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Lunes, 9 de octubre de 2006
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EL SUPERCLASICO, EN LA OPTICA DE PASSARELLA Y LA VOLPE

En el banco, River tuvo m谩s cr茅dito

Por Daniel Gui帽az煤

Con el 3-1 puesto, resultar铆a inevitable depositar en Daniel Passarella buena parte de la responsabilidad de la victoria de River. Y al mismo tiempo cargarle a Ricardo La Volpe, y a su planteo, el peso de la derrota de Boca. Los dos t茅cnicos movieron sus fichas desde muy temprano en la semana y acapararon protagonismo hasta una hora antes del partido, confirmando formaciones que se desment铆an al instante siguiente. Y aunque esta vez, como tantas otras veces, los que resolvieron la cuesti贸n fueron los jugadores con sus aciertos y sus errores, algunas decisiones tomadas desde los bancos tuvieron su influencia en el desarrollo de las acciones y en la formaci贸n del resultado.

Dio toda la impresi贸n de que, con su esquema 3-3-2-2, Passarella consigui贸 cubrir mejor la cancha que La Volpe con su 3-5-2. El t茅cnico de River sufri贸 una baja importante en el comienzo con la lesi贸n de Federico Dom铆nguez. Pero supo compensarla con el ingreso de Abelairas sin resignar eficacia. A lo largo y a lo ancho de la tarde, River ofreci贸 menos espacios a la hora de defender y consigui贸 m谩s lugares libres al momento de atacar. Y 茅sa fue una de las claves del partido. Passarella par贸 mejor a su equipo que La Volpe. As铆 de sencillo. As铆 de decisivo tambi茅n.

Salvo en el gol de Boca, Tuzzio, Nasuti y Lussenhoff no penaron, como se especulaba en la previa, ante la velocidad de Palacio. El delantero bahiense no pudo desequilibrar ni por el medio ni por las puntas, donde Ferrari y Zapata dieron una mano grande cada vez que la pelota estaba del lado de los rivales. En cambio, ni Calvo ni D谩tolo le brindaron una asistencia tan calificada a una l铆nea de tres de Boca a la que la cancha siempre le qued贸 demasiado ancha. Calvo, porque se crey贸 tanto su rol de volante por derecha que jug贸 pensando m谩s en lo que suced铆a del medio hacia delante que en lo que pasaba del medio hacia atr谩s. D谩tolo, porque le ratific贸 a La Volpe que no se siente c贸modo marcando. Por eso, Silvestre (Ledesma, cuando se fue expulsado), Cata D铆az y Morel padecieron con Gonzalo Higua铆n (y en menor medida con Far铆as). El delantero encontr贸 por los costados v铆as abiertas rumbo al arco de Bobadilla. Y las explot贸 de manera rotunda, inmejorable.

Otra diferencia decisiva anduvo por el lado de los volantes. Passarella jug贸 all铆 una carta brava que le sali贸 bien. Dej贸 afuera del supercl谩sico a Gallardo y puso una l铆nea de tres (Ferrari, Domingo y Zapata), con Belluschi plantado unos metros por delante de Domingo, y Federico Dom铆nguez (luego Abelairas) volcado sobre la izquierda. La Volpe, por su parte, acomod贸 cinco hombres en l铆nea (Calvo, Cardozo, Gago, Ledesma y D谩tolo) con libertad para pasar al ataque cuando lo creyeran conveniente. En el primer tiempo nadie se destac贸 demasiado y, por all铆, todos compartieron imprecisiones. En el segundo, se afirm贸 Domingo, Belluschi se decidi贸 a participar m谩s, jug贸 mejor a espaldas del medio de Boca y fue clave. Tanto, que combin贸 con Higua铆n en el segundo gol de River y le puso a Far铆as la pelota para que quedase mano a mano con Bobadilla y se帽ale el tercero. Los m谩s que buenos 45 minutos finales de Belluschi desestabilizaron la balanza a favor de River. En cambio, ninguno de los cinco volantes boquenses, ni siquiera Gago, alcanz贸 a ser tan importante. La Volpe intent贸 lavarle la cara al sector poniendo a Bertolo y a Franzoia y sacando a Calvo y a Cardozo, pero fue insuficiente. La pelea por el medio ya estaba perdida sin remedio.

Hasta en eso Passarella le sac贸 una ventaja a La Volpe. El DT de River conserv贸 su equipo durante casi todo el partido, y s贸lo sobre el final cambi贸 a Higua铆n por Falcao para que una ovaci贸n interminable ba帽ase los j贸venes o铆dos del goleador. La Volpe, en cambio, modific贸 todo lo que estaba a su alcance. Y el equipo no le ofreci贸 respuestas. Por eso termin贸 igual que como empez贸 la tarde. Con cara de enojado y haci茅ndose visera con las manos. Tratando de entrever un futuro que se le anticipa tumultuoso, pero positivo. Passarella no s贸lo se llev贸 del Monumental el perfume embriagador y embustero de la victoria. Tambi茅n una convicci贸n: quiz谩 no haya encontrado el equipo que quiere. Pero s铆 descubri贸 el coraz贸n que River necesita para dar batalla hasta lo 煤ltimo. Y, por qu茅 no, para salir campe贸n.

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