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Lunes, 10 de marzo de 2003
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EL EMPATE EN EL CLASICO TERMINO CONFORMANDO A TODOS

Racing la tenía tan fácil que se asustó

Racing se puso en ventaja con un lindo gol de Diego Milito, enseguida Mirosevic reventó el travesaño y se olía la goleada porque el Rojo andaba a los tumbos. Sin embargo, en el segundo tiempo, el cuadro de Gallego se paró mejor y aprovechó el quedo de su rival para empatar con gol de Silvera. El partido fue limpio, pero los hermanos Milito se cruzaron varias veces.

Por Ariel Greco
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asi en la cancha como en el banco: ossie y el tolo, compañeros viejos.
Los dos se fueron conformes. Si bien Racing lo tenía servido para ganar y ya pensaba en la punta en soledad, el empate como visitante en el clásico no es un mal resultado, después de todo. Jugó muy bien el primer tiempo, se logró recuperar tras el bajón producto de la igualdad de Silvera y se mantuvo en el liderazgo, ahora junto a Central. Por el lado de Independiente, luego del pésimo primer tiempo y las tres derrotas consecutivas que arrastraba, el punto sirvió para calmar un poco los ánimos y para sostener la racha sin derrotas con el vecino odiado. Todos en paz, todos contentos.
El estado de ánimo con que llegaban los dos equipos quedó reflejado casi desde el comienzo del partido. Racing se mostraba confiado, con el pibe Torres adueñándose de la mitad de la cancha y con Diego Milito y Rueda complicando por todo el frente de ataque. Precisamente tras una buena combinación entre los tres llegó el gol para los visitantes. Torres se la dejó de taco a Rueda, que habilitó con precisión a Milito, mientras los centrales rivales daban, a destiempo, el paso adelante. El delantero se acomodó y tocó al segundo palo de Leo Díaz.
Si Independiente lucía preocupado, esa sensación se potenció con el gol en contra. Los volantes no encontraban su posición, Silvera estaba totalmente aislado y Serrizuela era una invitación para atacarlo. El equipo de Américo Gallego aparecía endeble en defensa y sin creatividad ni chispa adelante. Así, Racing encontraba espacios para que generar situaciones, que auguraban la llegada de un segundo tanto. Un tiro libre de Mirosevic en el travesaño y dos desbordes de Mariano González que no pudieron capitalizar con éxito Rueda y Milito eran las mejores muestras de lo que ocurría en la cancha.
Más allá de una leve mejoría de Independiente, el conjunto de Ardiles seguía con el predominio en el juego y con las mejores chances de gol. Sin embargo, en un descuido defensivo, Independiente se encontró con la igualdad. Y lo de encontrar es literal, ya que no estaba haciendo méritos como para lograrlo. Montenegro alcanzó a bajarle un pelotazo a Silvera, que sacó una media vuelta no muy fuerte, aunque bien esquinada ante la lenta reacción de Campagnuolo. El empate invirtió los roles. Racing perdió presencia, se atrasó en el terreno y ya no se animó a ganarlo.
En cambio, Independiente se sacó los complejos de encima, mejoró con los cambios y se benefició con algunas apariciones Montenegro, ausente hasta ese momento. Con ese poquito le alcanzó para llevarse por delante a su rival, que se desdibujó por un rato, y lo pudo ganar con un cabezazo de Silvera. Pero bastó que Racing recuperara algo de confianza para que la reacción de los de Gallego se neutralizara. Así, los dos se terminaron de conformar con lo que habían conseguido.

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