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La angustia con la que vive San Lorenzo cada uno de sus partidos tuvo una pequeña euforia en la tarde de ayer, después del triunfo alcanzado ante Arsenal. Sin desplegar un juego para el elogio, al equipo le alcanzó para sumar puntos clave en su lucha por mantener la categoría, debido a que permanece en zona de Promoción. El ciclo encabezado por Ricardo Caruso Lombardi todavía no sufrió ningún traspié, y para un plantel y una institución con necesidades extremas significa bastante. La semana próxima tendrá un compromiso todavía más decisivo, ya que visitará a All Boys, otro de los que también lucha para no caer entre los equipos que deberán enfrentar a un adversario de la B Nacional.
Los nervios que sobrevuelan el estadio de Bajo Flores aparecen desde el inicio y se trasladan rápidamente hacia el campo de juego. La exaltación de los hinchas ante cada fallo del árbitro, en contra o a favor, son el reflejo de la desesperación que rodea a San Lorenzo. El equipo local ya estaba en ventaja por un gol de Salgueiro, quien conectó la pelota de cabeza luego de un envío de Bazán, y la sensación de que el empate podía llegar ante un pequeño descuido estaba latente.
El gol de Banfield en tiempo de descuento, la semana anterior, que lo privó del triunfo, permanecía en el aire, y en lugar de poder disfrutar de un éxito parcial, el sufrimiento era más grande. Y la inseguridad fue mayor cuando Gigliotti falló dos veces ante el arco de Arsenal, una perdiendo ante Campestrini, y otra rematando por arriba, para aportar más dramatismo. Recién en el minuto 33 del segundo tiempo, el ex All Boys se pudo reivindicar ante su gente marcando el segundo gol, con un toque suave después de recibir la pelota del ingresado Tellechea, quien había desbordado por la izquierda.
¿Por qué motivo San Lorenzo no le permite a su público poder descansar en la serenidad de su fútbol? Porque el equipo no suele tener la iniciativa de los partidos y sólo por momentos se vuelca hacia el campo del rival para tratar de ejercer el dominio. Otro de los puntos negativos es la falta de contundencia ante el arco de enfrente. Más allá de que en todos los partidos desde que llegó Caruso Lombardi el equipo pudo convertir, las chances desperdiciadas son muy superiores a las concretadas. Ante los de Sarandí, San Lorenzo pudo haber ganado por una diferencia superior.
Por ese motivo, y a pesar de que estuvo con un hombre de más por la expulsión de Carbonero –en ese instante Campestrini intentó agredir al ayudante Ariel Perticarari porque no se apuró en devolver la pelota–, desde los 13 minutos de la segunda parte, el padecimiento iba creciendo a medida que pasaba el tiempo. Tuvo que aparecer Gigliotti en aquella oportunidad para que por fin los tres puntos estén asegurados. Antes, San Lorenzo transitó una línea muy delgada entre la paz y el infierno.
Los siete compromisos que debe afrontar por este campeonato lo seguirán mostrando en esos dos extremos, hasta que la situación quede finalmente definida. En el transcurso de ese recorrido, la calma no estará cerca de San Lorenzo.
Estadio: San Lorenzo.
Arbitro: Mauro Vigliano.
Goles: 30m Salgueiro (SL); 78m Gigliotti (SL).
Cambios: 45m D. Torres (5) por Caffa (A); 67m A. González por Nervo y Córdoba por Zelaya (A); 69m Chávez por Romagnoli (SL); 76m Tellechea por Bazán (SL); 88m Bueno por Salgueiro (SL).
Incidencia: 58m expulsado Carbonero (A).
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