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Lunes, 7 de diciembre de 2015
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Jesús Cuellar retuvo su título de los plumas por quinta vez

El único que se pudo salvar

El hombre de José C. Paz derrotó por puntos en fallo unánime al retador puertorriqueño Jonathan Oquendo y mantiene el cetro de la Asociación. Con resultados internacionales para el olvido en 2015, éste es el más resonante.

Por Daniel Guiñazú
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Cuellar conecta con su mano izquierda en la cara de su adversario en la noche de Nueva York.

Jesús Cuellar dio la cara por el boxeo argentino. Y le salvó la ropa en un 2015 de olvidables resultados internacionales. El zurdo del barrio Santa Paula de José C. Paz ganó en la madrugada de ayer su sexta pelea consecutiva en los Estados Unidos, la segunda en el año. En el Barclays Center de Brooklyn (Nueva York) derrotó ampliamente por puntos en fallo unánime al retador puertorriqueño Jonathan Oquendo, y retuvo por quinta vez su título de los plumas de la Asociación Mundial. Más que suficiente todo como para señalarlo, sin dudas y ya mismo, como el boxeador más destacado de los últimos 12 meses en nuestro país.

De ninguna manera, Cuellar es un superdotado dentro del cuadrilátero. Pero ha demostrado ser un pugilista inteligente: ha sabido escuchar a su manager Sebastián Contursi y ha tomado buenas decisiones. A diferencia de Lucas Matthysse por ejemplo, que prefiere entrenarse en Junín y viajar sólo para cada combate, Cuellar viene concentrando su preparación en Los Angeles (California). Y aunque por desavenencias personales, esta vez no estuvo Robert García como voz cantante en el rincón (lo reemplazó el argentino Juan Ledesma asistido por el segundo de García, Donald Leary), la calidad de la puesta a punto estuvo fuera de toda discusión: hubo aire de sobra para encarar la pelea (apenas se observó cierta lógica fatiga en los dos o tres rounds finales) y la evolución técnica resultó indiscutible.

Cuellar ya no sale a buscar el nocaut a ciegas. Trabaja para lograrlo por decantación. Y aunque nunca lo tuvo conmovido a Oquendo, acumuló ventajas muy claras a partir de sus combinaciones de tres golpes, su izquierda sumamente activa y, sobre todo, sus piernas ágiles para salir a los costados y fabricarse ángulos nuevos. Dos de los jurados, John Mc Kaie y Kevin Morgan, lo vieron ganador por 116 a 111, mientras que la señora Robin Taylor le dio todos los rounds y arribó a un 120-107. Para Líbero, Cuellar triunfó por 118 a 109.

Con el panorama despejado, Cuellar quiere peleas grandes en 2016. Puede unificar su corona de la Asociación con el supercampeón mexicano Leo Santa Cruz o intentar el cetro del Consejo ante el estadounidense Gary Russell. Y hasta atreverse a una defensa taquillera ante el ex bicampeón azteca Abner Mares. Pero no durará mucho entre las 126 libras: su idea es hacer uno o dos combates más como campeón pluma y saltar al peso liviano junior para entrar en categoría con menor esfuerzo. Cuellar se ha ganado el derecho a soñar su futuro. Ha logrado hacer pie en el mundo hipercompetitivo del boxeo estadounidense y que lo miren con respeto los jefazos de la televisión. No es poca cosa viniendo de donde viene.

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