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Lunes, 8 de septiembre de 2014
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Argentina no pudo con Brasil y se quedó afuera del Mundial

Una paliza que nadie esperaba

El seleccionado nacional cayó por 85-65 frente a su clásico rival y se despidió del torneo que se desarrolla en España. La caída marcó el final de la Generación Dorada, esa que puso al básquetbol argentino en la elite internacional.

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Salem Safar y Prigioni, caras largas tras la eliminación.

Brasil acabó ayer con el dominio de Argentina en el clásico sudamericano de básquetbol al ganar por 85-65 y clasificarse a los cuartos de final del Mundial de España, donde se medirá con Serbia. Tras una buena primera parte con Pablo Prigioni como líder y una agresiva defensa, Argentina terminó cediendo ante el mayor poder de los pivotes brasileños, que impusieron al final su ley bajo los tableros y en los rebotes. Luis Scola, la gran estrella “albiceleste”, se quedó en sólo nueve puntos, una de las claves de la derrota que marca el final de la Generación Dorada del básquetbol argentino, de difícil recambio.

Argentina aceptó competir desde la inferioridad, donde encontró al inicio un motivo de superación y estímulo. Brasil apostó por el poder de sus pivotes y centímetros con Tiago Splitter, Anderson Varejao y Marquinhos Vieira de inicio. La ventaja de altura, sin embargo, nunca se reflejó en el marcador en la primera mitad, donde la “pequeña” Argentina atacó con más criterio y, sobre todo, defendió mejor a un Brasil incapaz de hacer llegar balones bajo el aro.

Splitter, Varejao y Nené Hilario juntaron siete puntos entre ellos en los primeros 20 minutos. Y entre pequeños, el diminuto Facundo Campazzo sobresalió. Cinco puntos seguidos del nuevo jugador del Real Madrid llevaron la ventaja 13-10. Y a falta de centímetros, lanzamientos exteriores. Quince triples intentó Argentina. Anotó seis, tres de ellos (sin error) para Prigioni, que en los cinco partidos anteriores había hecho siete. Prigioni, que promediaba 9 puntos, cerró la primera parte con 15 y sin errores, asumiendo el mando anotador en lugar de Scola, que sintió haber cometido la segunda falta personal a 6:21 minutos del final del segundo cuarto, por lo que se tuvo que retirar por precaución.

El tercer triple de Prigioni alargó la diferencia a 21-13. Rubén Magnano, el técnico argentino de Brasil, decidió rebajar centímetros, sólo con Nené como hombre alto. La entrada de Guilherme Giovannoni sirvió para que Brasil acabara su sequía desde el triple. Hizo dos. El segundo fue una jugada de cuatro puntos que hizo que la “canarinha” se acercara 27-24. Argentina sobrevivía sin Scola y gracias a Prigioni, que a sus 15 puntos sin error sumó cuatro rebotes y tres asistencias. Pero Brasil también podía sentirse satisfecho: se mantuvo a tiro (36-33 al descanso), pese a haber jugado mal y haber sido incapaz de sacar rendimiento a sus pivotes. Dos puntos de Splitter pusieron en ventaja 37-36 a Brasil, la primera desde el 2-0. A Argentina se le empezaba a nublar el paisaje. Scola falló cuatro tiros libres, Prigioni hizo la tercera falta, al igual que Scola. Y la cuarta de Prigioni. Scola rompió con una canasta una mala racha de 4:15 minutos sin anotar.

Scola, el máximo anotador del equipo en el torneo, seguía sin encontrar la canasta. Y como ya no estaba Prigioni, en el banco por sus cuatro faltas, ni los triples, Brasil fue poco a poco agrandando su ventaja.

Varejao hacía daño con sus rebotes ofensivos, y un triple de Marquinhos elevó la diferencia a diez: 57-47.

Sin acierto, Argentina fue poco a poco dejando de creer, incapaces ya de parar a Varejao, Splitter y Nené, quienes, aunque les costó, terminaron haciendo daño y se hicieron dueños de los rebotes. El seleccionador argentino, Julio Lamas, recurrió a Prigioni con 60-49 en contra. No había ya remedio. La diferencia se amplió con un triple de Alex García, que dio continuidad al acierto exterior de Marquinhos y sobre todo de Raulzinho Neto, que acabó como máximo anotador con 21 puntos. Con un 71-55, el partido acabó y con él quizá se puso el epitafio a la Generación Dorada del básquetbol argentino, la que fue campeona olímpica en 2004 y subcampeona del mundo en 2002, la que ganó dos veces al Dream Team de Estados Unidos, la que había sumado seis grandes torneos –tres Mundiales y tres Juegos Olímpicos–, acabando al menos entre los cinco primeros.

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