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Lunes, 7 de marzo de 2016
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River y Boca empataron 0-0, en un clásico súper aburrido

Ni siquiera una alegría

El partido fue técnicamente malo, hubo muchos errores y pocas situaciones de gol, casi todas para el dueño de casa, que jugó mejor en el primer tiempo, que fue superior en el balance general y que mereció llevarse los tres puntos.

Por Juan José Panno
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Vangioni va a sacar el centro, que Tevez no podrá impedir. El lateral jugó en buen nivel. El delantero sigue muy lejos de lo mostrado el año pasado.

No corren buenos tiempos, está muy claro. Cuesta encontrarle el lado positivo a todo esto que se ve a diario, no hay una alegría, no se dispara ni un solo tiro para el lado de la justicia y en medio de todo eso, como parte de eso, River y Boca protagonizan un clásico chato, híbrido, que termina en cero y que corrobora aquello de la pobreza: cero y pobreza. No hacen las cosas bien y les echan la culpa a los otros, siempre lo que pasa es la responsabilidad de los otros. Que ellos no quisieron dar quórum para el espectáculo, que a nosotros nos obligaron a entrar en la escena sin el tiempo necesario para la recuperación; que no nos dejaron. Antes de empezar el partido, como un ejemplo de que en las tribunas hay cierta complicidad con lo que pasa, la hinchada de River desplegó todo su repertorio de cantos: 1) el que no salta abandonó, 2) Orion no es un arquero, es una puta de cabaret, 3) el que no salta es un bostero, 4) Guillermo culo roto. Hasta ahí cuatro cantos, todos destinados a atacar al otro, ninguno a valorar lo propio. El número 5 fue un cantito autorreferencial, el que dice que “esa hinchada se merece ser campeón”.De lo propio, de sus proyectos, de sus ilusiones, nada. De eso no se habla; de fútbol no se habla.

El empate dejó vacíos a los que miran toda está película como neutrales y también a los involucrados, porque los números no les cierran. Ya se sabe que tienen excusas, pero la realidad es que las expectativas que habían generado hace un tiempo, cuando decían que tenían un gran nivel técnico para aportar a las causas, no se cumplen. Se decía que a River y a Boca les iba a ir bien y si les va bien a ellos les va bien a todo el fútbol argentino. Pero ni siquiera a ellos les va bien. Boca tiene 8 puntos, y está lejísimos de Lanús, y a River le pasa algo parecido, está más cerca de la cola que de la punta.

El partido fue técnicamente malo, hubo muchos errores, muchas amonestaciones (cuatro por lado) y pocas situaciones de gol, casi todas para el dueño de casa, que jugó mejor en el primer tiempo, que fue superior en el balance general y que mereció quedarse con los tres puntos. Las situaciones de gol son un termómetro que suele resultar infalible. Mercado tuvo una gran oportunidad, pero no la supo aprovechar (no se puede evitar la tentación de sugerir que el mercado no se puede regular solo); Mora tuvo una muy buena en el primer tiempo y el palo le dijo no y tuvo otra en el segundo período, pero esta vez la oposición llegó por el lado de Orion, que le tapó el remate.

Como contrapartida, Boca no creó ninguna situación de gol. Cero. Tuvo un tiro libre desde la medialuna y lo desperdició porque Tevez (sería bueno saber en qué anda Tevez, qué se hizo del gran jugador que era) le dio mal por arriba. Y tuvo sobre el final un par de contras que pudieron ser letales, pero se desaprovecharon por su falta de claridad para resolver en velocidad.

La gran diferencia entre River y Boca se dio en el primer tiempo y quedó patente en los marcadores de punta. Los de Boca (de modo especial Silva) dieron ventajas, se mostraron inseguros y no tuvieron acompañamiento para contener a quienes les hacían el dos-uno. Los de River desequilibraron seguido y metieron centros al corazón del área que hicieron pensar que el gol llegaba en cualquier momento. Esa fue una de las claves a la que se debe agregar que Domingo y Ponzio pesaban mucho más que Gago y el endeble Bentancur. Orion y Cata Díaz sostuvieron la columna que evitó el derrumbe de Boca en esa primera etapa. Después, en el segundo tiempo, River no dominó tanto y en ese equilibrio de mediocridades, el juego se hizo rústico, insoportable.

Los amantes del buen fútbol viven una pesadilla en estos tiempos y tienen la ilusión de que el buen juego “va a volver, va a volver”.


Estadio: River.

Arbitro: Patricio Loustau.

Cambios: 60 Meli (5) por Bentancur (B); 67m Martínez por Fernández (R), Alonso por Driussi (R); 72m González por Ponzio (R); 74m Chávez por Palacios (B); 79m Colazo por Pérez (B).

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