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Lunes, 5 de diciembre de 2011
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Diez razones del 24º título de Boca en el profesionalismo

De arco a arco

Una defensa sólida y once goleadores para marcar 22 tantos explican, en los dos extremos de la cancha, las virtudes del equipo campeón del Apertura 2011.

Por Ariel Greco
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1 Boca fue el mejor equipo del torneo, con mucha diferencia con el resto. Ganó 11 de los 17 partidos que jugó, en los que sólo recibió cuatro goles, y lleva un invicto que, extendido con el torneo anterior, ya alcanza los 27 encuentros. Gracias a su defensa sólida, sacó puntos en los cinco compromisos en los que no pudo convertir goles y, además, logró cuatro triunfos cuando sólo anotó un tanto.

2 Julio Falcioni supo armar un equipo que primero cuidó su arco y luego se preocupó por ganar. Con esa fórmula, sin su esquema ideal 4-4-2, construyó un equipo muy sólido, que pocas veces fue superado por el rival. Su otro gran mérito fue recomponer su fría relación con Juan Román Riquelme y colocarlo como emblema del equipo. Tanto que, cuando no estuvo, dejó el mismo dibujo táctico, con Cristian Chávez como enganche.

3 La participación de Riquelme resultó decisiva en el torneo, más allá de la lesión que lo dejó al margen en los últimos partidos. Con su conductor en gran nivel, Boca pudo recuperar una identidad de juego cuando el certamen todavía estaba en pleno de-sarrollo. Y, con la ventaja a favor, consiguió disimular su ausencia porque Chávez se sumó con acierto al equipo. Sus últimos minutos de ayer ante Banfield resultaron simbólicos.

4 Con Agustín Orion, Boca tuvo un arquero confiable, que salvó puntos con sus atajadas. Desde el affaire de Carlos Ischia con Mauricio Caranta, que coincide con el último título del club, Boca no había tenido un guardavallas de ese estilo, porque Javier García, Roberto Abbondanzieri –en su segunda etapa– y Cristian Lucchetti no habían podido dar la talla. En total, Orion sumó trece partidos con el arco invicto.

5 El regreso de Rolando Schiavi le dio seguridad a la defensa. Cuando parecía más cerca del retiro que de otra vuelta olímpica, el zaguero mostró un nivel altísimo y contagió a sus compañeros. Con oficio disimuló los problemas ante rivales más veloces, y con experiencia impuso presencia y juego. Y a su lado, Insaurralde recuperó el nivel que había mostrado en Newell’s. Falcioni lo premió sacándolo unos minutos antes del cierre, para que la Bombonera le regalara una ovación inolvidable.

6 Ante la ausencia de un goleador confiable como Martín Palermo, Boca encontró muchas vías diferentes para conseguir goles. En total, once jugadores distintos anotaron 22 tantos. Además, Diego Castaño convirtió un gol en contra en el 1-0 ante Tigre. Darío Cvitanich y Nicolás Blandi, con cuatro cada uno, fueron los máximos anotadores del equipo. Ambos comparten la 14ª colocación en la tabla general de goleadores.

7 Con el retiro de Martín Palermo, la interna del vestuario se diluyó y ya no hubo grupos divididos, pizzas para pocos o asados no compartidos. Y sin una contrafigura, Riquelme fue el líder positivo que necesitó el plantel, tanto adentro como afuera de la cancha. Eso les dio tranquilidad, sobre todo, a los jugadores más nuevos, que no tuvieron que elegir detrás de quién encolumnarse.

8 Si bien estaba claro en la cabeza de Falcioni el equipo ideal, los suplentes supieron hacer su aporte en la campaña, a partir de las numerosas lesiones que sufrió Boca a lo largo del torneo. Jugadores como Mouche, Blandi, Colazo o Chávez dijeron presente en varios tramos de la campaña, cuando debieron tapar huecos por la baja de algunos titulares.

9 Otro mérito de Falcioni estuvo en recuperar varias individualidades que venían en un bajo nivel en torneos anteriores. Walter Erviti, Leandro Somoza y Clemente Rodríguez pueden encabezar esa lista. Y hasta se puede sumar Facundo Roncaglia, quien regresó de un préstamo sin gloria y terminó como titular indiscutido. Por la diferencia de rendimiento, casi que se los puede considerar refuerzos para este torneo.

10 Boca no tuvo un rival serio que le pusiera presión en su pelea por el campeonato. Primero el adversario fue Lanús, luego amagó Rafaela, más tarde intentó Racing y al final terminó siendo Tigre el rival más enfocado. Sin nadie que lo corriera en serio, el equipo de Falcioni tuvo suficiente serenidad como para afrontar cada compromiso con el margen que le daba la tabla de posiciones.

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