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Lunes, 24 de diciembre de 2007
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HAY QUE SER BUENO PARA SUPERAR A GINOBILI...

SCOLA

Hizo pie en la NBA pero, por sobre todo, puso a la Selección en el camino de la defensa de la medalla de oro olímpica.

Por Ariel Greco
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La clasificación de la Selección Argentina para los Juegos Olímpicos no pintaba sencilla. Con siete bajas en el plantel, el panorama era complicado, sobre todo porque entre los ausentes figuraban los líderes del equipo, como Emanuel Ginóbili, Juan Ignacio Sánchez, Andrés Nocioni o Fabricio Oberto. Sin embargo, en septiembre, el Preolímpico de Las Vegas sirvió para que Luis Scola asumiera su rol de estrella, arrastrando al equipo de Sergio Hernández a la clasificación a Beijing, para poder defender la medalla dorada obtenida cuatro años antes, en Atenas.

“Yo siempre fui igual, no siento que haya cambiado”, fue la reflexión del ex jugador de Ferro cuando se lo consultó por el liderazgo que había asumido en ese equipo, que se fue sin demasiadas expectativas y que regresó con el pasaporte para los Juegos. “No me siento líder, caudillo o referente. Acá cada uno cumplió su rol”, expresó con su habitual humildad, luego de la espectacular victoria ante Brasil en las semifinales, casualmente su mejor partido en el torneo. Nadie le creyó. No lo hizo Andrés Nocioni, uno de los ausentes en Las Vegas, que en su página web aseguró que “Luis demostró ser un jugador con talento y liderazgo. Tomó las riendas del equipo”. Tampoco el entrenador Hernández: “Siempre está listo y empuja a todos a trabajar”.

Y sus números en el torneo también lo contradijeron. Los 19,5 puntos que anotó le sirvieron para ser el goleador argentino y el séptimo del campeonato. Con 7,5 rebotes fue el mejor de su equipo y el sexto del certamen. Y además de integrar el quinteto ideal, la organización lo designó como el jugador más valioso de un Preolímpico que tenía figuras de la NBA como Kobe Bryant, Carmelo Anthony, LeBron James, Leandrinho Barbosa, Nené, Samuel Dalembert o Carlos Arroyo.

Claro que el plus para lograr su coronación lo brindó en la semifinal. Para dejar sentada su categoría, el salto de calidad lo dio en el partido más importante del torneo, ante Brasil, por el pasaje a Beijing. Ese sábado, con la Selección perdiendo por 11 puntos en el tercer cuarto, Scola se cargó el equipo al hombro para dar vuelta el marcador. Con 27 puntos y nueve rebotes en 40 minutos (no descansó ni un segundo), el ala pivot marcó el desequilibrio para que Argentina lograra la victoria en el clásico y la clasificación.

Esa actuación le abrió puertas. Con su incorporación a Houston ya garantizada, la franquicia lo colocó en la portada de su página web por su labor con la Selección. Ya en la NBA, consiguió anotar 20 puntos en tres ocasiones, aunque con 25 partidos jugados su promedio se estabilizó en 6,8 tantos, 4,6 rebotes y una asistencia en 18,6 minutos por noche. Incluso, una muestra perfecta de lo que significó el 2007 para Scola fue que le ganó el Olimpia de plata a Emanuel Ginóbili en el año en el que el bahiense obtuvo su tercer título de la NBA y en el que está protagonizando su mejor arranque desde que llegó a la liga estadounidense.

Ya se había consagrado en Europa, gracias a los títulos logrados con el Tau en la liga ACB. Sólo su alto contrato con el club vasco le había impedido llegar a la NBA un par de años antes. Pero en el 2007, a Luis Scola le llegó el tiempo de la consagración definitiva en la Selección Argentina y, por qué no, en la NBA.

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