¡Che, Loeb, pará de ganar en Córdoba!

Domingo, poco después de las 10. Una piedra en lo alto de Traslasierra, cerca de El Cóndor, es un perfecto mirador, a 1920 metros de altura, según canta el reloj de pulsera de Jorge Del Buono, el mítico navegante de Jorge Recalde, que espera la apasionante definición del Rally de Argentina junto a Líbero. “Jorge conocía este tramo de memoria –monologa–. No me dejaba que le cantara la hoja de ruta, era fabuloso. Una sola vez se equivocó, pero de ansioso, el coche pegó de mi lado contra la piedra. Acá solía sacarles 40 segundos a los mejores pilotos del mundo. Antes había muchos buenos, Sainz, Biasion, Kankkunen, pero ahora sólo hay tres. Y uno por encima de los otros dos.” A ese uno no hay que nombrarlo. Lo conoce toda la Pampa de Achala que se extiende a los pies de la roca mientras el sol se abre paso entre la niebla demorada. Lo conoce el mundo. Es el campeón. Es Sébastien Loeb. Cuando pasa por aquí, sin arriesgar demasiado (“yo creía que iba lento pero, al ver más tarde los tiempos, me tranquilicé”), ya tiene la victoria en la guantera.

La tormenta nocturna embarró la ruta, ya suficientemente rota, agregándole un nuevo azar a la definición. Loeb no podía descansar sobre los casi 20 segundos de ventaja que le llevaba a su máximo rival, Marcus Gronholm, y menos con la neblina que no permitía ver más allá de los 20 o 30 metros en la montaña. Apenas clareó, de Mina Clavero para el Giulio Cesare, en el paisaje lunar que tanto arroba a los rallistas europeos, aumentó la ventaja a casi medio minuto. “No puedo alcanzarlo”, se resignaba Gronholm. Y tras asombrar a Del Buono en El Cóndor, a la altura de Copina ya acumulaba 40 segundos. El Rally de Argentina estaba conquistado, por tercera oportunidad consecutiva. Y todavía faltaba la tremenda ovación en el Estadio Olímpico de Córdoba. “Este rally me gusta porque la ruta es interesante, hay un poco de todo: vados, saltos, partes de velocidad. Se siente que los espectadores aquí son verdaderos fanáticos del rally, y somos muy bienvenidos”, acepta el campeón, cuyo triunfo no eclipsó otro tan meritorio como el suyo.

“Acá en Córdoba –cuenta Hugo Falivene, un viejo amigo de Recalde– al Coyote Villagra no se le da la trascendencia que tiene. Todos hablan de Pozzo, Ligato, el Tango Rally Team, y lo ignoran, aun cuando es el mejor.” El ex motocrossista ganó por segundo año consecutivo el Grupo N de Producción, volvió a derrotar a los pilotos del TRT y se consolidó como el mejor piloto de rally de la Argentina: no son pocos los fanáticos que desean verlo correr un World Rally Car. “La idea está, ya estuve en conversaciones –explica–, si tuviera el dinero correría mañana mismo. Sería bueno, después de dos victorias en Grupo N, poder hacerlo el año que viene. Esta es una mejor victoria que la de 2006, porque había muchos más buenos pilotos a los que vencer.”

Hubo susto cuando en la niebla una goma golpeó contra la piedra (“como Recalde 20 años antes”), pero Villagra mantuvo el coche desalineado sobre la ruta (“se rompió un tensor y creí que la victoria se me escapaba”), sostuvo la lucha con el japonés Arai (que llegó a colocarse a sólo 3s4 en Copina) y finalmente lo venció por 9s3. “Vine peleando tramo a tramo.”

Esa victoria contrastó con el pobre papel del equipo Munchi’s Ford (terminaron últimos en la categoría máxima), con Raies noveno (a 18m) y Pérez Companc décimo (a 46m), y la nueva decepción del Tango, siempre con material de primera pero con pilotos que se equivocan a menudo. Pozzo terminó cuarto en el Grupo N, a más de tres minutos de Villagra y Ligato fue quinto, a casi cinco minutos. Y encima Nalbandian no fue a Roma.

LA CARRERA

Rally. 6ª fecha, Argentina.

23 PPEE, 230 km.

Ganador de Grupo N: Federico Villagra (Mitsubishi Lancer Evo IX).

Campeonato: Loeb, 48 puntos; Gronholm, 45; Hirvonen, 36; Sordo, 22; P.Solberg, 15.

Mundial de marcas: Ford, 81 puntos; Citroen, 72; Stobart-Ford, 30; Subaru, 29.

Próxima fecha: 18 de mayo en Cerdeña.

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