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Lunes, 18 de abril de 2005
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Una tormenta de polvo de ladrillo

Guillermo Coria no pudo contra el torbellino que fue su rival, el español Rafael Nadal, en la final del Masters Series de Montecarlo. “Es el mejor jugador del momento sobre polvo”, aceptó el santafesino.

Por Bill Scott
Desde Montecarlo

Rafael Nadal logró imponerse en la final del Masters Series de Montecarlo a Guillermo Coria, que disputaba su tercera final consecutiva en el torneo monegasco. El español, segundo en la Carrera de Campeones este año, se impuso al defensor del título 6-3, 6-1, 0-6 y 7-5, con lo que se adjudicó su tercer título de la temporada sobre polvo de ladrillo, tras los de Costa do Sauipe y Acapulco, en febrero.
El mallorquí de 18 años ratificó que está para meterse de lleno en la elite del tenis, en una tarde gris y con ocasionales lloviznas en Montecarlo. Desde que el sueco Mats Wilander lo hiciera en 1983, ningún tenista había alzado tan joven el cetro del Principado.
“Esta es mi primera victoria importante. Recordaré cada cosa sucedida durante esta semana”, dijo Nadal tras la larga batalla con Coria (6º), que se extendió durante más de tres horas.
“Si el partido hubiera durado más, hubiera podido inquietarlo porque empezaba a verlo cansado”, explicó el argentino, que le achacó a la lluvia su mal comienzo. Aunque el argentino tampoco quitó mérito a su rival: “No hay que olvidar que jugué contra el mejor tenista de polvo de ladrillo del mundo y que, ya es, uno de los favoritos en París”. Coria, que buscó la interrupción del encuentro por la lluvia, perdió su concentración en discusiones interminables con el árbitro, que tuvo que llamar al supervisor para calmarlo.
“En algunos momentos, Coria puede ser difícil”, dijo Nadal sobre su rival, que jugaba su tercera final consecutiva en Montecarlo. “Tenía que hacer algo, y cuando me sentía un poco cansado, trataba de ir a la red. Es siempre una lotería para mí, pero así gané mis tres puntos de saque y volea”, explicó.
Nadal se dio el gusto de quedarse con el primer Masters Series de su carrera, tras haber estado muy cerca de lograrlo hace dos semanas sobre el cemento de Miami, donde cayó en la final ante el suizo Roger Federer, después de ir dos sets y 4-1 arriba.
El título catapultará a Nadal al puesto número 11 del ranking, pero todo hace prever, con todavía tres torneos en su agenda antes del inicio de Roland Garros, el 23 de mayo, que el español llegará a París más arriba aún en el escalafón y como uno de los grandes candidatos a quedarse con el cetro del Grand Slam sobre polvo de ladrillo.
Esta edición del torneo de Montecarlo se disputó enmarcada en el duelo por la muerte del príncipe Rainiero, un hecho que a Nadal no le pasó inadvertido. “Fue una semana difícil para todos aquí. Dedico esta victoria también a la memoria del príncipe.”
Nadal tomó el control el partido durante los primeros dos sets, y se cayó en el tercero. Pero en el cuarto no dejó escapar la posibilidad de cerrar el partido. Tuvo 34 tiros ganadores, y cometió 51 errores no forzados, ante un Coria de tenis errático, que cometió 73 errores.
Nadal admitió que su nivel cayó en el tercer set debido al cansancio. “Pero todavía quería ganarlo”, apuntó con relación al cuarto set, del que se adueñó con un tiro ganador a la línea, en su segundo match-point.
“Estoy feliz con la manera en la que estoy jugando. No estoy perdiendo demasiadas pelotas y no cometo muchos errores no forzados. Estoy contento con la mayoría de mis tiros. No me gustó mi servicio en el primer partido de la semana, pero lo fui mejorando cada día”, se sinceró el español, quien mejoró su récord del 2005 a 30-6. Sobre polvo de ladrillo, su balance es aún mejor: 20 partidos ganados, dos perdidos.

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