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Lunes, 13 de diciembre de 2010
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El santafesino no logró aprovechar en Las Vegas su oportunidad ante el inglés Khan

Maidana se quedó a un golpe de la gloria

Pudo haberlo noqueado en el décimo round, pero le faltó justeza y allí se le escapó el título mundial de los welters versión AMB. El británico boxeó con mayor ortodoxia y ganó claramente por puntos. Protestas en el bando argentino.

Por Daniel Guiñazú
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Marcos Maidana rozó la victoria con el poder de sus puños. En el 10º round pescó la mandíbula de Amir Khan con una derecha voleada y mortífera, y al inglés se le quebraron las rodillas y dio un cuarto de giro en el aire que sólo atajaron las cuerdas. Si el santafesino hubiera aplicado esa mano en el centro del ring, Khan habría caído sin remedio. Después, y hasta el final del asalto, sobrevino una soberana tunda. Maidana le conectó al menos otros tres mazazos y Khan se bamboleó por todo el ring, con las piernas gelatinosas y la mirada turbia, huyendo de un nocaut que parecía inevitable en su contra. Le faltó justeza a Maidana en su pegada. Una sola mano bien aplicada habría terminado ahí mismo el pleito de la madrugada del domingo en el Mandalay Bay Hotel y Casino de Las Vegas.

Pero así como el Chino de Santa Fe merodeó el triunfo categórico que le hubiera dado la totalidad del título de welter juniors de la Asociación Mundial, también pudo haber perdido rápidamente, por nocaut en el primer asalto. Khan (63,500) le coló un gancho de izquierda por debajo de su codo derecho que le pellizcó el hígado y lo mandó a la lona. Cualquier otro hubiera escuchado la fatídica cuenta de diez retorcido de dolor. Pero él es un roble. Dolorido, pero con sus piernas todavía frescas, hizo el esfuerzo, se incorporó y logró que la campana lo salvara de la metralla final del inglés.

Al final fue derrota para Maidana (63,050 kg) en fallo unánime. Los jurados C.J. Ross y Jerry Roth coincidieron con el cómputo de Líbero: 114–111 para el campeón británico. Glenn Trowbridge vio más parejas las acciones: 113-112. Miguel Díaz, el argentino radicado en Las Vegas que dirige al santafesino, protestó el fallo y reclamó un pronto desquite. Además se molestó con el arbitraje de Joe Cortez, quien le descontó un punto a Maidana en el 5º round, lo advirtió permanentemente por sus incorrecciones y varias veces se interpuso entre él y Khan cuando estaba castigándolo al inglés.

Pero, mirándolo bien y en frío, nada hay para quejarse. Maidana fue superado por la mayor velocidad de piernas y brazos y el mejor boxeo de Khan. Pero compensó esa desventaja con la potencia de sus puños. En sus mejores momentos, los asaltos 4º, 5º, 8º y 9º, el inglés pegó en proporción de 3 a 1, ganó los cruces con su rapidez, y puso en evidencia la lentitud física y mental y la torpeza de Maidana para trasladarse por el ring. Pero el santafesino siempre se mantuvo vigente. En cualquier momento, su pegada podía alterar el rumbo de la pelea. Y eso sucedió varias veces.

Si algo caracterizó a la pelea fue su trámite cambiante. Nunca hubo una tendencia clara para uno u otro porque ninguno pudo dominar más de dos rounds seguidos. Por ejemplo, luego de dos buenas vueltas anteriores de Khan, el 6º Maidana conectó dos veces al inglés, lo sacó de línea y lo forzó al amarre. Y en el 7º volvió a prenderlo con un par de fortísimos ascendentes de derecha. En el 8º y en el 9º recuperó Khan eficacia y velocidad ante un Maidana mentalmente bloqueado por no haberlo podido derribar a su rival en los asaltos previos.

Pero en el 10º sobrevino aquella paliza que puso al inglés al filo de la derrota categórica. En el 11º, Khan detuvo al santafesino con una derecha ascendente y un uno-dos. Y en el último, Maidana corrió a Khan por todo el cuadrilátero buscando asestarle la mano del nocaut. Le pegó muchos golpes durísimos. Pero no ese golpe que le hubiera dado una victoria titánica.

De última, los jurados recompensaron al boxeador que boxeó por encima del pegador que pegó. Y ésa fue la diferencia esencial. Con altibajos, Khan tuvo una mejor línea, fue más veloz y aplicó golpes más claros. En cambio, Maidana peleó apurado, sin estrategia, con un pensamiento único: meter una mano. La mano no llegó. Y por eso perdió sin que pueda reprochársele nada. Puso todo lo que había que poner (potencia, coraje, corazón, determinación ganadora). Lo que no puso (inteligencia, variantes, rapidez, calidad) es porque no lo tiene. Ni lo tendrá.

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