Lunes, 27 de diciembre de 2004

Uno de los hechos más destacados de este 2004 que comenzó a despedirse fue, sin duda, la consagración de Gastón Gaudio en el Abierto de Francia. El legendario torneo de Roland Garros quedó en manos de un argentino por primera vez desde que Guillermo Vilas lo consiguió en 1977, con el agregado que el otro finalista fue Guillermo Coria, el mejor del país en el ranking mundial. Este episodio le devolvió al tenis nacional un título de los “grandes” luego de 25 años, tras aquel Abierto de Australia conseguido por Guillermo Vilas. El despegue de esta camada hizo que se cerrara el año con tres argentinos entre los diez primeros y con cuatro entre los once mejores jugadores del planeta.
Esa final en París terminó de confirmar el excelente nivel que mantuvieron los argentinos, en una temporada que los ubicó como protagonistas de los certámenes más importantes. De esa manera, Coria se posiciona hoy como número siete del mundo, Nalbandian en el noveno lugar, Gaudio un puesto más abajo y Guillermo Cañas finalizó undécimo, luego de un final de año extraordinario.
El mayor inconveniente que padecieron los tenistas fueron las lesiones. En algún momento de la temporada, los principales jugadores debieron permanecer inactivos y eso les impidió poder seguir creciendo aún más, justo cuando se encontraban en momentos culminantes.
Cuando parecía que la cuenta pendiente con la Copa Davis podía ser saldada, Argentina se despidió en los cuartos de final ante Bielorrusia, después de un categórico 5-0, en la ciudad de Minsk. La eliminación volvió a desarrollarse en medio de la polémica, a partir de la negativa de participar de algunos jugadores por distintos problemas físicos.
Pero además del gran impacto de Gaudio, quien también se quedó con la Copa Argentina la semana pasada, entre los puntos más destacados se encuentra el triunfo de Coria en Buenos Aires, que por primera vez quedó en poder de un jugador local. Encima, los últimos meses de Cañas abren grandes expectativas para el año próximo. Y también dejaron una buena imagen los progresos de Juan Mónaco, quien debutó en el circuito profesional, y la maduración de José Acasuso, que se adjudicó el Abierto de Rumania.
Entre las mujeres, Paola Suárez alcanzó un lugar entre las diez primeras en single y finalizó como la mejor del mundo en dobles, junto a la española Virginia Ruano Pascual, por segunda temporada consecutiva. La gran revelación fue la joven nacida en Tigre, Gisela Dulko, quien consiguió instalarse 33ª en el escalafón de la WTA. En la Copa Federación, Argentina perdió en la segunda ronda, en Buenos Aires, frente a la poderosa Rusia, que luego se consagró campeón.

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