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Lunes, 28 de abril de 2014
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Diálogo con Fabricio Oberto, campeón olímpico con Argentina

“Me cuesta mirar la Selección”

Tras el retiro, el ex pivot de Atenas y San Antonio asegura que sabe todo lo que sucede con el equipo de Lamas, pero sufre al verlo por TV. Luego de 20 años de trayectoria, ahora conduce su propio programa de televisión. “Era mucho más fácil jugar al básquetbol”, dice.

Por Ariel Greco
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n Oberto y Ginóbili, antes compañeros, ahora entrevistador y entrevistado. Una postal de Lado Oberto.

Suena el celular y Fabricio Oberto lo atiende. Del otro lado, Dante Spinetta le confirma el horario de la entrevista en su estudio, junto a Emanuel Horvilleur. Se pega mucho con la pactada con Juan Sasturain, pero uno de los productores aparece como bombero, adelanta unas horas la nota con el escritor y la situación queda salvada. “Se genera una adrenalina especial cuando hacemos los programas”, le cuenta a Líbero el ex pivot de la Selección Argentina de básquetbol cuando se refiere a Lado Oberto, el programa que conduce y que arrancará su segunda temporada en TyC Sports. “Así es siempre”, agrega uno de sus asistentes. “Cuando estábamos en San Antonio, lo llamó Tony Parker y a la hora estábamos grabando en su casa”, agrega para graficar la mecánica que obliga a trabajar junto al campeón olímpico.

Alejado de las canchas, Oberto encontró en los medios la forma de canalizar la emoción y el entusiasmo que le generaba jugar un partido, pero no se considera un ex basquetbolista. “Me quedo con una frase que me dijo Quique Wolff, que somos deportistas sin actividad. No sos nunca ex. Si bien no sigo todo como cuando jugaba, que estaba informado de todos los rivales, hoy miro cuando juega Manu o el resto de los argentinos, veo la Liga Nacional... Y me mantengo bien físicamente, jugando con amigos, practicando otros deportes, haciendo gimnasia, saliendo a correr. Lo que más se extraña es la competencia. Esa rutina especial de los días de partido. Pero mi vida laboral ahora pasa por trabajar en medios, con la radio, con la tele, aprendiendo cada día para saber cómo viene el paño. Hay días que digo que era mucho más fácil jugar al básquetbol”, asegura con una sonrisa el cordobés, que desde Córdoba también conduce el programa radial Bestias Mediterráneas, junto con José Palazzo.

A pesar de que su nombre como jugador le abre muchas puertas, Oberto busca la perfección, como en su etapa deportiva. “Me preparo mucho, pero lo que más me fijo en tratar de salir natural. A medida que pasa el tiempo y vas haciendo más notas, vas teniendo más cancha. Me ayudó muchísimo cuando hacía el streaming por Internet, eso me dio un poco de gimnasia. Y cuando estaba del otro lado, siempre miraba al periodista que me estaba entrevistando, para ver cómo se movía, qué hacía. Es un poco aprovechar la experiencia de 20 años desde la primera nota que me hicieron en Las Varillas. Ahora me gusta ver y escuchar entrevistas. Como en su momento disfrutaba de ver un Chicago-Lakers en los ‘90, hoy disfruto eso. Me atrapa una nota de Matías Martin, de Pergolini o de Lalo Mir. Y no sólo de tipos grossos, siempre creo que de todos se puede sacar algo interesante”, cuenta el ex hombre de Atenas, como si se tratara del scouting de su etapa de jugador.

Más allá de su nueva vida, los 20 años de trayectoria también tiran y el básquetbol sigue ocupando un lugar preferencial. Por más que le cueste mirar los partidos de la Selección Argentina, aunque se mantiene al tanto por la continuidad de sus ex compañeros. “A la Selección me cuesta horrores mirarla. En los Juegos Olímpicos no vi ningún partido. Es duro, porque todo el mundo lo está viendo y vos estás en tu casa y sabés que a esa hora está el partido”, remarca Oberto, que busca siempre una excusa para no verla. “Me voy a correr o hago alguna actividad para distraerme un poco. Son esas cosas que te marcan para siempre”, resalta con convicción.

Pese a no siempre mirar los partidos, su palabra sigue siendo una voz autorizada. “Así como te digo que no la veo, sé todo lo que pasa en el proceso”, aclara Oberto, antes de arrancar con su análisis de cara al Mundial que se viene: “Argentina está en un proceso de transición, con jugadores muy importantes, que siguen manteniendo el estilo de 2002/2004, que han vivido ese proceso y que ahora tienen que pasar el testimonio a otros jugadores, que deben ir aprendiendo y entendiendo lo que significa la imagen que tiene la Selección y no dejarla mal parada”. Por eso, a pesar de las ausencias y de la veteranía de sus principales figuras, el campeón de la NBA en 2007 pone las fichas en sus amigos. “No sé cuántos equipos querrán enfrentarse a Argentina, por sus jugadores y por su estilo de juego. Hay mucho talento y liderazgo. Luis, Manu, el Chapu, Carlitos Delfino si llega... Hay que ver si los que vienen atrás los pueden apuntalar. Pero Argentina siempre puede aspirar a lo más alto, a estar entre los cuatro o seis primeros”, vaticina con convicción.

A casi diez años del título olímpico, Oberto recuerda con nostalgia aquella gesta. “Lo primero que pienso es que el tiempo pasó volando. Y no sé si en algún momento vamos a terminar de asimilar lo que fue aquello. Hay cuatro equipos que tienen el privilegio de tener una medalla dorada y dos de esos países no existen más. Quedan Estados Unidos y Argentina. Fue algo único, lo decimos, pero no lo terminamos de asimilar.” Y en ese sentido, si bien cree que no se aprovechó todo lo que se podía, también entiende las razones de lo sucedido. “Fue todo muy vertiginoso y creo que nadie estaba preparado para sacarle el jugo a una medalla olímpica. Pero creo que esto es como el agua, que va buscando los resquicios para seguir pasando y se termina acomodando. Hoy, el básquet argentino no se lo ve como un proceso de suerte, de unos años y nada más. En la Argentina se juega bien al básquet, estén los nombres que estén. Eso es lo fundamental para seguir evolucionando. Y ahí sí mejorar la gestión, los reclutamientos y la venta del espectáculo”, remarca Oberto.

Está claro que el básquet ya no es su prioridad, pero la pasión de 20 años en el primer nivel, 15 de ellos en la Selección Argentina, un título olímpico, uno de NBA y un subcampeonato mundial dejan una marca imborrable. Por eso, ya sea en una cancha o con un micrófono, Fabricio Oberto sigue siendo una referencia ineludible del básquet nacional.

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