta tuvo mucho más trabajo que Alvarez, y a tal punto todo le salió torcido a Boca que estuvo muy cerca de perder el partido y convertir la tarde soñada en una noche de pesadilla.
Es más: si se comparan las situaciones de gol de cada uno, los rendimientos individuales y se mide la precisión de unos y otros en el manejo de la pelota en el primer tiempo, hasta se podrÃa concluir que Boca no hizo mal negocio con el empate y deberÃa celebrar el punto obtenido y no lamentar los dos que perdió. Si, en cambio, se toman como parámetros la actitud de unos y otros en gran parte del perÃodo complementario, se puede entender que el cuadro de Russo mereció una mejor suerte.
Lo mejor de Central, queda claro, estuvo en el primer tiempo: Gorosito bajó una lÃnea de toque y cancha bien abierta; el Kily González asumió el mando adentro, distribuyendo juego a diestra y siniestra con RÃos como ladero; los del fondo, ordenados, prolijitos, hicieron lo suyo sin locas excursiones; Calgaro se encargó bien de Riquelme, con Andrés DÃaz atento para el relevo; Di MarÃa aportó su gambeta que enloqueció a Ibarra y Zelaya mostró su oportunismo. La sÃntesis es que el conjunto rosarino dio una mejor impresión, levantó de a poquito a sus hinchas que ocupaban la tercera bandeja del Riachuelo, armó peligrosos contraataques y casi naturalmente llegó al gol cuando Zelaya empujó a la red una pelota que habÃa bajado con un cabezazo Damián Ledesma. El otro dato importante para entender lo ocurrido en esa primera etapa es que Caranta –que nada tuvo que ver en el gol– fue de lo mejorcito de Boca. Agil, elástico para volar en un par de remates muy difÃciles, abajo, contra los palos y rápido para salir a cortar anticipándose a jugadas que podÃan entrañar peligro (inevitable compararlo con Bobadilla y marcar las diferencias en favor del nuevo arquero), fue importantÃsimo para que Boca no terminara de resquebrajarse.
Central también tuvo alguna ocasión muy clara en el perÃodo final (cañonazo de Andrés DÃaz, gran volada de Caranta para desviar la pelota que, después de pegar en el palo, se fue al corner), pero su rendimiento decayó en la medida en que Boca empujaba, Ledesma mejoraba lo hecho por Orteman y los jugadores rosarinos se empezaban a conformar con el empate en la Bombonera. Boca habÃa llegado a la igualdad a los 10m del segundo tiempo, medio de casualidad, medio de carambola: corner de Cardozo, rechazo de Calgaro, remate pifiado de Battaglia, rebote y cachetazo de Palacio descolocando a Cristian Alvarez. Envuelto en la onda de entusiasmo generada por el gol, todo Boca se agrandó y, si bien no llegó con claridad, empezó a pisar muy seguido el área rival. La entrada de Marioni (Russo se animó a lo que otros técnicos anteriores casi nunca hacÃan: sacar a Palermo) alimentó nuevas expectativas, especialmente cuando el número 11 peleó una pelota cerca del arco rival y pudo haber marcado.
En los últimos minutos, Central bajó la cortina y empezó a contar el botÃn, confiado en que Boca ya casi no apretaba.
La tarde terminó con el canto feliz de los rosarinos tapando el aliento tozudo y tibio de la 12. También eso fue un reflejo de lo que habÃa ocurrido en la cancha.
Estadio: Boca.
Arbitro: Federico Belivoy.
Goles: 38m Zelaya (R) y 55m Palacio (B). Cambios: 45m Pablo Ledesma (6) por Orteman (B) y C.RodrÃguez (4) por Ibarra (B); 68m, Ré por Di MarÃa (C); 73m, Marioni por Palermo (B) y Costa por Espinoza (C); 76m, Borzani por Calgaro (C).
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