La mayor noticia de la noche mendocina no estuvo en los puños de Juan Carlos Reveco sino en las palabras de Pablo Chacón. Minutos después de que el campeón interino de los minimoscas en la versión de la Asociación Mundial retuviera por segunda vez su tÃtulo, venciendo por nocaut técnico a los 2 minutos y 28 segundos del 5º round al mexicano Armando Torres en el Polideportivo Vicente Polimeni de Las Heras, Chacón, uno de sus entrenadores, reveló que hay un ofrecimiento concreto para que Reveco enfrente el 28 de agosto en Puerto Rico al local Iván Calderón por la corona de los minimoscas de la Organización.
En esa fecha, Calderón, uno de los mejores boxeadores del mundo en las categorÃas chicas e invicto en 34 peleas con sólo 6 victorias por nocaut, está anunciado para realizar en su paÃs, la séptima defensa de su corona ante el filipino Johnriel Casimero. Pero ocurre que el propio Casimero tiene una pelea prevista para el próximo sábado en México ante el local Ramón GarcÃa por una porción del tÃtulo de Calderón. Si Casimero perdiera o ganara con una gran acumulación de fatiga o castigo y desistiera de ir ante Calderón, será Reveco quien tome su lugar y vaya por un campeonato completo y no por una parte como la que ostenta al momento.
Como antesala de esta posible gran pelea, Reveco (49,800 kg) produjo ante Torres (49,800 kg) otra actuación de nivel más que bueno. Acaso pudo haber resuelto antes el pleito. Pero la resistencia que Torres les opuso a sus afilados ganchos al hÃgado y algunos buenos contraataques que el azteca lanzó y pegó, obligaron al mendocino a replantear su estrategia. En vez de castigar a los planos bajos, concentró su artillerÃa a la cabeza. Y por allÃ, encontró la victoria.
En el tercer round lo sentó a Torres sobre la lona con un directo de derecha seco y justo. Y en el quinto lo derribó con una espectacular combinación de izquierda en apertura y derecha cruzada que estalló en el mentón del mexicano. Cuando daba toda la impresión de que escucharÃa sobre la lona la fatÃdica cuenta de diez, Torres se levantó obnubilado y, más por instinto que por otra cosa, siguió cambiando algunos golpes más, hasta que de su rincón voló la toalla que el medroso árbitro argentino Jorge Basile no vio por más de diez interminables segundos.
Reveco hizo otra rotunda demostración de clase y poder ante un rival contemplativo, pero incómodo. En el futuro habrá que tratar de repetirla o aumentarla, incluso. Según parece se vienen las peleas que hay que ganar para demostrar y demostrarse que se es bueno de verdad.
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