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Lunes, 23 de noviembre de 2009
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Newell’s y Central igualaron en un clásico vibrante sólo en el arranque

Jugaron media hora, no se animaron a ganar

Fue empate, pero los dos perdieron. El equipo local, porque el empate cortó una racha de seis victorias consecutivas y le impidió seguir en la punta del Apertura; la visita, porque no pudo sostener el sorprendente 2-0 inicial.

Por Alejo Diz
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Boghossian, entre Chitzoff y Burdisso. El uruguayo anotó el primero de Newell’s.

Desde Rosario

Si se mira el partido completo, con sus 90 minutos y tiempo de recupero, como gusta decir el “fútbol para todos”, el clásico de Rosario les quedó grande a los equipos. Si se mira en forma parcial, como más les gusta a los hinchas, Newell’s y Central armaron un partido para el recuerdo, que jugó morbosamente con el sentimiento de la gente, que hasta fue tirano con los visitantes, que ni tiempo tuvieron para celebrar uno y otro tanto. Jugaron a puro gol. Pero sólo un rato, algo menos de media hora. Es por eso que ante lágrimas y sonrisas se hace difícil de explicar cómo al final no hubo nada por festejar.

El partido fue vibrante, pero según cómo se lo mire y el recorte que se le haga. La crónica debe tener entonces dos verdades. Comenzamos por la rojinegra.

Jugaba Central en su campo. Lo hacía con el orden que supone tener todos los espacios cubiertos. No menos de siete jugadores canallas corrían alrededor de Broun, cuando Achucarro tomó una pelota que no pudo rechazar Ambrosi, corrió al fondo y tiró el centro atrás para que Boghossian pusiera el pie derecho y superase al uno de Central con remate alto. Pero el nueve leproso no se tomó tiempo para festejar. Buscó de inmediato la pelota y la llevó al medio. Parecía que se moría de ganas por seguir jugando al fútbol.

A partir de allí, Newell’s empezó a jugar más sereno. Aunque sólo había encontrado la oportunidad de volver a creer en sus pretensiones. Y como si se trataran de los últimos minutos del encuentro, todo el equipo se fue al ataque, sin claridad, salvo cuando la tocaba Achucarro, aunque la más clara fue de Zelaya, que de contragolpe no se animó a encarar a Peratta y se sacó la pelota de encima con remate débil. Decisión tuvo el paraguayo, que tras un tiro libre desvió la pelota de taco para superar a Broun. Allí el Coloso estalló. Había empatado el juego 2-2 a los 27 minutos.

Pero el clásico tuvo otra verdad, la de los auriazules. Cuffaro Russo no tuvo delirios de grandeza. Paró a su equipo más cerca de Broun que del mediocampo. Por eso sus delanteros no tocaron una en toda la tarde. Y lo que no hacían los puntas lo asumía Méndez, jugando como un falso enlace, asistiendo por la derecha a Gómez, quien tiró el centro a la cabeza de Núñez para que Central se pusiera en ventaja. Sacó del medio Newell’s y la perdió, con tanta mala suerte que la pelota volvió a los pies de Méndez, quien de nuevo abrió para la derecha, esta vez para Chitzoff, quien con un derechazo de primera venció a Peratta. Iban 12 minutos y Central ganaba por dos goles de diferencia.

Pero la pura verdad en el clásico rosarino es que ninguno se animó a ganar. Ni Newell’s, que jugaba con aspiraciones de mantenerse en la punta, la cual ya no le pertenece; ni Central, que le tendió la mano al rival cuando lo dejó de rodillas.


Estadio: Newell’s.

Arbitro: Diego Abal.

Goles: 11m, Núñez (C); 12m, Chitzoff (C); 15m, Boghossian (N); 27m, Achucarro (N).

Cambios: 61m, Astudillo por Núñez (C); 72m, Dolci por Machuca (N); 75m, Gurrieri por Zelaya (C); 77m, Quiroga por Vangioni (N); 84m, Dening por Formica (N); 86m, De León por Castillejos (C).

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